Elisa
Las palabras de Erwin traspasaban mis limites no podía resistir, sentía como la muralla caía, como si me robaran parte de mi alma, pues cada vez lo hacía más y más seguido. De nuevo Jaqueline entro arrojando una bolsa con ropa para mí, Erwin la atrapo sacando un vestido provocativo de su interior
- Hoy serás mía Elisa- mi cuerpo tembló al sentir el roce de su mano en mi rostro
- Jaqueline ordena que preparen una habitación, pasare una noche muy divertida- Jaqueline salió de la habitación rodando los ojos y de brazos cruzados.
Erwin por su parte había comenzado a entrar en mi mente de nuevo, a un par de minutos fue interrumpido por el grito y llegada de Jaqueline
- ¡Está aquí! ya se ha deshecho de más de veinte solo, en la entrada – mi corazón latió con más fuerza, estaba aquí, tenia la esperanza que hubiera huido...
-¿Cómo dio tan pronto...?- dirigió la vista al teléfono en la mano de Jaqueline y lo arrebato- ¿una llamada?- la acorralo entre las rejas ahorcándola- ¡me traicionaste maldita!-
-No, yo no, no te traicione, el me llamo, me dijo que quería huir conmigo- tosía desesperada, ¿Carlos quería huir con ella?
-Eres una tonta, seguro te descubrió y te rastreo- arrojo el móvil al suelo haciéndolo mil pedazos - ¡A sus posiciones! – Grito enfurecido, me tomo del brazo con fuerza llevándome con él, salimos de las celdas a un campo libre allí mismo, Erwin no me soltó en ningún momento y me presionaba con fuerza lastimándome, más personas vestidas de negro entraron al salón, algunas con armas, estaba completamente asustada, ellos se habían preparado por años, siglos.
Poco a poco el ruido fue llegando a mis oídos, gruñidos y gritos se hacían presentes, los soldados en el área no se movían esperaban en la entrada sin querer defender a sus compañeros de afuera.
Erwin se puso frente a mí coloco el anillo de compromiso en mi mano y me beso por la fuerza, manoteé e intenté quitarlo, pero me resultó imposible, sus manos vagaron por mi cuerpo presionándome a él.
- ¡Suéltala! - se apartó sonriendo malicioso, sentía asco en mi cuerpo, aunque lo hubiera besado antes el saber lo que era él causaba estragos - Suéltala y arreglemos esto entre tú y yo, si tienes los pantalones Nicolás Johnson – al escuchar su nombre y que Carlos lo sabía su rostro se llenó de furia y sus ojos cambiaron por segundo en un rojo vibrante para después volver al azul. Seguro pretendía sorprenderlo con su identidad, su plan había fracasado.
Erwin se colocó a un lado mío, sin soltarme, colocando una mano en mi cuello, Carlos estaba a varios metros de mí en la entrada, vestía ropa negra de alguno de los soldados y estaba descalzo, sus ojos estaban rojos, mientras que su rostro mostraba furia contenida, su posición lo hacia ver seguro y fuerte.
- Llegas a la fiesta híbrido - su voz era tan gélida que ni siquiera se parecía a la del Niko verdadero, o al conocido siquiera, supongo que fingió muy bien todo esté tiempo.
- No me llego ninguna invitación, de haber sido estaría antes- la voz de Carlos sonaba grave y pesada.
-debe ser un error, eres el invitado principal- sonrió con maldad. - te he buscado por mucho tiempo y por fin esta noche tendré tu sangre... el menú principal - apretó más mi cuello provocando que sollozos salieran de mi cuerpo.
- ¡Desgraciado Suéltala! - Intento caminar a mí, pero la cantidad de soldados se lo prohibieron - Sabes que puedo destruirlos en un segundo, Suéltala, ella no tiene nada que ver en esto. - una risa burlona salió de la garganta de Erwin
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Mi Destino... Una elección
WerewolfElisa se enamora de Carlos un hombre con un carácter frío y muchos secretos, pues él es un ser sobrenatural, un licántropo- híbrido. Elisa logra sacar su lado más vivo y dejar sus miedos atrás, comenzando su historia de amor. Pero nada dura para si...