Capitulo 38

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Día de Juliana

Odiaba la anestesia, incluso despertar podía ser tedioso, porque el cuerpo le tardaba en responder a las órdenes del cerebro, algo así como la parálisis del sueño. Sólo pronunció un nombre cuando al fin pudo hablar:

— ¿Valentina?

- Juliana

Entre ensoñación pareció escuchar a su padre pronunciar su nombre. Tuvo que pasar unos minutos tortuosos hasta que por fin pudo reaccionar, esperó escuchar a más gente y cuando me refiero a más gente era poder escuchar a Valentina y a su madre, sobre todo ésta segunda, pues dudaba que se hubiese marchado. Debido a su matrimonio con Valentina había tenido sus discrepancias con su madre, eso no quitaba el hecho de que seguía siendo una niña de mamá. Atolondrada se llevó la mano al rostro y con la yema de los dedos rozó las vendas que rodeaban parte de su cabeza y ojos:

- Juliana cariño- escuchó más de cerca a su padre- ¿como estás?

-¿dónde está Valentina? y ¿mamá?

- Han ido al hotel- dijo Macario tratando de ser lo más convincente posible- Valentina no se encontraba bien y vimos conveniente que estuviese en reposo

Juliana se incorporó un poco, como si hubiese recibido un calambrazo y se hubiera levantado de golpe si una mano, seguramente la de su padre, no se lo impidiese:

- ¿qué la pasa?

- Nada- quiso quitar importancia el hombre- es solo que... ya sabes las molestias típicas de embarazo

Juliana frunció el ceño, notó a su padre demasiado nervioso. Una de las grandes diferencias entre Macario e Lupe, es que a éste le costaba más mentir o al menos, sonar más convincente:

- Padre, estoy bien, ni necesito protección, si pasase algo ¿me lo dirías verdad?

- Claro-carraspeó- voy a llamar a la enfermera para avisar de que ya has despertado y a tu madre por supuesto, también a Valentina- notó su áspera mano acariciar su mentón- ahora vuelvo

Juliana se llevó la mano al pecho, no tenía buena sensación, pero quiso convencerse de que todo eran imaginaciones suyas y que su padre le había dicho la verdad. Era angustioso, realmente si empezaba a sentirse angustiada, no era la típica persona que le gusta estar tan apegada a su pareja, pero en momentos como ese, sí le gustaba tener a Valentina a su lado, mayormente porque le daba seguridad y le hacía sentir que todo iría bien. Aun después de operarse, aun después de ese despertar angustioso, seguía teniendo la incógnita si veía o no. Puso una mueca ¿tanto tardaba su padre en avisar a la enfermera?

Se hubiera preocupado con demasía si su padre no hubiera regresado acompañado del doctor Shepherd:

- Veamos ¿cómo se ha despertado la señora Valdés?

Dijo el doctor entrando a la habitación enérgicamente:

Irritada por seguir a oscuras y estar en cama. Shepherd chasqueó con la lengua:

- En cuanto al vendaje aguante al menos hoy y hospitalizada un par de días ¿sientes alguna molestia? ¿mareos? ¿problemas de movilidad?

- No, no y no

Shepherd rio entre dientes:

- Mujer de pocas palabras

- Al contrario, mi hermano y yo somos los que más hablamos en mi familia.

- Veo que si se encuentra bien- Shepherd miró a Macario- en el caso de que empiece a sentirse mal, mareos, vomitos, cualquier cosa, avisen corriendo a las enfermeras- miró a Juliana- y usted descanse y mantenga la calma

Mi diablesa siempre viste de rojo (Juliantina G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora