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Fue uno de los sueños más profundos y agradables que muchos que había tenido. Pero no soñé con nada. Aquello también era agradable. Cuando volví a recuperar la conciencia poco a poco, estaba rodeado de un olor familiar. Me removí en la cama, aún con un pie en los sueños, y toqué algo blando pero firme. Algo como una almohada. Me agarré a ella pasando una pierna por encima y suspiré.

Era tan cómodo... como estar en una nube. Una nube que olía a él.

No estaba seguro de cuánto había dormido pero estaba alargando ese momento en el que debía de levantarme. Estaba tan bien allí...

Y la nube me acariciaba el cabello, masajeando el cuero cabelludo como las manos de un amante, delicadas y provocativas. Protectoras incluso. Poco a poco el sueño se alejó de mí y comencé a darme cuenta de donde estaba. Abrí un poco los ojos para darme cuenta que unas sábanas grises de terciopelo me cubrían. Pero yo no tenía ese tipo de ropa de cama...

Entonces recordé todo lo que había pasado la noche anterior. La sensación de drenaje mágico me revolvió el estómago otra vez. No sabía exactamente cuantas veces la matriz había tenido que parar de hacer el favor que le había pedido debido a las arcadas que me producía aquello. Cuando terminó su forma ni siquiera era fantasmagórica como la última vez. Era la de una hermosa mujer rubia de ojos azul vibrante y tersa piel pecosa. Incluso tenía piernas... Una versión femenina de mí que no sabía como identificar.

Tenía que reconocer que ella no parecía cómoda con lo que estaba haciendo. Pero si no lo hubiese hecho ahora mismo no podría tan siquiera pensar en que parecía preocupada cuando me fui.

Pero... ¿Había soñado lo de Changbin? No tenía ni idea de dónde estaba.

Ay... Pero no quería pensar en nada ahora...

Me acurruqué más contra la almohada y sentí que esta me envolvía, que ella latía, que tenía corazón. Y cuando empecé a darme cuenta que la almohada no era una almohada, no quise separarme de ella porque tenía la cara tan encendida que sentía vergüenza por dos. Ay por favor... ¿cuándo había sido la última vez que había dejado que alguien me abrazara dormido? Y yo lo había abrazado en sueños... joder... ¿Podía ser más patético? 

Espera, espera, Félix. ¿Desde cuando te avergüenzas de estas cosas? Es simple contacto físico. Vale que era Changbin de quien estábamos hablando pero seguía siendo una persona y ya está. 

El problema era que ese vampiro era la única persona con la que sería capaz de caer en la misma piedra dos veces. Y estaba seguro de que él ya lo sabía.

—Buenas noches.

Su voz serena cerca de mi oído era noche y fuegos artificiales. Fascinante.

—Mm.

—¿Has dormido bien? —Preguntó acariciándome el cabello, despejándolo del oído.

—... Mm...

Su risa baja vibró en su pecho y acarició mi piel.

—¿Quieres seguir durmiendo? Por mí está bien.

Cuando apoyó la barbilla sobre mi cabeza pensé que esto era demasiado íntimo otra vez. Pero, por raro que pareciera, ya no me causaba tanto rechazo.

—No, he dormido mucho —dije separándome un poco para colocarme boca arriba con un brazo sobre los ojos. 

Sentí las sábanas moverse pero no me importó.

—¿Seguro?

—Estás muy preguntón hoy, ¿no?

El silencio que siguió me hizo mirarlo con un ojo por si se había ido. Pero su sonrisa burlona y sus ojos oscuros me hicieron apretar las piernas. No iba a parecer tan desesperado como me sentía. No señor.

Et Sanguis Magicae ||ChangLix|| [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora