Pequeñas gotas de sudor bajan por su espalda haciendo que el algodón se humedezca, pegándose, aferrándose como una segunda piel. Su cabello suelto que le llega hasta la cintura, salvaje como ella, sin intenciones de ser recogido a pesar del calor.
Su cuerpo se movía al compás que marcaba el bajo, sus manos siendo el complemento que enmarcaban cada sensual movimiento que sus caderas daban. Jugaba con su cabello, tocaba sus curvas, pronunciaba cada una de las palabras de la canción de fondo con esa mirada llena de lujuria que tenía hipnotizado al alto de cabello negros.
Tomó un largo sorbo de la botella de cerveza sin despegar la mirada de la figura que disfrutaba con sus amigos a solo un metro de él. Sabía que solo era cuestión de tiempo para que se acercara a él con esa sonrisa que no promete nada bueno y lo arrastrara hasta donde todos estaban bailando.
A ella le gustaban los lugares concurridos, las fiestas, la música fuerte que le hacía vibrar las entrañas, los cócteles dulces que entre más coloridos más la elevaban y la sensación de liberar todo su ser en la pista de baile.
Él prefería los bares, música a un volumen que le permitiera entablar una buena conversación, dos pares de cervezas, su cuerpo sentado cómodamente y la tranquilidad de que a la media noche ya estaría de nuevo en casa.
Este no era su ambiente, lo sabe, desbloquea su celular, las 23:59, suspira profundo de seguro aún le queda una o dos horas más en ese lugar. Le envía un corto mensaje a su compañero de gimnasio avisándole que no iría temprano a entrenar, bloquea de nuevo el celular y lo guarda en el bolsillo de la chaqueta de jean.
Siente tanto calor en ese momento, pero no hace mucho por refrescarse, porque sabe que eventualmente ella llegará a encargarse de eso. Siempre lo hace, él está acostumbrado a que sean las delicadas manos las que se deslicen por sus hombros quitando con sutileza cualquier prenda que estorbe en el camino.
Acomodó su cuerpo en la butaca, dando un largo suspiro cuando reconoció los primero segundos de la melodía que salía de las bocinas e inundaba el lugar trayendo emoción en todos los cuerpos que de inmediato reaccionaron. Se terminó con rapidez la cerveza porque sabía que no volvería a ese lugar, no después de conectar con los oscuros de la leona que se le acercaba; sería devorado esa noche, de nuevo.
Le extendió la mano con una sonrisita de medio lado y esos ojos que hablaban por si solos 'ven a bailar conmigo' le gritaban. No se hizo rogar, no es como si pudiera hacerse el difícil, se levantó siendo guiado entre la multitud hasta donde sus amigos se encontraban.
En el momento en que sus pies dejaron de moverse, el peso del cuerpo contrario impactó siendo consciente de cada movimiento que hacía. Las caderas de ella dibujaban con elegancia sobre las de él dejándolo apreciar su cuello que brillaba con las pequeñas gotas que bajan por la curvatura.
Sus manos de largos dedos se posicionaron en ambos lados de sus caderas, apretando con fuerza para que fuera ella la que guiara cada movimiento acoplando sus cuerpos, volviéndose uno con el compás de la música.
Doyoung podía olvidar por unos segundos el cansancio de sus pies, las gotas de sudor que empapaban su espalda y axilas, podia ignorar sin problema el hecho de que su hora de dormir se atrasaria y que no podría hacer ejercicio temprano en la mañana. Doyoung podía dejar todo eso de lado con tal de concentrarse en todas las sensaciones que el cuerpo de ella le producían.
Ella siempre sabía cómo moverse, en qué puntos presionar, cuando acelerar, ese era su lenguaje; el cuerpo.
Se dio cuenta que había cerrado los ojos cuando sintió que el cuerpo de ella se giraba enfrentándolo, mirando directo a sus ojos sin miedo alguno, dispuesta a cazar. Se alejó un poco de su cuerpo, pero Doyoung se negó a romper el agarre de su cintura manteniendola a medio brazo de distancia.
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NCT [One shots]
FanfictionOda al erotismo, la sexualidad, la vida cotidiana y el delirio NCT One shots