Capítulo12

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Considero que justo lo dejé donde más salseo había y no hablo de la pobre Valentina que chiquilla tuvo todo lo contrario. Hablo de las señoras que tienen el suficiente dinero y tiempo libre como para irse de aventura, vivir el suficientemente desmadre como para despertar entre alaridos con el temor de haber cometido el error de haberse casado y para colmo no recordarlo.

Tanto Gadot y Lizzie se levantaron de la cama alteradas y algún que otro grito se les volvía a escapar, bueno, quizás Gal paró unos segundos su drama para fijarse en el pircing que tenía la señorita Pierce en el ombligo:

— ¡Gadot!

Dijo Lizzie cuando se percató de que la doctora se le quedó mirando:

— ¿qué? Es una tragedia sí— dijo Gadot agarrando unas prendas en el suelo para taparse— pero hija si te me pones delante no te escandalices si te miro, tampoco voy a hacer nada que no quisieras— volvió a mirar a su alrededor— aunque todo apunta que tú y yo ya...

— No lo menciones

Dijo Lizzie poniendo la mano en señal de stop, la rubia francesa frunció el ceño, quizás se le hirió un poco el ego:

— Un momento, estoy tremenda— dijo señalándose— deberías de sentirte afortunada de haber catado este cuerpito europeo

— ¿Y Carol?

Le recordó la morena. En ese instante se asomaron tanto Catalina como Carol, quien tenía sus pequeñas ojeras y su mala cara por el cansancio y la resaca, Catalina tenía incluso peor cara, pero aun así tenía esa mirada maliciosa. Lizzie achicó los ojos:

— ¿Qué has hecho?

— ¿Por qué tienes que dar por hecho de que hice algo?

Gadot se acercó a Carol, era la primera vez en mucho tiempo que despertaba en una cama y a su lado había otra mujer que no fuese Carol, no sabía que era esa sensación de malestar que estaba teniendo en un principio pensó que era la resaca o algo que le sentó mal, hasta que efectivamente se percató de que era un mal estar emocional ¿Culpabilidad? Gal Gadot considera que no tiene motivos para sentirse mal, es decir aun no habían dejado claro que su relación era exclusiva entre ellas dos, aun así, sintió la necesidad de ¿disculparse?:

— Carol— empezó a explicar algo que ni ella misma entendía— te juro que apenas me acuerdo da nada, estábamos apostando y jugando con un grupo de turistas japoneses cuando pum, todo oscuro y una laguna muy grande— Carol alzó las cejas— iremos hoy mismo a anular el matrimonio...

— ¿qué matrimonio?

Preguntó Carol desconcertada:

— Mira— dijo Lizzie enseñando el anillo— tu churri tiene otro

Catalina y Carol intercambiaron miradas:

— Y nosotras

Acabaron diciendo mientras mostraban sus anillos. Aquello ya si que era muy raro.

Pasemos a Los Ángeles, la ciudad que nunca duerme o mejor dicho, que si duerme.

No hacía falta que sonase el despertador, ya tenia la hora cogida y últimamente Valentina se había levantado de buen humor, esa no sería de esas mañanas. De hecho, en cuanto abrió los ojos y escuchó a Juliana roncando cerca de su oreja sintió como la mala hostia aumentaba, después de haberla dejado con las ganas de "amor" tuvo que resignarse y tratar de dormirse, es que ni se vistió.

Con cara de pocos amigos miró por encima del hombro, encontrándose con la vaquera profundamente dormida, por un lapso de tiempo tuvo una serie de ideas realmente perturbadoras, desde atar a Juliana a la cama y como castigo despertarla mientras le depilaba el culo con cera, o practicar Spanking con su paleta más dura, o el peor castigo de todos, ponerla unos cascos mientras reproducía en bucle la canción de "Metrosexual de Amandititita" y Juliana entre llantos suplicarla su perdón mientras besa sus pies de reina.

Mi diablesa siempre viste de rojo (Juliantina G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora