Capitulo 39

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Fueron momentos estresantes, pues llegado el instante la enfermera de guardia pidió desalojar la habitación, pues el horario de visitas se había acabado, pero Juliana como una usuaria o paciente más, solicitó, por decirlo de una manera más suave, porque para las enfermeras le sonó más a una exigencia, que la trasladasen de habitación, ya sea a Juliana a la habitación de Valentina o viceversa. Todo un lío, pues los seguimientos médicos de cada una eran diferentes por ello había plantas dedicadas a una especialización para que el médico no tuviese que estar para arriba y para abajo, al final dieron el visto bueno para que trasladasen a la vaquera y después de todo el paripé si el karma no se había cebado lo suficiente con nuestras protagonistas, se lo pagó una vez más teniendo que aguantar a ambas suegras, a la atea de mente liberal y a la religiosa conservadora en una habitación durante horas:

— ¿Realmente crees en eso de los signos zodiacos? — preguntó con escepticismo Lupe cuando vio que Lucia estaba mirando la sección de los signos zodiacos en la revista que tenía en la mano y leyendo en voz alta la previsión que daban para Juliana— es un puro invento.

— ¿realmente crees en un amigo imaginario llamado Dios? — preguntó Lucia con burla— si quieres que te respeten tu religión respete a los demás con sus creencias.

Valentina puso los ojos en blanco y por décima vez tuvo que intervenir, para una vez que el lio no iba con ella:

— Madre tengamos la fiesta en paz

— ¿Amigo imaginario? — Preguntó indignada Lupe— Gracias al "amigo imaginario"— dijo dibujando unas comillas con los dedos – el mundo existe ¿Quién creo la tierra si no dios?

Juliana dejó escapar un soplido ya de irritación:

— Mamá, haga el favor de parar o pediré a padre que se quede mañana.

Escuchó como Lupe comenzó a mascullar entre dientes, pero no siguió con la discusión. A Juliana le hubiera gustado dormir abrazada a Valentina, pero la última vez en que Juliana y Valentina estuvieron en una cama y en la misma habitación que Lupe, Juliana acabó con su pene partido. Resultaba demasiado incomodo, no era lo mismo estar en una reunión familiar y social todos juntos, que tener que hacer "convivencia" por largas horas aguantando a su familia.

Sobre todo, los momentos de tensión, primero la visita de los médicos de Valentina, por suerte no le había afectado demasiado la funcionalidad de sus riñones, con medicamento por una temporada y cuidarse, se recuperaría, por parte de otros especialistas también le dieron el visto "bueno" porque claro sufrir un ataque epiléptico y preclamsia en un embarazo no es moco de pavo.

Ambas deberían estar deseando que llegase el momento en que apareciera por la puerta el neurólogo de Juliana, pero las prioridades de ambas habían cambiado, ambas querían hablar con el pediatra que estaba tratando a su hija, esa a la que aún no dejaban ver.

Al parecer el Doctor Shepherd se lo tomaba todo con filosofía, pues el pediatra fue el siguiente en visitar a Valentina, que se quedó paralizado durante unos segundos al ver el percal que había montado en esa habitación, pues siendo horarios de visitas a las suegras se les sumaron los suegros, en esos instantes Valentina agradeció tener a Juliana a su lado agarrando su mano mientras escuchaba lo que tenía que decir el pediatra, siempre y cuando le dejasen hablar, pues enseguida empezaron a bombardearle a preguntas y todas sinónimas a "¿Cómo se encuentra la pequeña doctor?" tanto así que se vio obligado a alzar un poco las manos en señal de stop para cederle la palabra:

— Agradecería poder hablar con Valentina a solas

— Soy su esposa— dijo firmemente la vaquera— quiero saber cómo está mi hija

Mi diablesa siempre viste de rojo (Juliantina G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora