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—Papá, ¿sabes algo de Félix?

Estaba hojeando unos papeles en mi escritorio relacionados con los muchos temas de los que se habían hablado en la anterior reunión de la cámara del consejo cuando mi hija me llamó al teléfono. La mención del brujo del cual había tratado de darle algo de espacio para no agobiarlo estos dos últimos días, me alteró.

Pareció que la noticia de ser mi Est Liber le era un poco difícil de asumir. Incluso me atrevería a decir que parecía abrumado por la idea. Aunque la verdad es que era evidente que nos atraíamos y estos días me había costado muchísimo mantenerme alejado, no quería asustarlo, abrumarlo o que de alguna manera pensara que lo estaba manipulando.

Pero era volver a oír su nombre y mi sangre se agitaba.

—No, cariño. ¿Por?

—Es que teníamos clase hoy pero Chan la ha cancelado. Dice que tiene que resolver un asunto urgente y ha ido a la biblioteca del centro de la ciudad. Pensé que estaría contigo por algo de trabajo.
¿En la biblioteca? La última vez no había salido bien para él ir a ese sitio.

—No está conmigo. Es un brujo ocupado, estará ocupándose de asuntos del aquelarre.

—Mm —la oí asentir y se quedó callada al otro lado de la línea.

—¿Qué pasa, Kayle?

—Bueno, me gustaría ir al aquelarre aunque no tenga clase.

Ya veo...

Tratar de mantenerlos separados a ella y a Zac, era una idea estúpida e inútil. Y no lo conocía aún. Quizá podía acercarla en coche y conocerlo. Pero no sabía como se tomaría Félix que conociera a su protegido. Así que decidí esperar.

—Te prometo que hablaré con él y si puede, mañana vamos, ¿vale?

—Vale —pareció desanimada pero no creía que fuera la mejor idea ir ahora.

—No te pongas así, ¿no habías quedado hoy con Harry y Wen?

—Sí pero... papá... no los quiero ver a ellos —sonreí cuando escuché la voz irritada de mi hija, casi podía verla poniéndome los ojos en blanco.

—Vale, cariño. Te cuelgo a ver si localizo a Félix.

Me colgó refunfuñando pero no la reprendí por su mala educación. Muy bien se estaba comportando dadas las circunstancias.

Marqué el número del brujo y me llevé el teléfono a la oreja, traté de ignorar mi corazón acelerado que hacía eco en mis oídos de la anticipación por oír su voz. Me pareció raro que no me lo cogiera a la primera pero la verdad era que era la primera vez que lo llamaba por teléfono. No sabía si era de los que les costaba contestar a una llamada o si respondía al primer tono.

Estos días sin hablar con él ni verlo habían sido duros. Lore me recordaba que era un hombre independiente y que haría bien en cuidarme de no agobiarlo. Además, por lo que había escuchado, los brujos también habían estado ocupados. Ahora que Zac estaba despierto, Félix estaría tratando de recuperar el tiempo perdido. Los niños que habíamos rescatado del Black Sea quizá necesitaran algún tipo de tratamiento mágico.

Se me erizó la piel solo de pensarlo.
No entendía bien como iba el vínculo que tenía con Félix. Su magia no me producía rechazo mientras que la de los demás era otra cosa. No quería que se sintiera ofendido por ello, pero era un hecho que mi rechazo hacia la magia estaba disminuyendo de forma progresiva, sobre todo después de beber del rubio.

La segunda llamada tampoco fue descolgada y me quedé mirando el teléfono desconcertado.

Decidí llamar a su hermano.

Et Sanguis Magicae ||ChangLix|| [1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora