Hestia había dejado sus maletas listas junto a la puerta del cuarto que compartía con su hermano. Ese día era el cumpleaños de Harry y Hestia lo había llenado de regalos de todo tipo hasta tal punto que la habitación se veía más amueblada.
Bajó a la cocina, los Dursley estaban algo nerviosos por la cena que tendrían esa noche con un constructor rico y su esposa, deseando poder obtener un pedido descomunal, pues su empresa fabricaba taladros.
—Creo que deberíamos repasar todo otra vez. Tendremos que estar en nuestros puestos a las ocho en punto. Petunia, ¿tú estarás...?
—En el salón, —Hestia pasó por el marco de la muerta, observándolos divertida.— esperando para darles la bienvenida a nuestra casa.
—Bien, bien. ¿Dudley? —Hestia se sentó en una de las sillas y se sirvió un vaso de jugo.
—Estaré esperando para abrir la puerta. "¿Me permiten sus abrigos, señor y señora Mason?"
—¡Les va a parecer adorable! —Su tía Petunia gritó entusiasmada.
—Excelente, Dudley. —Y finalmente, su tío fijó sus redondos ojos en Harry, quien los miraba aburrido. — ¿Tú?
—Me quedaré en mi dormitorio, sin hacer ruido para que no se note que estoy. —La voz le sonó monótona.
—Exacto. —Vernon escupió con crueldad y se volteó hacia Hestia. —¿Y tú, niña?
Hestia tragó el líquido. —Me iré media hora antes de que los Mason pongan un pie en la acera.
Tío Vernon sonrió, feliz de que al menos una de las dos anomalías que vivían con él no podría arruinar su perfecta noche. —Yo los haré pasar al salón, te los presentaré, Petunia, y les serviré algo de beber. A las ocho quince...
—Anunciaré que está lista la cena. —Petunia lo interrumpió.— Y tú, Dudley, dirás...
—¿Me permite acompañarla al comedor, señora Mason? —Dudley extendió su brazo, ofreciendo su grueso brazo a una mujer invisible.
—¡Mi caballerito ideal!
—¿Y tú? —Vernon volvió a preguntarle a Harry con brusquedad.
—Me quedaré en mi dormitorio, sin hacer ruido para que no se note que estoy. —Repitió cual loro.
—Exacto. Y tú, mocosa, más te vale que te vengan a buscar a la hora que has dicho o dormirás bajo la alacena otra vez. —La apuntó con el dedo. Volvió a mirar a su familia con una sonrisa. —Bien, tendríamos que tener preparados algunos cumplidos para la cena. Petunia, ¿sugieres alguno?
—"Vernon me ha asegurado que es usted un jugador de golf excelente, señor Mason..." "Dígame dónde ha comprado ese vestido, señora Mason..."
—Perfecto... ¿Dudley?
—¿Qué tal: «En el colegio nos han mandado escribir una redacción sobre nuestro héroe preferido, señor Mason, y yo la he hecho sobre usted»?
Su tía Petunia rompió a llorar de la emoción y abrazó a su hijo, Hestia rió al ver cómo Harry escondía la cabeza debajo de la mesa para que no lo vieran reír.
—¿Y tú, niño?
—Me quedaré en mi dormitorio, sin hacer ruido para que no se note que estoy.
—Eso espero. Los Mason no saben nada de tu existencia y seguirán sin saber nada. Al terminar la cena, tú, Petunia, volverás al salón con la señora Mason para tomar el café y yo abordaré el tema de los taladros. Con un poco de suerte, cerraremos el trato, y el contrato estará firmado antes del telediario de las diez. Y mañana mismo nos iremos a comprar un apartamento en Mallorca. —Vernon volvió a dirigirse a Hestia. —Y tú, sí esa familia se demora tan solo un minuto, te juro que-
Hestia gruñó.
—Vernon, los Selwyn estarán tocando a la puerta a las siete y cuarenta y cinco. Y yo que tu paro con las absurdas amenazas, a menos de que quieras que pronuncie la palabra con "M".
Magia, esa era la palabra prohibida en la casa número 4 de Privet Drive, una simple e inofensiva palabra que aterrorizaba a los Dursley.
—Como te atrevas... —Su tío calló, temeroso de lo que pudiera hacer su sobrina. Rascó su cabeza y continuó con la discusión. —Bien, voy a ir a la ciudad a recoger los esmóquines para Dudley y para mí. Niño, mantente fuera de la vista de tu tia mientras limpia. Niña, ayuda a tu tía con la limpieza.
Mucho más tarde, Hestia escuchó gritos provenientes del patio y se aproximó a la ventana para ver mejor. Harry estaba gritando cosas sin sentido, mientras movía los dedos de una forma extraña y señalaba el seto, su primo lo miraba horrorizado, gritando el nombre de su madre y trastabillando hasta llegar a ellas.
—¡Mamá, Harry está haciendo lo que tú sabes! —Hestia frunció el ceño, ¿tan poco originales pensaban que eran los magos, para pensar que sus hechizos se basaban en "Abracadabra, pata de cabra" y "Patatum, patatam"?
Su tía corrió hasta donde se encontraba Harry con una sartén a medio enjabonar en la mano, con Hestia pisándole los talones. Petunia se aseguró de que nada de magia había sido utilizada, ya tranquila, trató de golpear a Harry en la cabeza con la pesada sartén. Afortunadamente, Hestia logró tomarla de la punta del vestido, haciéndola perder el equilibrio, y Harry logró correrse lo suficiente para salir ileso.
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Hestia había bajado sus maletas a la entrada, faltaban seis minutos para que la aguja más larga se apoyara en el 9. Calliope reposaba en su gran jaula mientras ella controlaba con un papel las cosas que había empacado.
Alguien tosió detrás de ella, Harry tenía la vista fija en el suelo y lucía triste. —Hestia, ¿tienes un minuto?
Miró nuevamente el reloj, cuatro minutos. Asintió. —Por supuesto James, tengo un par.
La dirigió hacia el cuarto, ambos se sentaron en la cama. —Creo que Ron y Hermione ya no me quieren.
Hestia rodó los ojos internamente, sin creer que se había encontrado a sí misma esperando una disculpa por parte de Harry. Puso una sonrisa. —¿Por qué lo dices, Jamie?
—Bueno pues... no me han escrito en lo que va de las vacaciones, y hoy es mi cumpleaños... —Hestia frunció el ceño, extrañada.
—No creo que se hayan olvidado de tí Harry, Hermione no tiene ninguna lechuza y Ronald... bueno, sé que tienen una, pero es un poco torpe, quizás dejó las cartas en la casa equivocada.
Harry asintió, no muy convencido. —Es que me dijeron que me escribirían.
Hestia suspiró, tratando de buscar alguna explicación. —O quizás nuestros tíos están escondiendo tus cartas. —Harry formó una recta línea con sus labios, pensante.
—Pero tú sí recibes las tuyas.
Hestia sonrió. —Porque sus lechuzas llegan por la noche y picotean mi ventana. O utilizo a Callie, ella no necesita volar distancias para entregar mis cartas.
—Entonces, ¿realmente crees que no se olvidaron de mi cumpleaños? —Un pequeño destello cruzó los ojos esmeraldas de Harry.
—Jamás se olvidarían de ti, Jamie. Nadie lo haría.
Escucharon el timbre y los gritos de Vernon. Los hermanos se miraron entre ellos.
—Yo debo quedarme aquí, antes de que aparezcan los Mason y el tío Vernon me cuelgue del techo. —Hestia soltó una pequeña risa. —Cuidate.
—Tu también Jamie, en especial tu. Y no te preocupes, te enviaré cartas con Calliope todos los días. —Lo abrazó y besó su frente, Harry se removió incómodo. —Volveré pronto.
Hestia corrió escaleras abajo y se lanzó a los brazos de Laurent.
—¿Tienes todo? —Asintió y tomó sus cosas. —Vamos, mamá nos espera en el auto.
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𝚃𝚑𝚛𝚘𝚞𝚐𝚑 𝚢𝚘𝚞𝚛 𝚎𝚢𝚎𝚜 - ʰᵃʳʳʸ ᵖᵒᵗᵗᵉʳ ᵘⁿⁱᵛᵉʳˢᵉ
Fanfiction[ pausada ] 𝘏𝘌𝘚𝘛𝘐𝘈 𝘗𝘖𝘛𝘛𝘌𝘙 | ❛𝐲𝐨𝐮 𝐬𝐚𝐯𝐞 𝐞𝐯𝐞𝐫𝐲𝐨𝐧𝐞, 𝐛𝐮𝐭 𝐰𝐡𝐨 𝐬𝐚𝐯𝐞𝐬 𝐲𝐨𝐮?❜ GOLDEN TRIO ERA #18 en lestrange 13/10/2020 #2 en magia 26/02/2021