Capitulo 36

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Desde que Juliana tuvo la última revisión no habían vuelto a dormir separadas, le costó mucho separarse e intentó por una última vez convencer a Juliana de que podía hacerla compañía que estaba bien, pero la vaquera no quiso escuchar e insistir era iniciar una discusión. Así pues, tuvo que pasar la noche con Lizzie, habían pasado años y esa mujer no cambiaba, seguía siendo alocada, enérgica y siempre con sus locuras. En cuanto cruzaron la puerta del hotel comenzó a hablar de ver películas de terror en plan amiguis del alma que planean hacer una pijamada a lo que mayormente Valentina respondía con algún gruñido, quizás si sacaba su genio de la antigua señora Carvajal capaz de tirar un café hirviendo a quien osaba molestarle se callaba.

En otro momento hubiera seguido el rollo, quizá no con el mismo entusiasmo, pero esa noche estaba decaída por estar lejos de Juliana, cansada y con dolor de cabeza, posiblemente provocado por los dos puntos mencionados anteriormente:

— quizás en otro momento me animo a ver alguna película gore— dijo entrando la rubia en la habitación, miró la cama y alzó una ceja— pero estoy cansada

La Morena puso expresión pícara al ver la cara que estaba poniendo Valentina al encontrarse que solo había una cama:

— ¿temes que intente meterte mano? Rubia

Valentina fingió soltar una risita antes de ponerse sería:

— No— respondió tajante— pero te mueves demasiado cuando duermes y no vuelvas a llamarme rubia si no quieres que saque mi mal genio

Todos sabemos en qué consiste su mal genio, Oliver lo vivió muchas veces y una de esas veces Juliana Valdés acabó comiéndose la grapadora:

— menudo atino tiene Juliana con las mujeres, primero Liah y después tú

Decía la morena mientras se descalzaba dispuesta a tumbarse en el lado de la cama que le tocaba dormir, desde la vez en que Juliana estuvo en coma supo por las malas que el lado de la cama de Valentina era sagrado, otro punto por el que no entendía a Juliana, la personalidad de la vaquera era totalmente diferente, era buena, respetuosa e intentaba tener una sonrisa para todo el mundo, Valentina tenía demasiado carácter y era muy mandona sin mencionar que había momentos en los que su lengua podría ser muy viperina:

— no quieras que te mande con mi suegro

Dijo la rubia, que como bien había dicho, estaba demasiado cansada así pues agarró las pertenencias necesarias para darse un baño rápido y vestirse para dormir lo antes posible.

Mientras Macario que se había quedado en el hospital un poco para hacer compañía a Lupe hasta que terminarán de hacer el ingreso a Juliana, en cuanto ya le dieron una cama el hombre se despidió de Lupe y regresó al hotel, ya que a primera hora regresaría con Valentina y Lizzie.

Una noche hospitalizada en compañía de su madre, pues como toda niña mimada estaba en la gloria. Lupe empezó a preguntar para ver que Juliana estaba cómoda o si necesitaba algo. Lupe insistió en que Juliana buscase una segunda opinión médica, eso no significaba que tuviera menos preocupación, era su madre, la había parido y llevaba su sangre, tuviera cinco, treinta o cuarenta años, tanto Diego como Juliana eran sus niños:

—¿quieres que te pida otra almohada?

Preguntó Lupe con cariño:

— no, así estoy bien, gracias, madre— Lupe asintió y se dispuso a preparar el sillón dónde iba a pasar la noche— pero me gustaría pedirte un favor

— dime cariño

Juliana mantuvo su expresión preocupada y tono de súplica:

— mientras esté en el quirófano no quiero que le reproches nada a Valentina— debería estar preocupada por su propia cirugía, sin embargo, ahí estaba, tratando de asegurarse de que en su ausencia ninguna discutiera— está embarazada y suficiente estrés lleva encima

Mi diablesa siempre viste de rojo (Juliantina G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora