Capitulo 22

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No hacía tiempo como para bañarse en el lago, aunque sea meterse un poco para pescar. En realidad, Jacke lo hacía cada domingo, era como su ritual semanal, pero Valentina le tenía prohibido que los niños hicieran tal cosa, sobre todo Julia que aún estaba recuperándose. Así pues, Jacobo llevó a Mateo, Valeria y Julia a un embarcadero de madera, donde se sentarían y cada uno tendrían una pequeña caña de pescar, las dos pequeñas usarían unas de juguetes y sin riesgo de clavarse los anzuelos. Sin embargo, Mariana decidió quedarse con sus madres y con Lucia, ya que la pequeña consideraba esa práctica innecesaria y cruel, incluso en más de una ocasión dijo que se quería hacer vegana. Juliana no tenía ningún problema con apoyar esa decisión, no entendía nada de veganismo, pero era cuestión de informarse bien e ir a un profesional para que les guiase sobre una dieta equilibrada a base de alimentos de origen vegetal y no le faltase ningún tipo de nutrientes, sin embargo, Valentina era más reticente en ese sentido, para la rubia, Mariana estaba en etapa de crecimiento y no creía conveniente restringir ciertos alimentos beneficiosos, así pues, le dijo que haría más verdura pero que de la dieta no quitaría alimentos de origen animal.

Esa mañana las cuatro irían a dar un paseo por la orilla del lago, bien abrigadas, pues el cielo empezaba poco a poco comenzaba a encapotarse con nubes negras, a lo lejos, podía verse a una familia o se daba por hecho que era una familia, quizás era un amigo con una madre que se había acercado con su hijo a que volase la cometa, o quizás era al revés y el padre era él y ella la amiga, quizás no eran los padres y eran los tíos, hay tantas posibilidades, sin embargo, todo el mundo tiende a pensar que son una familia de un matrimonio formado por hombre y mujer junto a su hijo.

Mariana corría o caminaba un poco alejada, de vez en cuando paraba y se agachaba cuando veía algo que le llamaba la atención:

— Los mellizos— comenzó a decir Lucia mientras miraba a Mariana— van a ser igual de altos que Juliana o puede que un poco más.

Juliana que estaba agarrada de la mano de Valentina, su fiel lazarillo, se soltó y pasó su brazo por encima de sus hombros y dibujó medias sonrisa:

— Con estas botas soy un poco más alta que tú...

— Me estáis haciendo sentir como si fuese del tamaño de un taponcito.

Se quejó la rubia, Juliana amplió su sonrisa e intuitivamente acercó su rostro al de Valentina hasta depositar un dulce beso en su sien:

— Estoy segura que desde esta perspectiva también te ves hermosa...

— Pelota

Se le escucho mascullar para nada disimuladamente a Lucia, por norma general Juliana esperó que Valentina hiciese un comentario parecido, ya que de las dos la vaquera siempre había sido la más cariñosa, Valentina tiene sus momentos, pero en su justa medida, respetando su espacio personal. Para sorpresa de la vaquera la rubia se abrazó a ella y le depositó un beso en la mejilla "pues sí que las vacaciones han domado hasta la propia diablesa"

Valentina observó que Mariana se estaba acercando demasiado a la orilla del lago:

— Cariño no te acerques demasiado al agua

Dijo la rubia con la voz un poco más elevada de lo normal:

— Recuerda que puede haber cocodrilos.

Añadió Juliana en broma, aunque esto iba más dirigido para Lucia y Valentina:

— Nunca te vas a olvidar de eso ¿verdad?

Dijo Lucia mirando a Juliana, aunque esta no le devolviera la mirada:

— Nunca

Siguieron paseando hasta que llegaron al embarcadero donde estaban el resto de la familia. Jacobo ya había dicho a las niñas y Mateo que recogiesen las cosas porque por experiencia intuía que en poco iba a comenzar a llover. Tampoco habían pescado mucho y algunos por tamaño los habían devuelto al agua, le encantaba la caza y la pesca, eso no quiere decir que el hombre no hiciese caso a lo de Pezqueñines No, también se había percatado de que sus nietas disfrutaban más si soltaban a los peces que llevárselos en un cubo para luego cenarlos a la plancha, después de congelarlos un par de horas, porque después de pasar una noche en urgencias por culpa del Anisakis se le quitó las ganas de comerse el pescado fresco.

Mi diablesa siempre viste de rojo (Juliantina G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora