𝚃𝚑𝚛𝚘𝚞𝚐𝚑 𝚢𝚘𝚞𝚛 𝚎𝚢𝚎𝚜 - ʰᵃʳʳʸ ᵖᵒᵗᵗᵉʳ ᵘⁿⁱᵛᵉʳˢᵉ

¡ ᶜʰᵃᵖᵗᵉʳ ᵉˡᵉᵛᵉⁿ

—¿Estás segura de esto? —Calypso estaba tensa.

—Por supuesto que sí, Potter. —Llevó sus manos a su cabello, trenzandolo.

—¿Al menos quemaste la carta?

—Aún no. —Hestia suspiró.

—Caly, si una de tus compañeras de cuarto encuentra esa carta y se la lleva a Snape...

—Lo sé, lo sé. Es solo que, —se rascó la nuca. —me gusta guardar las cartas de mi padre, no porque me escribe, sino para recordar la clase de persona que es.

Hestia apoyó su mano en el hombro de su amiga. —Lo entiendo, pero lo que harás es ilegal, si quieres conservarla, al menos tacha las partes explícitas, ¿de acuerdo?

Calypso asintió. Sus pies se detuvieron frente a la entrada de la biblioteca.

—¿Traes el permiso? —Hestia asintió y se lo mostró. —Perfecto, tu habla con Pince, a mí me odia.

—Tu te lo buscaste, vomitaste sobre uno de sus libros. —Calypso le chistó.

—Acordamos que no volveríamos a hablar de eso. —La fulminó con la mirada, causando una carcajada en Hestia.

—Lo siento, lo siento. —Entraron a la biblioteca y se acercaron a Madam Pince, esta las observó con desagrado. —Buenas tardes, tenemos el permiso del profesor Lockhart para sacar este libro de la Sección Prohibida.

La bibliotecaria se quejó, lo más probable era que la mayoría de los alumnos estuvieran usando la idiotez del profesor para conseguir permisos, y Hestia no los culpaba en absoluto, era su año de suerte y no pensaba desperdiciarlo quedándose atrás. Madam Pince se aseguró que se trataba de un certificado auténtico y se metió entre las estanterías, regresando unos pocos minutos después con un pesado y antiguo libro entre sus manos. Hestia lo tomó y lo metió en su mochila, le sonrió a Calypso y, a paso lento para mantener al libro a salvo, salieron de la biblioteca.

—Bien, ¿adónde vamos? —Hestia la miró expectante.

—Al baño de Myrtle, nadie entra a ese baño así que podremos leerlo tranquilas. —Hestia asintió y bajaron hasta el primer piso y se metieron al baño, para su sorpresa, Myrtle no se encontraba allí por lo que dedujeron que se encontraba huyendo de Peeves otra vez.

Se sentaron en el piso con la espalda apoyada en la pared, Hestia sacó el libro y lo puso en medio de ambas.

—Bien, ¿traes el pergamino? —Calypso asintió y sacó de su bolso dos plumas, tinta y un pergamino, lo rompió a la mitad y le entregó la otra parte junto a una de las plumas. —De acuerdo, primero anota los ingredientes de la poción y yo anotaré los pasos y el orden.

Calypso le echó una rápida mirada a los ingredientes. —Tendré que pedirle a padre que me consiga la crisálida de polilla, por lo demás, estaremos bien.

Hestia hizo una mueca. —¿Existe un hechizo para pronosticar el tiempo? Necesitarás una tormenta eléctrica, y en la noche de luna llena no debe estar nublado.

Su amiga bufó. —No importa, me preocupa más tener aliento a hoja de mandrágora por el resto de mi vida.

Escucharon voces y se levantaron rápidamente. Hestia la tomó de la mano y, levitando todas sus cosas, la metió dentro de un cubículo. Escucharon pasos, algo de movimiento y páginas de un libro ser pasadas con rapidez.

—¡Aquí está! —Reconocieron la voz de Hermione. —Ésta es la poción más complicada que he visto nunca... Crisopos, sanguijuelas, Descurainia sophia y centinodia, bueno, no son difíciles de encontrar, están en el armario de los estudiantes, podemos conseguirlos.

Hestia y Calypso compartieron miradas.

—¡Vaya, miren, polvo de cuerno de bicornio! No sé dónde vamos a encontrarlo, piel en tiras de serpiente arbórea africana... eso también será peliagudo y por supuesto, algo de aquel en quien queramos convertirnos.

—Perdona. —Ronald la interrumpió. —¿Qué quieres decir con «algo de aquel en quien queramos convertirnos»? Yo no me voy a beber nada que contenga las uñas de los pies de Crabbe.

—De momento, todavía no tenemos que preocuparnos porque esos ingredientes los echaremos al final.

Hestia lo comprendió, iban a preparar la poción multijugos.

—¿No te das cuenta de cuántas cosas vamos a tener que robar, Hermione? Piel de serpiente arbórea africana en tiras, desde luego eso no está en el armario de los estudiantes, ¿qué vamos a hacer? ¿Forzar los armarios privados de Snape? No sé si es buena idea...

Escucharon a Hermione cerrar el libro con un ruido seco. —Bueno, si van a acobardarse los dos, pues está bien. Yo no quiero saltarme las normas, ya lo saben, pero pienso que aterrorizar a los magos de familia muggle es mucho peor que elaborar un poco de poción. Pero si no tienen interés en averiguar si el heredero es Malfoy, iré derecha a la señora Pince y le devolveré el libro inmediatamente.

Se produjo silencio. Sintió a Calypso removerse en su lugar.

—No creí que fuera a verte nunca intentando persuadirnos de que incumplamos las normas. Está bien, lo haremos, pero nada de uñas de los pies, ¿de acuerdo?

—Pero ¿cuánto nos llevará hacerlo? —Hestia contuvo la respiración cuando escuchó la voz de Harry.

—Bueno, como hay que agarrar la Descurainia sophia con luna llena, y los crisopos han de cocerse durante veintiún días, yo diría que podríamos tenerla preparada en un mes, si podemos conseguir todos los ingredientes.

—¿Un mes? ¡En ese tiempo, Malfoy puede atacar a la mitad de los hijos de muggles! —Ronald suspiró. —Pero es el mejor plan que tenemos, así que adelante a toda máquina.

Ronald carraspeó, y escucharon su intento de susurro: —Sería mucho más sencillo que mañana tiraras a Malfoy de la escoba.

No pasó mucho tiempo cuando los escucharon irse, esperaron cinco minutos más por si acaso antes de salir del cubículo.

—No puedo creer que tu hermano piense que Malfoy es el heredero de Slytherin. —Calypso gruñó. —No hay que ser un genio para entender que debe ser uno de primer año sin familia en otros años. Sino, esto hubiera sucedido mucho antes.

Se dejó caer en el suelo, Hestia se mantuvo callada por unos minutos mirando un punto fijo. Soltó un grito de exasperación y cayó junto a Calypso.

—Les encanta complicarme la vida.