HAY UN CAPITULO ANTES...
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Sebastien nunca se imaginó que ese día se tornaría tan oscuro.
Bañado de sangre.
Lleno de transformaciones.
No se esperó ser interceptado por los hombres del duque de Beaumont, ni mucho menos que estos se atreverían a atentar con la integridad de un par de angelitos, que apenas habían abierto los ojos al mundo.
Pudo haber actuado, pero la simple idea de verles inertes toda intención se evaporo.
Su cuerpo se puso rígido.
Mantenerlos con vida, y respirando en esos instantes era su única misión.
Eran el fruto de todo lo que significaba respirar para Luisa de Borja, y la sola idea de advertirle vacía, sin ilusiones... le aterraba.
Aparte de que aquellas invenciones ya habían profundizado en su interior y los quería, con la misma intensidad que a su madre.
Por eso cuando Beaumont dijo aquello, no lo sobresalto como el hecho de apreciarle lastimada.
Con el rostro magullado, la boca con sangre y partida.
Toda prudencia se esfumo de su sistema.
Ella era intocable.
Nadie tenía el derecho a profanarle con sus sucias manos, si el antes lo impedía.
Era como algo sagrado, que corromperlo se transformaba simplemente en pecado.
Por eso se encegueció, y ataco con todo lo que tenía a aquellos hombres que lo retenían, hasta en un pestañeo verse encima del que en verdad merecía en esa sala morir.
Por si quiera considerar la idea de acabar con lo único bueno que acarreaba esa disputa de años.
Esos odios de antaño.
Que en ese momento estaba cobrando vidas de inocentes, y no lo decía por el hombre que yacía extendido en la estancia, con un balazo en la frente, tan certero que parecia como si hubiese sido ejecutado por el mejor mercenario.
Le habían arrebatado la inocencia, a una chiquilla embutida en el cuerpo de una damita debutante que se convirtió en madre.
Ocasionando que ahora su actuar no solo fuese algo simbólico que el trataría de moldear para ser más certero, y contundente; si no que en pocas palabras fue transformada su frialdad en odio y desazón.
El hastió al estar harta de la injusticia, de todo lo que estaba reprimiendo para no hacerle daño a los suyos.
En efecto se desato el daño colateral.
El monstruo despertó, y no se detendría hasta que la sangre derramada fuese la que realmente esperaba.
La de los culpables.
Vengando los inocentes.
Porque pese a todo era conciente que ella solo iba tras los entes que destrozaron no su vida, si no el mundo de las personas que amaba.
Ella jamás se ponía primero.
No estaba en ningún escalafón de sus prioridades.
Necesitaba alguien que la ubicara en estos para tener una razón más de prevalecer, y lastimosamente él no era aquel por más de que lo deseara.
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OFRENDA DE AMOR (LADY FRIVOLIDAD) TRILOGÍA LADYS #3.0
Historical FictionDe encuentros furtivos, surgen amores perpetuos. Dos corazones anhelantes por un poco de sentir genuino. Las miradas se cruzaron. Los corazones se acompasaron. Las respiraciones se entrecortaron. Los sentimientos se desbocaron. Todo en medio de un...