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—¿Félix? ¿Qué pasa? ¡Respóndeme, joder!

Había oído el chillido horroroso de un demonio desde donde me encontraba y también por el comunicador. Sabía que Félix era fuerte y tenía el apoyo de un vampiro fuerte. Pero yo no era tan crédulo como él.

—¿Majestad? —Hyunjin también estaba inquieto y tratando de hacer contacto. —¿Necesitáis apoyo?.... Estaré pendiente.

Cortó la comunicación.

—¿Qué? —Lo insté.

—Están persiguiendo a un demonio, los dos están bien. —Me desesperaba lo escueto del informe.

—¿Y por qué no me contesta Félix?

Se giró hacia mí para hablarme directamente y no era consciente de la tensión que invadía mi cuerpo.

—El demonio le ha lanzado un cubo de basura y le ha arrancado el comunicador.

—Joder... —¿Un cubo de basura? ¿Enserio? —¿Estás seguro de que no necesitan ayuda?

—Mi Rey lo protegerá. —Aseguró con la vista clavada en mi mirada. Si ya estaba nervioso, no necesitaba que la intensidad de sus ojos me alterara más. —Si necesitan ayuda, la pedirá. Félix está más preocupado porque no sigamos buscando al niño Ben.

Tan típico de él. Más preocupado por los demás. Pero Félix tenía razón. Su magia estaba restablecida y también tenía el apoyo de un vampiro esta vez. Decidí que lo dejaría estar. Esta vez éramos un equipo de cacería completo. Por primera vez en una década, teníamos que confiar los unos en los otros.

Miré el rostro perfiladamente masculino de Hyunjin. Bronceado a pesar de que su piel jamás vio el sol, a pesar de que nunca su calor lo tocó.

—Dile a Changbin que seguiremos buscando.

No esperé a recibir un asentimiento como respuesta y seguí el camino en dirección al parque junto al sector de las compras. Allí los jóvenes solían quedar a esas horas, sabía la Santa Flama para qué. Solo sabía que se juntaban todos y compartían charlas, juegos o botellones. Habían canchas de baloncesto y fútbol bien iluminadas por farolas que no dejaban hueco a las sombras de la noche. En aquellos partidos clandestinos los chicos se exhibían delante de las chicas que, algunas fingían indiferencia y otras plasmaban lo que pensaban sin pudor alguno. También había una sección que el ayuntamiento había inaugurado hace un año para patinadores por lo que aún más personas acudían allí. Para colmo, era una zona llena de naturaleza, con árboles y césped, por lo que los brujos y brujas jóvenes también iban allí.

Brujos y humanos se mezclaban con los demás, los vampiros solían ir más con los suyos y sus padres eran tan rectos que pocas veces tenían un rato libre en la noche, y si lo tenían, era de madrugada. A esas horas ya no habrían ni brujos ni humanos pululando por allí, metidos todos en sus camas.

Si alguna vez tenías que buscar a algún adolescente, era casi seguro que lo encontrarías allí.

Aún quedaban un par de manzanas para llegar al Parque y Hyunjin y yo acordamos que nos mantendríamos ocultos de los chicos.

Observaríamos si aparecía Ben. Solo esperaba que Felix y Changbin estuvieran bien.

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El maldito demonio era demasiado escurridizo.

Changbin corría a mi lado, yo me había colgado la vara de nuevo, atravesada en la espalda. Obviamente su velocidad era superior a la mía pero por alguna razón no me dejó atrás. Hacía unos minutos que la chica poseída me había lanzado una papelera que segundos antes había estado soldada a una farola. Había logrado esquivarla cuando me lanzó otra cosa que no vi y me dio en un costado de la cara. Seguía manteniendo el contacto con JeongIn y los demás a través del comunicador de Changbin.

Et Sanguis Magicae ||ChangLix|| [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora