Los ambientes familiares no eran algo con lo que se llevara precisamente bien, era más bien como el purgatorio para ella lugar donde le hacían pagar los pecados que cometía día a día con su imprudente y a veces rebelde personalidad que no coincidía con los cánones que su religiosa familia profesaba. Reunirse con su numerosa familia de feligreses implicaba ser blanco de comentarios despectivos, regaños por su forma de vestir e incluso una que otra oración en su nombre para que Dios ilumine su cerebro y le permita tomar el camino correcto.
Para ella era una estupidez, ni siquiera era metalera o de alguna tribu urbana alabadora a satán o algo por el estilo, lo que pasa es que se había teñido el cabello de color azul, tenía perforaciones en las orejas, le gustaba la ropa con transparencias y había admitido públicamente que estaba a favor del aborto y el matrimonio igualitario; pésimo error, ella y su bocota que solo le generaban más problemas. Pero no solo era su exterior lo que la hacía ganarse las miradas juzgadoras de su familia, ni tampoco que apoyara causas tan aborrecidas por ellos, no, el problema era la libertina vida que llevaba pues según sus abuelos no había nada más deshonroso que una mujer que salía después de las 10 de la noche o que cada día la acompañaba un hombre diferente; ¡Cristo, cómo odia que le digan eso!
¿Qué había de malo en la vida que llevaba?, a diferencia de lo que su familia conjetura ella no se prostituye, no consume drogas ni se acuesta con cualquier hombre que se le aparece en el camino, no hace rituales satánicos, no es homosexual ni va por ahí abortando como pan de cada día; estar a favor de esas luchas es mostrar su respeto y apoyo por ellas eso no significa que ahora se convierte en todo aquello o es descuidada con su vida. Por el contrario se considera una persona bastante espiritual, le gusta orar sin ninguna atadura, conocer más sobre ese mundo que se sale de su comprensión, no está con ningún hombre porque realmente no le interesa mantener una relación seria, pero si alguno despierta su interés sexual no se cohíbe; ella simplemente vive su vida haciendo lo que la haga sentir feliz y tranquila.
Si tan solo su familia se tomara el tiempo de escucharla, entenderla y respetarla tal y como ella hacía con ellos así no estuviera de acuerdo con muchas cosas que profesaban o hacían, pero a sus veintidós años había aprendido que ellos eran así y no podía cambiarlos por más que quisiera o tratara por lo que simplemente evitaba las situaciones donde podía sentir malestar. Una de esas situaciones eran las reuniones anuales que toda su familia hacía donde alquilaban una finca para disfrutar del ambiente acompañado de grandes toneladas de comida y cerveza para aquellos tíos que juraban no ser alcohólicos; no sería problema ir si tan solo no sus tías la dejaran disfrutar del momento.
- Vamos, hija, deja de hacer mala cara - su madre le entregó un vaso de refresco para sentarse junto a ella en una de las mesitas cerca a la piscina.
- Dije que no quería venir - evitaba ser gruñona o discutir con su mamá, pero ya llevaba dos años huyendo de esa reunión y ahora debía sentarse ahí a ver como sus primos juegan por el lugar.
- No podías seguir huyendo de tu familia - su madre le dio una mirada severa por lo que prefirió dejar de quejarse, al menos aprovecharía para broncearse un poco las piernas - Por cierto, tu hermano trajo algunos amigos se buena con ellos ¿quieres?
- Sí, sí, no soy satán
- ¿De verdad? Eso es decepcionante entonces - la voz gruesa desconocida y la sombra que generó en su lado izquierdo la hicieron voltearse encontrándose con su molesto hermano menor y dos personas que no conocía.
- Satán, ellos son Eunwoo y Jaehyun, no te los vayas a comer - su hermano los presentó dándole una mirada de advertencia a su hermana que por la altura de los chicos hacia todo lo posible por alzar su cabeza para distinguir las caras de ambos.
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NCT [One shots]
FanfictionOda al erotismo, la sexualidad, la vida cotidiana y el delirio NCT One shots