Sus besos recorrían todo el cuello de la chica, dejando pequeñas marcas rojas hechas con sumo cuidado y amor. Los brazos del chico de cabello rojo sujetaban su cintura pegando la espalda de ella con su pecho pero ella no estaba precisamente interesada, seguía mirando su celular ignorando las pequeñas muestras de afecto que le daba ese chico.
Después de un rato se alejó de él, rompiendo su abrazo para tomar una lata de cerveza del refrigerador, se escuchó un gruñido de enojo por parte de él pero simplemente fue ignorado.
- ¿Quieres? - ella sacudió una lata en su mano derecha
- Te quiero a ti - el chico habló tierno mientras hacía un puchero
- No hago parte del menú, lo siento - se le notaba el enojo, la apatía que sentía en ese momento. Estaba indispuesta con la situación y la ternura que desprendía él solo lo hacía más difícil.
Ella se volvió a sentar en el sofá guardando su distancia del chico, abrió la lata y se concentró en ver las noticias aunque su mente estuviera pensando en un millón de cosas.
- No entiendo tu actitud, princesa - resopló con bastante frustración
- Ahgg, yo tampoco. No sé por qué estoy tan enojada contigo - lo miró a los ojos con algo de enojo y frustración por no entender qué era lo que estaba sintiendo por su novio.
Llevaban juntos más de un año y Jungwoo era lo que ella siempre buscó en un hombre, alguien atento, detallista, lleno de ternura y amor que sin duda hacía de la relación la más bonita y estable que nunca pudo imaginar tener. Hasta el sexo estaba lleno de mucho cariño, siempre era atento sin propasarse con sus embestidas y aunque los dos se sentían satisfechos con eso las cosas habían cambiado para ella desde hacía un mes.
Todo inició por culpa de un estúpido juego con sus amigos, habían tomado mucho y se les ocurrió que sería interesante que cada uno confesara sus mejores hazañas en el sexo y aunque ella no era ajena a las fantasías sexuales, jamás pensó que era posible que alguien sintiera placer por ser asfixiado, esa idea se le había calado en la cabeza y ni teniendo sexo con su novio todos los días fue capaz de sacársela. Sabía que era casi imposible que él accediera a hacer eso, sobretodo porque su novio era un turrón de azúcar inocente que nunca haría nada que pudiera lastimarla.
Eso solo aumentaba su frustración, ella quería experimentar ese placer, tanto que había intentado hacerlo ella misma mientras se masturbaba pero no era lo mismo, su cuerpo pedía a gritos que fuera Jungwoo quien lo hiciera. Ese día su enojo era visible, no quería ser mimada ni tratada con cariño, ella quería que la maltrataran, que ese inocente chico la tratara como a su puta pero lo único que conseguía era que él hiciera pucheros y actuara tierno.
El silencio entre ambos se extendió creando una atmósfera tensa, después de unos minutos él se levantó del sofá para tomar sus cosas, su corazón estaba demasiado herido para seguir rogando por amor.
- Junguwu, no te vayas - trató de detenerlo dándose cuenta de su error - Lo siento, en serio, es solo que estoy frustrada pero es cosa mía
- Princesa, sabes que puedes hablar conmigo, tal vez pueda ayudarte - ese lindo gesto de actuar como un hermoso ratoncito solo hacía que se le carcomiera la consciente por lo que le iba a pedir.
- Quiero que me trates mal mientras lo hacemos - los ojos del chico se expandieron y su boca se abrió tratando de formular alguna palabra o que le saliera algún ruido pero su asombro era más. Ella se sintió avergonzada, tal vez le pidió más de lo que su perfecto chico podía ofrecerle.
- Nunca lo he hecho pero podríamos intentar - él se acercó de nuevo a ella, juntando sus labios en un beso tierno como los que siempre le daba pero con el tiempo se convirtió en un beso apasionado lleno de lujuria que nunca había sentido por parte de su novio.
Él la tomó de sus muslos, cargándola hasta la habitación sin romper el beso lleno de pasión que compartían. Cayó sobre ella en la cama tratando de no presionarla mucho mientras sus manos se ocupaban de quitar la ropa que le estorbaba.
Sus besos descendieron por su cuello mordiéndolo con fuerza haciendo que ella gritara y apretara sus puños en las sabanas, le estaba encantando y eso solo la hacía sentirse sucia. ¿Por qué tenía que gustarle que la trataran como una zorra? tenía al hombre más dulce a su lado pero ella quería que fuera un completo fuck boy.
Él la desnudó con agilidad tomando un seno en su mano derecha mientras besaba el otro, nunca se había portado de esa manera, los tomaba con mucha fuerza dejando las marcas de sus dedos en ellos. Mordió con fuerza el pezón derecho haciendo que chillara de dolor, las lágrimas se formaron en sus ojos y su intimidad se sentía cada vez más mojada.
- Mételo rápido, amor
- ¿Por qué te tienes que portar como una perra en celo? - su voz sonó ronca y tan venenosa que ella no podía creer que su lindo novio fuera quién decía eso - Si tienes tantas ganas de tener algo entre tus piernas entonces usa esto - El de cabellos rojos sacó un dildo del cajón de noche y penetró a la chica con este.
Su grito se escuchó por en toda la habitación e incluso uno que otro vecino logró asustarse, ni siquiera había dejado que ella se acostumbrara, la penetraba con el juguete tan fuerte y rápido que sentía que podría partirse en dos. Sus manos se sujetaban de las sabanas tan fuerte que dejó de sentir los dedos, el chico sujetaba su abdomen bajo con una mano y con la otra movía el dildo dentro de la chica.
Sus gemidos eran cada vez más fuertes y el dolor combinado con placer la dejaban sin pensamientos racionales, sentía el orgasmo cerca y con la poca energía movió sus caderas para conseguir más satisfacción.
- Mira, te corriste por un juguete ¿qué tan puta puedes llegar a ser, t/n? - el orgasmo la había dejado sin fuerzas pero eso no le importó al chico y sacando el juguete lo cambió por su pene. Sus uñas se enterraron en la espalda de él con tanta fuerza como las embestidas de este, gritaba sin parar a medida que él alcanzaba con su miembro ese punto que la volvía loca.
Cuando ella pensaba que no podía sentir más placer, él tomó su cuello con su mano izquierda presionándolo con fuerza pero con cuidado de no ahogarla del todo. El aire no llegaba completo a sus pulmones, sentía como la asfixia la volvía más sensible y las penetraciones no la dejaban recuperarse de la falta de aire.
El orgasmo de ambos no se hizo esperar acabando en un fuerte grito, él se tiró en la cama tratando de recuperar la respiración mientras la mente de ella trataba de asimilar todo lo que había ocurrido y quién demonios era ese tipo con el que se había acostado.
- ¿Estás bien, conejita?, no te lastimé ¿cierto?, ¿te hice muy duro? ¿te duele? ¿quieres comer algo? Lo siento, amor, no quería dejarme llevar así - un ataque de preguntas, pucheros y sonidos tiernos de preocupación se hicieron presentes en la habitación. Ella rio, su novio había vuelto y realmente se había dado cuenta que amaba profundamente a su pequeño ratoncito lleno de amor y cariño, aunque seguro que le volvería a pedir que se portara como un completo Fuck boy.
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¿Ustedes se pueden imaginar a esa carita de bebé portándose así?
Amigas, Caras vemos cuartos rojos no sabemos
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NCT [One shots]
Fiksi PenggemarOda al erotismo, la sexualidad, la vida cotidiana y el delirio NCT One shots