Capitulo 33

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Valentina carcajeó y se abrazó a Juliana pasando sus brazos por la parte trasera de su cuello, percatándose de que la vaquera estaba un poco tensa, como si se hubiera puesto en guardia después de escuchar que quería hacer el amor con ella y es que ya habían pasado semanas desde que lo hicieron por última vez, a decir verdad, Valentina empezaba a sentirse mal por rogar por un poco de sexo ¡ella! Valentina Carvajal, nunca rogaba, al contrario, siempre le habían rogado a ella. Mientras saborea a de sus labios los besos más excitantes, recordaba con anhelo aquellos días en los que Juliana era una llama andante 24 horas por 7 días. A pesar del momento tenso Juliana respondía a los besos de Valentina con el mismo deseo y cuando osaba invadir su boca con su lengua obstinada nubla a el juicio de la rubia que con respiración agitada y con una parte de su anatomía palpitante y no me refiero a su corazón desbocado, se fue separando y agarró sus manos para guiarle hasta dentro de la casa para hacer con ella tantas cosas inapropiadas que le fuese posible. Mientras el cerebro de Juliana un poco aturdido maquinaba excusas que poder decir para escaparse de su mujer calenturienta.
Solo cuando estuvieron dentro de su casa y contó los pasos hasta las escaleras que las llevaría a su habitación conyugal se aventuró a hablar:

– Valentina...

La rubia paró de golpe y se dio media vuelta:

– No– dijo con determinación– estoy embarazada, tengo las hormonas descontroladas y ya no soporto estar caliente– Juliana tragó saliva– no me voy a romper por meter tu polla en mi coño

El labio de Juliana empezó a temblar y a decir con un hilo de voz:

– precisamente... porque estas em... embarazada pu... pu... puedo hacer algo que ponga en riesgo la vida de nuestro hijo

Valentina puso los ojos en blanco, se acercó a Juliana y ya no tan cariñosa como antes:

– quiero que te quede claro vaquera– empezó a dar su hombro izquierdo con el dedo índice– a mi no me castigas casi 7 meses sin sexo– Juliana frunció el ceño y movió la cabeza justo tratando de imaginar con que le estaría dando en ese lado– si no quieres hacerme daño lo tienes fácil, te tumbas y ya me muevo yo– le agarro del mentón y se acercó un poco más fijando su mirada en los sus sexys labios– no pudiste resistirte a mi cuando eras una virgen comprometida, no lo has hecho nunca– rompió la distancia para recorrer con su lengua su labio inferior– de mí no se ha resistido tu culo– sonrió y se abrazó a la vaquera para terminar diciendo con coqueteo– además, tengo un juguete que quiero probar contigo

– ¿Alguna especie de huevo vibrador?

Valentina se separó agarró de la mano a Juliana y retomó el camino hasta la habitación mientras que triunfante bajó la guardia y respondió sin pensar:

– ya lo verás

– seguro

Dijo con ironía la vaquera, Valentina pisó el último escalón y se dio media vuelta para mirar a la vaquera, para nada se mostraba dolida o enfadada:

– bueno– comenzó a decir un poco arrepentida– es una forma de hablar, yo en ningún momento...

– Valentina– interrumpió la morena acercando su mano hasta sus labios y besarla con dulzura– ya sé a qué te referías, no te preocupes– forzó una sonrisa y rompió la tensión momentánea con una de sus ácidas bromas– termina de llevarme a tu guarida de demonio sexual y violarme cuantas veces te plazca

Valentina esperó a que Juliana terminase de subir las escaleras para traerla y abrazarla:

– eres la primera quien disfruta de todas las atrocidades sexuales que te hace esta diablesa

Mi diablesa siempre viste de rojo (Juliantina G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora