*12*

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La voz de la matriz era tanto encantadora como aterradora, vieja y joven, susurraba y me estremecía como si hubiese gritado. Su cuerpo esculpido en una nube transparente como la niebla, su pelo ondeando alrededor de su cabeza, sus ojos blancos sin pupilas, brillantes en la oscuridad, con una expresión inocente pero poderosos. La personificación de una matriz preciosa, tanto como el objetivo con el que fue creada. Su misión solo era proteger estos libros, era una guardiana.

Debía convencerla de que no pretendía hacer nada malo con ellos.

—Siento mucho haber hecho esto por la fuerza.

"¿Quién eres, brujo?"—Preguntó con curiosidad. Tranquila, ella sabía que no iba a salir de allí si no lo permitía. Y yo también.

Los ladrillos seguían cayendo del techo y la arena que cubría el aire de dentro de la habitación hacía difícil respirar.

—Mi nombre es Félix Lee. Soy un brujo de aire. No soy nadie. —Traté de sonar humilde.

"¿Qué hace un brujo de aire en mi biblioteca?" —Giró la cabeza como un animal que observaba su presa mientras se movía a mi alrededor. Apreté el libro contra mi muslo y éste no se movió. Aún con las ataduras a su alrededor. — "¿Por qué me robas? ¿Por qué te quieres llevar mis libros?"

Sonaba tranquila y eso me ponía los pelos de punta. Mi postura no era amenazante, quería que confiara en que no iba a hacer nada malo.

—Han venido unos niños aquí. —La matriz se trasladó delante de mí con un movimiento serpenteante, confirmándome lo que ya sabía. —Querían uno de tus libros por algo. Los estoy buscando.

La matriz quedó en silencio, observando mi rostro. Me dio la sensación de que me estaba mirando el alma. Luego giró hacia los dos vampiros detrás de la estancia que habían sacado sus pistolas y apuntaban a la matriz como si las armas de fuegos o cualquier arma física le pudiera hacer algo. Pero en cierta manera agradecí el gesto. Los ojos oscuros de Changbin se cruzaron con los míos. La fría mirada de siempre ahora solo era la mirada de un soldado, observando los posibles puntos débiles.

Así que esa ropa no es solo moda...

Asentí queriendo tranquilizarlos. Si mostraban agresividad estaba muerto.

"Ya tienes el libro que quería ese niño" —Dijo mirándome de nuevo. Giró alrededor de mí y me susurró al oído desde la espalda. Mi mirada fija en un punto detrás del musculoso y tenso cuerpo de Changbin. — "Y ahora también te quieres llevar este. ¿Tratas de engañarme, Felix Lee?" —Tragué saliva. — "He protegido esta biblioteca por más siglos de los que tú vivirás."

Levanté el libro de aire en mis manos frente a mí pero no lo miré, ella se mantuvo en mi espalda.

—El libro me ha elegido. Quiere que lo lea.

Eso era sagrado. Los libros mágicos no se abrían a cualquiera. Ellos elegían si querían que se los leyera. Solo así se podía sacar un libro de una biblioteca mágica, esa era la única oportunidad que tenía de que la matriz me dejara salir de una pieza.

Ronroneó en mi oído y cató algo más de mi poder, dejando una ola de repulsa cuando lamió mi mejilla con una lengua incorpórea que absorbió lo poco de magia que me quedaba. Me temblaban las manos de lo débil que me sentía.

"Mm... Tu magia es poderosa, brujo." —Dijo con deleite. No respondí. Ella se trasladó frente a mí de nuevo, no bajé el libro de mis manos extendidas. Miró el libro de nuevo y parecía que escuchaba algo mientras flotaba arremolinando su aire condensado. Luego a mí. — "Él quiere ir contigo. Puedes llevártelo, pero eso no significa que lo puedas leer."

Et Sanguis Magicae ||ChangLix|| [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora