Capitulo 19

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– la principal razón por la que fui a Los Ángeles ya no existe, Julia ya está mejor y ha mostrado sus deseos de regresar— comenzó a explicar la rubia que aún tenía los ojos rojos e hinchados de haber llorado— por una parte, quiero quedarme ahí y seguir con la vida que hemos empezado ahí, por otra parte, yo también echo de menos vivir aquí y estar cerca de mis hijos, poder visitarlos más a menudo y quizás para ti pueda ser un po...

En ese momento Juliana posó su dedo índice en los labios de Valentina para silenciarla:

— Yo iré a donde sea, nada me ata a Los Ángeles, mi casa es mi familia, tú y nuestros hijos sois mi familia

Valentina alzó las cejas:

— Tus padres se mudaron ahí para estar cerca de ti

En ese momento Juliana torció el gesto, en su expresión se pudo leer "es verdad":

— En ningún momento les pedí que dejase su vida para que vinieran— aunque de cierta forma Juliana se sentía mal por ello, porque como bien había dicho, para ella la familia era importante y sus padres eran de su familia— No sé, quizás puedo buscar una casa en Aspen, para que regresen— forzó una sonrisa— eso haría muy feliz a mi padre.

Valentina achicó los ojos confundida:

— No he visto a tu padre quejarse.

— Mi padre no es demostrar en público su amor por mi madre, no como estamos tu y yo ahora— la abrazó sin ser consciente de que Valentina la estaba mirando fijamente a sus ojos de mirada perdida— pero ama a mi madre y por ella es capaz de ir donde sea.

Valentina sonrió levemente:

— Los Valdés se pierden rápido por una mujer.

Juliana rio entre dientes, se acercó otro poco y antes de chocar sus labios:

— No por cualquier mujer

Valentina pasó sus brazos detrás de la cabeza de la vaquera para pegarse más a ella e intensificar sus besos, Juliana se separó unos centímetros para cambiar de lado la cabeza rozando la punta de su nariz, que en esa época estaban rojas y frías, Valentina se separó para tomar aire y apoyó su frente con la de Juliana:

— Seguimos hablando de esto— dijo Valentina con voz entrecortada— vayamos al hotel para arreglarnos, pedí reserva en Smith and Wollensky.

Antes de ir al restaurante fueron al hotel a cambiarse y Valentina se quitó la suciedad de las piernas al haber entrado en contacto con el barro del suelo. Smith and Wollensky es un restaurante muy pintoresco con vistas al rio, servían comida con corte de carne buenísimo, una carta de vinos y cavas excelentes, tanto así que tanto Juliana como Valentina se tomaron el atrevimiento de pedir una botella Dom pérignon, un exquisito champange francés, elaborado con Chardonnay y Pinot Noir.

Hablaron de todo un poco, mayormente fue Valentina la que hablaba y Juliana quien apoyada en la mesa y las piernas cruzadas escuchaba a la rubia. Era como si en algún momento de sus vidas hubieran intercambiado los papeles y ahora la vaquera era la callada y Valentina la más comunicativa. Recordaron viejos tiempos:

— Deberíamos hacer esto más a menudo— acabó admitiendo la rubia— regresar a nuestro fin de semana en el que salimos a cenar y disfrutamos de nuestra compañía— acercó su mano hasta la copa que aún tenía un poco de champange— reconozco que en los últimos meses he tenido miedo de que hubieras dejado de quererme— tenía miedo de hacer la siguiente pregunta— ¿crees que volveremos a ser felices como antes?

Juliana ladeó la cabeza:

— ¿no eres feliz?

Preguntó con seriedad:

Mi diablesa siempre viste de rojo (Juliantina G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora