Capitulo 18

3K 352 58
                                    




Pedir ayuda a Macario Valdés es asegurarse la asistencia de Lupe Valdés, no podían comprar los regalos de los niños si nadie los entretenía, por suerte y con el excesivo marketing de juguetes conforme se acercaban las fechas, tanto Mateo como las niñas decían lo que iban a pedirle a santa, de todas formas, preguntaron, así como si fuesen unas madres curiosas mientras estaban de camino al centro comercial. Fue una de las pocas veces que Valentina sacó el coche familiar, una Mercedes Vito de 9 plazas, mayormente prefiere ir en taxi y pasar de conducir, pero aquel día eran demasiados y salía más económico si conducía ella:

— ¿qué le vas a decir a Santa?

Preguntó Valentina. Juliana iba de copiloto, Lupe y Macario iban en los asientos de atrás con Mateo al lado, en medio estaban las tres niñas, todos en sus sillas de seguridad y con la norma de no quitarse el cinturón en ninguna circunstancia. Los niños comenzaron a hablar a la vez emocionados, desde que supieron que iban a ver a Santa:

— Ya, ya— paró Juliana— de uno en uno de mayor a menor, Mateo habla primero

Mateo sonrió y dijo con seguridad:

— Le voy a pedir un móvil

Valentina aprovechó que tuvo que hacer un stop en un semáforo para mirar por el retrovisor central:

— Santa sabe que ese es uno de esos regalos prohibidos hasta que tengas mínimo 12 años

Mateo y Mariana bufaron, al parecer les chafó la ilusión:

— en ese caso quiero un patinete

Mariana era la más princesita de todas, tenía una fijación por las cosas de color rosa, por las barbies, por los ken, por los bolsos y por todo el marketing dirigido al género "femenino":

— Quiero el brazalete mágico de Frozen.

Por el contrario Valeria era más "bruta" incluso se notaba su gen Valdés por los dibujos en los que incluían deportes. Le gustaban las pelotas, los super héroes, bueno en ocasiones también los dibujos con princesas:

— Yo quiero los puños de Hulk

Valentina y Juliana se sorprendían mucho por los gustos de su hija, pero era lo que quería y no iban a cuestionarle, bueno su madre:

— Eso es de niño— dijo Lupe mirando a Valeria— una señorita tiene que pedir una muñeca, una cocinita— Valentina puso una mueca— no esos juguetes.

Valeria miró sin comprender, ni entendía que estaba mal en pedir un juguete de ese estilo o ¿por qué solo lo podían pedirlo los niños?:

— Madre— dijo un poco irritada la vaquera— mi hija puede pedir lo que quiera, los juguetes no tienen género, el género lo pones tú— Lupe chasqueó con la lengua— cariño, pídele a santa lo que quieras

Valentina entró en el parking del centro comercial, mejor no hablaba de que acabaría echando a perder el día familiar:

— Julia, peque ¿tu que le vas a decir?

— Le diré que ya le envié la carta— cierto, la carta que escribió en el hospital y que Valentina llevaba para usarla— porque la enviaste al polo norte ¿verdad?

— Por supuesto

Aseguró la rubia. Lo que hiciese falta por tener la inocencia de sus hijos intactos y si hiciese falta contratar a un actor para hacer de santa que se cuela en su casa para dejar los regalos, se contrataba.

Valentina pidió a Macario que hiciera fotos cuando los niños se sentaran junto a San Nicolás, que tenían cola para rato. Había niños y no tan niños emocionados por pedir sus deseos para navidad. Mientras Valentina y Juliana fuera a comprar los regalos, primero el patinete y como no tenían el brazalete compraron otro juguete de Forzen junto a la segunda película, en cuanto al regalo de Valeria, bueno, estaban en la era de los super héroes y se vendían muchos juguetes, tanto a niños como a gente no tan niña, a la larga acaban siendo juguetes de colección y los puños de Hulk eran uno de los más demandados, tampoco quedaban, así pues pidieron consejo al chico de la tienda, les dieron a elegir entre el guante de Thanos y el martillo de Thor, tampoco estaban muy enteradas sobre los super héroes ni si eran de Marvel o de DC. Tras hacer el pinto, pinto gorgorito ganó el guante de Thanos. Hicieron un parón en la zona de los restaurantes que estaban en el segundo piso, a lo lejos pudieron ver que se encontraban mirando un espectáculo que había de marionetas. Después comprarían el regalo de Julia y contratarían un servicio en la tienda para que los llevasen a su casa, así no levantarían sospechas, que eran niños, pero no tontos.

Mi diablesa siempre viste de rojo (Juliantina G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora