Los árboles pasaban en un borrón a nuestro lado, me sujetaba con toda la fuerza que me era posible; el aire helado tocaba mi cuerpo traspasando el suéter, pero era una sensación increíble. Una sensación de libertad.
A pesar del miedo que me provocaba viajar a tal velocidad y el vacío que se creaba en mi estómago, me sentía segura, con él, algo que solo Carlos podía provocar; está sensación de peligro, terror, protección y amor.
Llegamos a la cima de una montaña, dónde se podía apreciar gran parte del bosque, el cielo estaba nublado y la neblina estaba tan espesa que se le podía ver merodeando entre los pinos, brindándole ese toque de misterio.
El enorme lobo se recostó un poco permitiéndome bajar para luego volver a ponerse de pie a un lado mío y brindarme el calor que había perdido con el viento.
- es hermoso Carlos, como tú –lo acaricié, la vista era magnífica un lobo enorme en la esquina de mi vista, el bosque inmenso, el clima frío y la neblina que se arremolinaba alrededor de nuestros cuerpos- realmente nunca había estado tan adentro del bosque, solo una que otra vez papá nos llevaba de día de campo – recordé, papá era un hombre ocupado pero siempre se daba el tiempo para estar con su familia; por mi parte, nunca me había tomado la oportunidad de pasear por el, más que cuando llegaba a correr pero no me adentraba en él, toda la vida había vivido aquí y no lo conocía, era parte de mi vida sin serlo en realidad, eran pocos los que se adentraban, era tan cerrado y espeso que nadie quería, además era un bosque pequeño de solo unos 50 kilómetros rodeado de ciudades, el bosque más grande era a un lado de Forks ese si era enorme y aunque estaba al otro lado la gente prefería ir allá.
- ¿Tienes más familia aparte de Erick? – el lobo negó sin mirarme, tenía tantas preguntas que hacerle, él las evitaba de alguna manera, ahora no podía hablar.
- le quieres mucho - era claro a pesar del gran carácter que se cargaba, le quería
- ¿Puedo saber qué pasó con tu familia? – miro al horizonte un momento para después negar. No sabía de su vida, pero tendría paciencia, tenía poco de conocerle, entendía si aún no me quería contar algo de su vida.
- ¿No tienes frío?- cambié de tema, no sabía de qué hablar con un lobo...¿ Jugaba a la pelota?. Le di unos toques para que se agachara un poco y cuando lo hizo me acurruqué en él dando masaje en parte posterior a su cabeza, atrás de esas orejotas, cerró los ojos disfrutando de las caricias. No sé cuánto tiempo había pasado, estaba tan cómoda que no revise la hora, me la pasé acurrucada en aquel lobo, aunque solo yo hablaba, se podía decir que habíamos tenido alguna conversación, yo le contaba algo y él prestaba atención.
Se escuchó un trueno, bastante cerca y el viento se sintió un poco más traspasando la ropa y provocando escalofríos. Carlos se movió poniéndose de pie y yo imite su movimiento, sentí algo húmedo desde mi cuello a mi oído un par de veces antes de reaccionar.
-¡Oye!- este solo se burló y dio unos saltos antes de volverme a atacar- ¡No es justo! - reí con fuerza, como amaba a este tipo estresante. Después de un momento de risas me señaló su lomo — otro paseo- dije nerviosa, pero subí de inmediato cuando el bajó.
Este fue diferente pues iba más lento, una velocidad normal se podría decir, podía ver los árboles con claridad y no solo una mancha verde en zig-zag, incluso nos topamos con algunos conejos de muy cerca, era sorprendente el nulo ruido que provocaban tan enormes pisadas. Después de un tiempo por el bosque llegamos a la parte posterior de una casa
—¿Es tu casa?- el lobo movió la cabeza de arriba a abajo indicándome un si, y después señaló una de las ventanas que tenía un balcón gigante, allí cabía este lobo...oouu. - aaah!- el lobo llegó de un salto a la habitación y yo solo cerré los ojos. – cielos, Carlos, te encanta la adrenalina- baje de él y toque el piso, el lobo me señaló la ventana con su hocico -¿Qué?- se sentó como un cachorro gigante y levanto una de sus manos ¿O patas? Señalando el seguro de la ventana - a, claro, no puedes abrir- el seguro no estaba puesto así que solo corrí la ventana apenas entramos pequeñas gotas empezaron a caer afuera - ¿Tu sientes el clima o algo así? - él no contestó solo me dio un lengüetazo más y con su nariz húmeda señaló mi rostro... no... mis ojos - ¿Quieres que los cierre? ¿Ta vas a transformar? - este asintió - bien, adiós lobito- me acerque a él, abrazándolo una última vez- devuélveme a Carlos que le quiero besar - recibí un último lengüetazo, reí, cerré los ojos esperando atenta, se escuchó un crujido nuevamente y el correr de una puerta. Luego sentí un abrazo casi igual de cálido, pero este con unos brazos rodearme y unos labios tocar mi cuello, un escalofrío me recorrió.
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Mi Destino... Una elección
WerewolfElisa se enamora de Carlos un hombre con un carácter frío y muchos secretos, pues él es un ser sobrenatural, un licántropo- híbrido. Elisa logra sacar su lado más vivo y dejar sus miedos atrás, comenzando su historia de amor. Pero nada dura para si...