¡ ᶜʰᵃᵖᵗᵉʳ ᶠⁱᵛᵉ

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—Oh Hestia, mira, por allí está Harry, dile de mi parte que se puede ir al carajo, gracias linda.

Hestia soltó una carcajada, se despidió y se acercó a Harry. Estaba acompañado por algunos de los Weasley, Hermione Granger y Draco Malfoy. Quiso abrazarlo y llorar de felicidad porque se encontraba bien, pero recordó lo preocupada que la había tenido por todo ese tiempo, y dejó que la ira se apoderara de ella.

—¡James! —Varios pares de ojos se posaron en ella. Se acercó lo suficiente y se cruzó de brazos. —Se te hace divertido, ¿no es cierto?

Harry y Hermione hablaron a la vez.

—¿Qué hice ahora?

—¿Cómo has estado?

—Muy bien Herms, pero ahora no. —Hestia bufó. —¿Qué qué has hecho? ¡No respondiste a ninguna de mis cartas! ¿Tienes idea de lo preocupada que estuve, Harry Potter? ¡Por supuesto que no, porque estabas muy contento con los Weasley! Fui a buscarte, ¿sabías? Me tuvieron ahí encerrada cumpliendo con tu castigo hasta que me sacaron de ahí, ¡vaya sorpresa me llevé al subir a nuestro cuarto y ver que no estabas ahí!

—Yo...

—¡Tu nada! Es decencia y algo de sentido común lo que te pido, James, no te costaba absolutamente nada avisarme que te estabas quedando con ellos. —Señaló a los pelirrojos que los acompañaban. —Entiendo que aún te sientas incómodo conmigo, pero sigo siendo tu hermana Harry, necesito saber que te encuentras bien.

—Sí, lo siento Hestia. —Harry rascó su brazo. Podía ver la tensión que había causado en los presentes al gritarle de esa forma, pero no le importaba. Le echó una mala mirada a su hermano. Bufó resignada y sonrió.

—Ahora, ¿dónde están mis modales? Es un gusto verte Herms, y a ti también Ginny, ¿cómo has estado? —Les dio un corto abrazo a ambas y miró a los dos chicos que faltaban, les inclinó la cabeza en forma de saludo. —Ronald, Malfoy.

El rubio soltó una risa. —Hestia Potter, parece que tu trabajo como cuidadora de idiotas es algo agotador, ¿eh?

—No lo sé Draco, aún no he excedido el límite, mientras no tenga que hacerme cargo de ti supongo que estaré bien. —Ronald rió y Malfoy la miró molesto.

—¡Ron! —El señor Weasley, Arthur, se acercó a ellos a duras penas seguido de los gemelos. —¿Qué haces? Vamos afuera, que aquí no se puede estar.

—Vaya, vaya, ¡si es el mismísimo Arthur Weasley! —Hestia contempló al hombre alto, vestido de prendas elegantes y costosas, su cabello liso, largo y platinado, como el de Draco, llamó su atención. Estaba segura que podría competir contra Gilderoy Lockart y salir ganando.

El señor Malfoy colocó su mano sobre el hombro de Draco y lo echó para atrás. Solo entonces la mirada curiosa de Hestia cayó en los ojos grises que tanto le gustaban. Cepheus Lestrange venía con ellos.

—Lucius. —El señor Weasley lo saludó fríamente. El señor Malfoy observó con detenimiento a los niños y adolescentes, sus ojos celestes chocaron con los de Hestia, sonrió de lado.

—Vaya, vaya... un nuevo rostro, pelirroja pero bien vestida, tú no eres ninguna Weasley, niña. ¿Qué hacés juntandote con esta gente?

La punta del bastón que traía Lucius corrió con poca delicadeza uno de los mechones rojizos de Hestia. Se apartó, sonriendo con amabilidad.

—Soy Hestia Potter, señor Malfoy, la hermana mayor de Harry. —Extendió su mano, el hombre la estrechó gustoso. —Comparto clases con su sobrino.

—Puede que te hayan mencionado, sí... y dime, pequeña, ¿cuál es tu casa?

—Ravenclaw, señor. —Lucius asintió, pensando que podría haber sido mejor pero aún así, no estaba tan mal. Se giró de nuevo hacia el señor Weasley.

—Mucho trabajo en el Ministerio, me han dicho. Todas esas redadas... supongo que al menos te pagarán las horas extras, ¿no? —Se acercó al caldero de Ginny y sacó de entre los libros nuevos de Lockhart un ejemplar muy viejo y estropeado de la Guía de transformación para principiantes. —Es evidente que no. Querido amigo, ¿de qué sirve deshonrar el nombre de mago si ni siquiera te pagan bien por ello?

El señor Weasley se puso aún más rojo que Ronald y Ginny. —Tenemos una idea diferente de qué es lo que deshonra el nombre de mago, Malfoy.

—Es evidente, —le echó una disgustada mirada a los padres de Hermione. —por las compañías que frecuentas, Weasley... Creía que ya no podías caer más bajo.

Entonces el caldero de Ginny saltó por los aires con un estruendo metálico; el señor Weasley se había lanzado sobre el señor Malfoy, y éste fue a dar de espaldas contra un estante. Docenas de pesados libros de conjuros les cayeron sobre la cabeza. Fred y George gritaban: «¡Dale, papá!», y la señora Weasley exclamaba: «¡No, Arthur, no!». La multitud retrocedió en desbandada, derribando a su vez otros estantes.

—¡Caballeros, por favor, por favor! —gritó un empleado.

Hestia pensó que la situación era ridícula, se alejó de todo el estruendo y se posó junto a Cepheus. Sonriendo, le preguntó: —¿Cómo has estado?

—Tú qué crees. —Hestia reparó en sus ojeras, habían regresado, su cabello estaba algo largo pero sin pasarse de la mitad de la nuca. Carraspeó. —Lo siento, estoy algo agotado. Tampoco me deja muy bien que mi tío esté peleando a lo muggle con ese tipo.

Hestia solo pudo asentir, viendo cómo Hagrid se había unido y trataba de separarlos. —Entiendo.

Cepheus giró su cabeza en su dirección. —¿Irás a Hogsmeade?

—¿Cuando estemos cursando? —Hestia negó. —Tuve algunas... complicaciones, y mis tíos no pudieron firmar el papel.

—Oh. —Lestrange la miró de arriba a abajo, deteniendo sus ojos por unos segundos en sus quemaduras. Volvió a mirarla a los ojos con una mueca. —Estás más huesuda.

Hestia alzó las cejas y sus labios formaron una mueca. —¿Disculpa?

—Quiero decir, ya eres delgada de por sí, como Harry, pero te ves... ya sabes, más delgada de lo normal, creo. —Se rascó la nuca, nervioso. Hestia soltó una risilla.

—No le prestes atención a eso, no fue nada grave. —La miró a los ojos por un par de segundos, como si tratase de ver algo detrás de ellos. Abrió su boca, pero por ella solo salió una exclamación. Los ojos de Hestia se dirigieron a la escena de la pelea, el señor Weasley tenía un labio partido y al señor Malfoy una Enciclopedia de setas no comestibles le había dado en un ojo.

Lucius todavía sujetaba en la mano el viejo libro sobre transformación. Se lo entregó a Ginny, con la maldad brillándole en los ojos.

—Toma, niña, ten tu libro, que tu padre no tiene nada mejor que darte.

Librándose de Hagrid, que lo agarraba del brazo, hizo una seña a Draco y salieron de la librería.

Lestrange miró una última vez a Hestia. —Debo irme, nos vemos en Hogwarts, Potter.

Hestia lo despidió, y volvió, escuchando los gritos de la señora Weasley, con las Berkshire. Antheia se encontraba de brazos cruzados.

—Por suerte, nos aseguraste que te concentrarías en otros chicos. —Athenea bufó y Hestia le dio una tímida sonrisa. —Cariño, debes avanzar de ahí, Lestrange es un tipo raro, imposible saber qué quiere. Y hasta que se decida, tu debes disfrutar de la vida como Merlín manda.

𝚃𝚑𝚛𝚘𝚞𝚐𝚑 𝚢𝚘𝚞𝚛 𝚎𝚢𝚎𝚜 - ʰᵃʳʳʸ ᵖᵒᵗᵗᵉʳ ᵘⁿⁱᵛᵉʳˢᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora