Capitulo 40

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Aunque Jacobo y Lucia se morían por conocer a su nueva nieta, entendieron que tanto Valentina como Juliana quisieran ir solas, quizás para el siguiente viaje pudiera ser una reunión familiar más amplia:

— Estoy nerviosa

Admitió Valentina mientras miraba por la ventanilla del taxi. Sintió como Juliana posaba su mano sobre la suya y la aferró, Valentina retiró la vista de la ventanilla para mirar aquel dulce gesto de la vaquera, curvó levemente las comisuras de sus labios y giró la mano para poder entrelazar sus dedos, ascendió su azulada mirada al rostro de Juliana, tenía la parte de atrás de su cabello suelto y los mechones de los lados recogidos hacia tras con un coletero y una trenza que le hizo Valentina esa misma mañana, nunca lo había dicho en voz alta, pero envidiaba su melena larga sacada de un anuncio de champús herbal essences. Llevaba puestas unas gafas de sol de estilo aviador lente polarizado oscuro, aun sentía molestias cuando la luz era intenso y tras las gafas de sol fue a juego la curvatura de sus labios dibujando una media sonrisa, siempre tan sexy con su sombrero blanco y su camisa azul claro que conjuntaba con sus vaqueros negros ajustados... escogidos por Valentina todo hay que decirlo, babeaba cada vez que se ponía pantalones ajustados... siempre complementando su vestimenta con los cinturones con hebillas metálica, ya sea con alguna imagen de algún vaquero montando a lomos de un potro salvaje o dos bisontes peleando:

—Yo también estoy nerviosa

Admitió la vaquera, Valentina se dio un poco más de sí su cinturón de seguridad y apoyó su cabeza sobre el hombro de Juliana mientras ésta rodeaba sus hombros con su brazo. En momentos como ese se sentía afortunada de tener a Juliana a su lado, después de todo lo que habían pasado o todas las veces que la había tratado horriblemente. Habían formado lo que hace años consideraba algo improbable, una familia, una macro familia porque por poco y tienen todo un equipo de fútbol. Juliana está convencida que se hará la vasectomía en cuanto regresen a L.A. Le aterra la idea de que se le acerquen con un bisturí a esa zona, pero luego dice "bueno cariño, me partiste el pene una vez, dudo que sea peor" cualquiera diría que suena a reproche, pero con el tono que lo dice Valentina sabe que es una broma, Juliana siempre ha sido de humor ácido y se complementaba a la perfección con lo sarcástica que podía llegar a ser Valentina.

Cuando llegaron al hospital subieron directamente a la planta de maternidad, con cierto temor a lo que tendrían que afrontar, una hija prematura, Juliana se imaginaba una mini diablesa con un tamaño más pequeño a lo que debería tener una bebé de nueve meses, pero nada más, sin embargo, Valentina se temía encontrarla pequeña, entubada, los ojitos tapados, cuan reina del drama y luego se molestaba cuando decían que Mariana era la más parecida a ella. Las hicieron esperar cerca de donde se encontraban los recién nacidos. Valentina se quedó mirando durante un buen rato por el cristal que les separaba de los pequeños y pequeñas, con su distinción por colores azules y rosas. Algunos dormían y otros lloraban. A su lado había otra familia mirando con adoración al pequeño ser humano que cargaba en brazos una de las enfermeras:

—¿señoras Valdés-Carvajal?

un amable enfermero joven con el pelo rapado y perilla, alto y ojos verdes tenía el uniforme y unas zapatillas crocks con dibujitos de ositos:

—Aquí

Dijo Valentina a la vez que agarraba la mano de Juliana:

—Síganme, por favor

Pidió amablemente el enfermero con una sonrisa jovial. No fueron muy lejos, las llevaron a otra habitación donde las pidieron que se pusieran una bata, guantes, unos cubrezapatos desechables y un gorro desechable. No vieron a más bebés en incubadoras, pero intuían que estaban en la habitación contigua pues se podía escuchar.

Mi diablesa siempre viste de rojo (Juliantina G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora