Capitulo 6

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Elisa

Un mes una semana...

Me encontraba corriendo rumbo a la parada del bus por segunda vez en la semana, que se me pasa el camión, al doblar la esquina lo vi pasar media cuadra adelante, y me detuve respirando profundamente, si solo la profesora no me hubiera dejado dos horas adornando la pizarra a mi sola.

Tomé mi teléfono para marcar a mamá quizás podría venir por mí, no quería esperar 4 horas al siguiente bus y no quería soportar una charla de media hora de lo peligroso que era tomar un taxi una chica sola.

Al segundo intento levanto el teléfono

- mamá crees que podrás venir por mí – hablaba aun agitada

- Adivino, se te ha pasado el bus- podía imaginar su rostro

- Lo siento mamá, la profesora me dejó más rato allí y perdí el tiempo-

- El carro no funciona Elisa y tu papá va a llegar tarde, oh espera, Carlos ¿me podrías hacer el enorme favor de traer a hija a casa, cuando vayas a recoger el material que falta? - no podía ser, no otra vez

- No mamá, mamá yo me espero en casa de mel, hasta que papá salga del trabajo-

- Si señora, no se preocupe - escucho que contesta Carlos

- gracias Carlos, hija, Carlos me acaba de decir que iba a recoger un material, vente con él, voy a salir con una amiga, te veo en la noche adiós. - me colgó, no podía creer que algo así me pasará una segunda vez.

Carlos y yo no habíamos vuelto a charlar desde aquella vez, nada que no fuera cosas de mi habitación, nos topábamos seguido, pero no pasaba de miradas distantes, por ello era aún más incómodo, no sabía porque, solo me había dejado de hablar, más bien creo que yo fui la que creyó que después me hablaría diferente, no lo sé.

Estaba leyendo un libro, cuando vi el carro estacionarse y me dirigí a el, él rodeó el carro y se recargo en él, su rostro parecía de buen humor, tenía una sonrisa pícara de lado, eso me dislocó ¿Que le pasaba? Desde ese día había vuelto el Carlos de piedra de siempre y ahora ¿llega así?

- Damisela en apuros un príncipe a la orden - dijo haciendo reverencia y reí, era muy extraño.

- oh gracias buen hombre por acudir al rescate de una pobre mujer- actúe lo mejor que pude y amos reímos abrió la puerta y subí al carro

- Toma anota mi número nos vendría bien - extendió una tarjeta y yo anote el número en mi teléfono - puedes llamar para registrar el tuyo- comento

Marqué y lo vi registrar mi número como "Princesa en apuros" solté una carcajada este chico era impredecible, estaba loco.

-gracias por venir no tenías por qué hacerlo- condujo el auto unas cuadras hacia arriba - ¿a dónde vamos?

- voy por una papelería al taller, tu madre nos ha pedido que remodelemos la sala ya que en estos días te entregamos el cuarto - sonreí eso significa que estaría más días por la casa llegamos en apenas unos minutos, resulta que el taller solo estaba unas 5 cuadras arriba de la parada de bus. Por eso solía pasar por aquí, pensé.

- Vamos puedes echar un vistazo- baje del auto sin dudarlo

Entramos al lugar era bastante grande, al inicio había una pequeña recepción donde se situaba una señora ya grande de edad y muy amable, más atrás estaba el taller, había unos 8 hombres construyendo muebles de madera otros 5 los tapizaban y más, atrás había otros 7 que no alcanzaba a ver qué hacían, el espacio de trabajo y de oficinas estaba dividido por un vidrio muy grueso oscuro, al lado estaban unas oficinas, solo tenía vidrio al frente y puertas igual de vidrio todo con persianas.

Mi Destino... Una elecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora