Epilogo

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Mariana Carvajal

He crecido leyendo cartas de amor dirigidas a mis madres, a mis hermanos y a mí, incluso desde antes de haber nacido. Cartas de amor de dos madres que, con sus fortalezas, flaquezas, con sus defectos y virtudes, nos han educado de la mejor manera que se puede imaginar, nos inculcaron valor, nos inculcaron respeto, la confianza para perseguir nuestros sueños, aunque algunos sueños no fuesen de su agrado.

Como los viajes locos de Julia y sus famosos vídeos alocados por las redes sociales, mi hermana Valeria siendo una de las mejores deportistas y a su vez llenar los titulares diciendo el mal genio que se gasta, pero todo es herencia madre.

Solo quiero decir que hoy en día hemos llegado hasta aquí gracias a nuestra familia tan disfuncional, con nuestras peleas, nuestros desacuerdos, diferentes creencias religiosas y lo más importante, donde el amor nunca sobra.

En principio quiero agradecer a mis madres, porque son el mejor ejemplo y nos hace creer que el amor si es para toda la vida a pesar de los malos momentos. Quiero agradecer a mi suegra, que después de nuestros vaivenes al final nos dio su consentimiento para poder casarnos e iniciar nosotros un nuevo camino. POR NUESTRAS MADRES.

Terminó el discurso Mariana alzando su copa de Champagne, estaba vestida de novia, sacada de la colección de una de las tiendas Carvajal especializadas en vestidos de novia. A su lado, había un chico moreno y pelo ondulado, ojos castaños, un poco más alto que la morena, musculoso y con ciertos rasgos que recordaban a la joven Liah:

— Por nuestras madres

Dijo el chico sonriente alzando la copa. Al lado de Mariana estaba Valentina y Juliana, Valentina no tan contenta y por el otro lado estaba Liah y Lucho, Liah no tan contenta, aun así, alzaron las copas, les había dedicado el discurso nupcial:Any

— SII

Dijeron a la vez Juliana y Lucho, mucho más mayores que desde que pisaron Chicago hacía 20 años más atrás. Eran los únicos que no pusieron objeción a esa unión y no es porque Valentina odiase al señorito Hall, simplemente a Liah no le sentó bien que Valentina volviera hacer competencia a su empresa, bueno, era un poco extraño, porque ahora Liah presidenciaba la que fue empresa de Valentina, es más desde que Catalina y Lizzie decidieron retirarse para recorrer mundo y decidir asentarse en Paris, Liah hizo todo lo posible para cambiar el nombre a Models Hall. En definitiva, les podía el Ego de empresarias y cada vez que se juntaban en alguna reunión acababan competiendo y si tuvieran verga se la sacarían para ver quien la tenía más grande. Desde que sus rifi rafes fueron a más, tanto Juliana como Lucho alzaron su bandera blanca y les dijeron a sus esposas que ellos eran Suecia.

Valentina siendo dueña de grandes multicMateoas de ropa y de la empresa Elite Carvajal, llegó a una edad en el que dejó que su hija empezara a trabajar y delegar sobre ella, fue en uno de esos eventos en los que coincidió con el que una vez fue su amigo, que pasó a ser su competidor, hasta que su historia se convirtió en el típico cliché de "es imposible debemos de ser enemigos, cuan montesco y Capuleto" pero, primero empezando tonteando, luego terminaron haciendo cosas pecaminosas, ains, si su abuela levantara la cabeza, hubiera bañado a Jackson Hall en agua bendita. No lo tuvieron fácil, en el sentido de que Valentina y Liah no estaban dispuestas a tener una futura fusión de ambas empresas, hasta que Juliana obligada a intervenir le hizo entender a Valentina que algún día tendría que jubilarse y dejar que Mariana gestionara la empresa, ya que ninguno de sus hermanos tenía interés en ese aspecto. Ahí estaban, contemplando como su preciosa melliza había dado el "sí quiero".

Llegó el momento del baile nupcial, en el que los novios bailaban con sus parientes, sí, Jackson bailó con Liah y después con Lucho y todo para que Mariana tuviera sus dos bailes primero con Valentina y después con Juliana.

Mi diablesa siempre viste de rojo (Juliantina G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora