Capitulo 25

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La situación de Juliana abría dos bandos en el interior de Valentina, pero la mayoría de las conclusiones a las que llegaba era pensando en ella misma, Valentina prefería tener a su lado a Juliana a pesar de estar ciega a que corriera el riesgo de perderla en una cirugía complicada, pero tenía que pensar en Juliana, en lo que le hacía feliz y a pesar de que Juliana estaba tratando de adaptarse, no era feliz:

— Quiero que seas feliz, Juliana— acabó admitiendo dolorosamente— No tenemos nada que perder por buscar una segunda opinión y si hay una posibilidad de volver a ver, pues luchemos— posó su mano encima de la mano de Juliana que aún estaba puesta sobre su abdomen— esté o no en estado

Juliana se humedeció un poco sus labios:

— Si aceptó a tu propuesta, quiero que mañana vayamos a una farmacia de guardia o una parafarmacia y comprar un test de embarazo.

Valentina cerró los ojos, bueno, ese era otro punto que llegaba a aterrar a la rubia ¿si estaba embarazada? Quería con locura a sus hijos, pero ¿estaba preparada para pasar por otro embarazo? Con su historial, con posibilidad de que sean dos o más, se le juntaría los primeros años de los pequeños con la pubertad de los mellizos, luego los mellizos pasarían a la adolescencia rozando a la mayoría de la edad, mientras que las gemelas recién pasan la pubertad y los pequeños, pequeño o pequeña estaría en sus años más inquietos... puso expresión de terror... ¿sexo? Casi sería imposible y casi se imaginaba medio calva con el estrés:

— No sé si estoy preparada para tener más hijos

Admitió la rubia:

— Pues imagina yo.

Valentina se apoyó en el hombro de la vaquera:

— Mañana vamos a comprar un test.

Juliana depositó un beso en su frente y también se terminó por acomodarse, en un principio se concentró en la respiración de Valentina, hasta que sin darse cuenta cayó en un profundo sueño.

La vaquera había preparado palomitas, era domingo y las tías Cata y Lizzie se habían llevado a los mellizos, así que tenían todo el día para ellas. Llevaban meses de casadas, aunque tener niños pequeños dificultaba mantener la misma frecuencia que tenían antes de sexo. En un principio, los días que tenían para ellas lo dedicaban para fantasear, juegos fuertes y sensuales, como le gustaba a la diablesa, pero ese día Valentina prefirió quedarse en casa y alquilar una película, citando sus mismas palabras "hagamos lo que todo matrimonio puritano hace" obvio que en un principio Juliana preguntó:

— ¿hacerlo con las luces apagadas?

— Ha tanto no llego— dijo la rubia con una mueca— veamos una película mientras comemos palomitas

— Aaah— dijo Juliana cayendo y asintió— te refieres a lo que yo hacía cuando era virgen

Valentina carcajeó:

— ve haciendo palomitas— le dio un beso en la mejilla— escojo la película y voy al baño un momento

Eso hizo, Juliana preparó las palomitas y esperó a que Valentina regresara del baño, con la ropa de andar por casa, una vieja camiseta negra con unos pantalones cortos deportivos y los tenis azules con terciopelo, sin nada de maquillaje y el pelo recogido, incluso con esas pintas, para Juliana resultaba ser la mujer más hermosa y dudaba que pudiera existir mujer que pudiera superarla.

Sé sentó a su lado, se acomodó en el hombro de la vaquera, que esta sí llevaba puesto un pantalón de pijama negro y una camiseta de rayas grises, agarró el mando y le dio al Play.

Mi diablesa siempre viste de rojo (Juliantina G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora