HAY UN CAPITULO ANTES...
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Tenía que regresar cuanto antes.
Sus palabras discordantes fueron el verdadero detonante.
Sus falsos deseos de bienestar.
—Si me permiten... es momento de retirarme—se despidió con una rápida inclinación de cabeza de los presentes, y con una última mirada significativa dedicada a Luisa emprendió rumbo a la salida, con del Arco pisándole los talones.
— ¿Ahora qué ocurre?— pregunto acelerado el rubio, cuando lo vio montarse con presteza al carruaje.
El tambien hizo lo propio quedando de frente.
Sintiendo una sacudida que los sentó, cuando los golpes urgidos de Alexandre no lo dejaron si quiera acomodarse.
El por su parte apreciaba que algo dentro de él se desgarraba.
Que la zozobra del peligro lo invadía inevitablemente.
Las palabras con tintes de advertencia.
La mirada de Luisa de terror, cayendo en cuenta que tenía a los mellizos en España.
Exponiéndolos al peligro constante.
Jugando con la suerte, que en ese momento le estaba demostrando que no se ubicaba a su costado.
Que como desde que le habia conocido, todo se hallaba en su contra.
Luisa de Borja definitivamente era una maldición.
Agradeció que la residencia que tenía alquilada estuviese a unos cuantos minutos, porque si no se desquiciaría.
Salto del carruaje ni bien este mermo la velocidad, y salió corriendo a corroborar que solo fueran suposiciones.
En la entrada se topó al mayordomo, que lo miro un tanto contrario tratando de hacerse a un lado para que no lo arrollase.
Subió de dos en dos la escalinata sin reparar en como le llamaban.
Eso era lo de menos.
Necesitaba verles.
Cerciorarse que se hallaban en sus camas.
Dormitando como les habia dejado antes de irse.
Con el cuerpo tembloroso, y las piernas falseándole dando un segundo aliento, tratando de regular su respiración a la par de racionalidad, abrió la puerta despues de un ínstate parado frente a esta, topándose con la oscuridad que le otorgaba la noche, al igual que la chimenea iluminando la estancia.
Profiriéndole el calor reconfortante.
Se acercó con el corazón en la mano.
Apreciando ese espacio, como si fuese el terreno más largo que hubiese transitado en su vida.
Volvió a respirar cuando les hallo acurrucados en sus respectivos lechos, dormitando acompasadamente.
Se acercó a la columna de la cama de la pequeña para descansar un poco su martilleante cabeza, y su corazón desesperado al sentir que los perdería.
Su reposo duro un soplo, cuando momentos despues escucho unos pasos, y guiado por los últimos acontecimientos desenfundo el arma que cargaba en la espalda, apuntando sin contemplaciones a las personas que hacían acto de presencia, las cuales lo miraban con sorpresa por su actuar impulsivo.
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OFRENDA DE AMOR (LADY FRIVOLIDAD) TRILOGÍA LADYS #3.0
Historical FictionDe encuentros furtivos, surgen amores perpetuos. Dos corazones anhelantes por un poco de sentir genuino. Las miradas se cruzaron. Los corazones se acompasaron. Las respiraciones se entrecortaron. Los sentimientos se desbocaron. Todo en medio de un...