No hay mejor sensación que el escuchar el golpeteo que genera sus pieles cuando cae encima del grueso pene que estira sin piedad su interior una y otra vez tratando de llegar más profundo, buscando saciar el eterno vacío de su cavidad. Su clitoris se estimula por el vello corporal de su amante generando pequeñas corrientes eléctricas que le hacen arquear la columna vertebral gimiendo por más, suplicando con cada célula de su ser correrse y mezclar aún más sus fluidos corporales; como si ya no estuviera lo suficiente mojada, lo suficiente excitada y sensible.
Los labios de su vulva empiezan a resentirse por la fricción, pero eso solo la impulsa a subir con rapidez sus caderas y clavarse con fuerza. Los dedos de sus pies se contraían tratando de hacerla olvidar el dolor de sus muslos por la posición, su lado racional le pedía que parara o al menos cambiaran de posición, pero lo sabía, estaba tan cerca de esos segundos donde traspasa la barrera de la incomodidad de su cuerpo, apaga cualquier sentido y es inundada por el placer.
Podía sentir como la marea golpeaba en la parte baja de su abdomen arremetiendo cada vez más, augurando la ansiada inundación de placer. Si Johnny se atrevía a parar en ese momento lo mataría, estaba dispuesta a dejarlo en abstinencia si ese maldito hombre de metro ochenta, abdomen musculoso y rostro perfecto no aguantaba hasta que ella alcanzara su orgasmo.
- Más - se aseguró de decir aunque fuera más un murmullo ahogado que una palabra clara - Ya ca-si
Lágrimas se acumulaban en sus ojos regándose algunas por sus mejillas sonrojadas, sus uñas enterrandose en la piel de los omóplatos de su acompañante que no dejaba de pesar su cuello dejando un rastro de saliva que no lograba mermar el calor de su piel. La habitación se llenaba de gemidos altos, respiraciones entrecortadas, gruñidos y suspiros que alejaban a cualquiera que pasara por el corredor.
Una penetración más y la acumulación se derramó entre sus muslos y el pene de él, corrientes eléctricas subiendo de la punta de sus pies hasta su coronilla, colores borrosos, dulce en la boca y la pasajera sensación de que su consciencia se separaba de su cuerpo. Estaba en el paraíso, Johnny era una deidad y su falo era lo único que quería adorar por el resto de su vida.
Se desplomó sobre el cuerpo que le doblaba en tamaño sabiendo que sería sostenida por fuertes brazos, Johnny la ayudó a bajarse para que pudiera estirar las piernas y con suavidad la descargó en el colchón apartando los mechones que se le habían pegado a su frente para darle un último beso.
Solía tardarse unos minutos en recuperar la consciencia completamente, durante ese tiempo él se encargaba de limpiar el exceso de lubricante, fluidos corporales y preparar la ducha para que ambos pudieran asearse. Eran las siete de la noche y aunque su cuerpo le pedía a gritos que se quedara en cama la pareja tenía una cena navideña con los compañeros de trabajo de Johnny.
- Vamos, amor, se nos hará tarde - pasó sus manos por debajo de su espalda y rodillas para levantarla en brazos como una princesa.
- Sabía que esto era una mala idea - se quejó acurrucándose en su pecho mientras era llevada a la ducha.
- No te escuché quejándote ni una sola vez. Más, Johnny, más. Si te detienes te mato. - se burló arremedando sus gemidos casi a la perfección haciendo que ella se tapara los oídos por la vergüenza.
- Eres tan molesto, como se supone que camine como si nada frente a tus amigos.
- Taeyong nos ha visto follando unas tres veces, lo superará - bajó con delicadeza su cuerpo para abrir la ducha y dejar que ella relajara su cuerpo.
- Eso es porque tienes un fetiche con hacerlo en tu oficina sin trabar la puerta - aunque quería sonar molesta su voz era como una suave melodía de satisfacción por el agua que la limpiaba.
- Culpable - la beso corto en los labios sosteniéndola de la cintura para darle soporte - Es difícil resistirse a tener tus senos pegados al escritorio mientras te penetro por detrás.
Por la cercanía pudo sentir como el pene se iba endureciendo presionando contra su abdomen, las grandes manos se posicionaron con mayor confianza en su cintura masajeando la parte baja de sus costillas. Se acercó de nuevo a un beso, esta vez más profundo, introduciendo su caliente lengua para explorar, juguetear y acelerar de nuevo el ritmo de su corazón.
A pesar del cansancio podía sentir de nuevo como se mojaba y la necesidad se apoderaba de ella como si su sed de ser llenada nunca tuviera un maldito tope. Con la poca fuerza de voluntad que le quedaba se separó del beso antes se que las manos de Johnny pasaran de sus caderas.
- Sé tus intenciones y sabes que la ducha no es uno de mis lugares favoritos - trató de alejarse de él, pero su cuerpo la aprisionó contra el vidrio de a cabina - Johnny, hablo en serio, llegaremos tarde.
Con un rápido movimiento cerró la canilla mientras su boca se encargaba de dejar suaves besos por su cuello que solo la excitaban más.
- Seré rápido, lo prometo.
Llegaron una hora tarde a la cena siendo recibidos por un Taeyong molesto, Doyoung entregándole un billete a Donghyuck mientras este lo miraba con suficiencia. Yuta los saludó con un pulgar hacia arriba, Jungwoo, Jaehyun y Taeil solo se reían mientras que Mark fue el único que se levantó del sofá para saludarlos correctamente.
- ¡Qué bueno que llegaron! - el canadiense abrazo rápidamente a Johnny y se detuvo unos segundos más en ella recibiendo una sonrisa enternecida de regreso.
- Sí, una hora tarde - masculló Taeyong indignado recibiendo un codazo de parte de Doyoung.
- Lo sentimos. Johnny no tiene autocontrol - su tono serio y la media reverencia que lo acompañó solo hizo que el lugar estallará en risas.
Todos ahí incluidas las novias de algunos conocían la saludable vida sexual que llevaban la pareja, en especial el problema de Johnny de mantener la manos alejadas del cuerpo de su novia. Al principio había sido incómodo para Taeyong y los menores del grupo, pero luego de haberlos visto en la oficina o escuchado se acostumbraron llegando al punto de hacer bromas o incluso apostar.
- No te preocupes, noona, gracias a ustedes gané 100 dólares hoy - Donghyuck chilló levantándose por fin a saludar a los recién llegados.
Taeyong resopló resignado y se acercó también a saludar a sus amigos, seguido por el resto del grupo y las parejas de Yuta, Taeil y Mark. Luego de cinco años de relación, ella era como parte de la familia y los ocho hombres la querían a veces incluso más que al mismo Johnny.
- Sabes que te amo, ¿cierto? - le susurró Johnny mientras ingresaban a la sala para ayudar a sus amigos con la cena.
- Lo sé, como yo te amo a ti - estiro sus pies para darle un corto beso en los labios seguido por una genuina sonrisa.
- Ni se les ocurra profanar mi baño de nuevo ¿Me escucharon? - Taeyong gritó desde la cocina haciendo que todos rieran de nuevo.
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NCT [One shots]
FanficOda al erotismo, la sexualidad, la vida cotidiana y el delirio NCT One shots