Capitulo 20

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La ciudad era iluminada por rayos, relámpagos y el viento azotaba con ferocidad los árboles; un camino borroso se abrió paso frente a nosotros, camino al bosque, pero no parecía ser el camino a casa.

- ¡¿A dónde vamos?! - me alarme, la tormenta no me dejaba ver nada, pero estaba segura que no era un camino conocido.

- a mi casa, allí podremos hablar- su voz era fría pero sus ojos no mentían aun podía ver el dolor en ellos.

- Quiero ir a mi casa- rogué asustada, jamás había estado en su casa y estaba segura que no quería ir.

- si te llevo con esta lluvia tu padre se va a enojar- prefería mil veces un regaño que ver una escena como la acabo de ver, fruncí el ceño pensando en sus palabras, con lo que había visto dudo que mi papá le pueda hacer algo a él- no es que él me pueda hacer daño, lo respeto como tu padre.

- ¿dónde está tu casa? - estábamos adentrándonos en el bosque por lo que alcanzaba a ver

- aquí en frente- bajo la velocidad del auto y con la luz de los faroles alcance a distinguir una casa que si bien no estaba oculta si se camuflaje aba con el bosque.

Salió del auto en medio de la lluvia, abrió mi puerta y me saco como si fuera un costal, dejándome en el porche de la casa, la velocidad fue tal que prácticamente no me había mojado. Toque el piso con la punta de los pies, Carlos no se apartó de mí, una de sus manos estaba en mi cintura y la otra estaba aún lado de mi rostro, para mí en estos momentos era ilógico que la misma persona que me hacía temer, me hiciera sentir tan protegida. Su piel estaba helada y causaba escalofríos en mí.

- ¿Me temes o confías en mí? - hablo sin apartarse, presionándome más a su cuerpo, ¿Qué sentía? Medite... la escena horrible que había vivido, parecía solo una pesadilla a su lado, viendo esos ojos que me miraban con intensidad y preocupación, su piel helada que me causaba escalofríos y su cercanía causaban sensaciones en mi cuerpo difíciles de explicar, la tormenta no daba tregua asustándome más, creo todo junto. ¿Le temía? Si creo que sí, de que podría ser capaz, que era, no conocía nada, no entendía nada, había visto sangre y muerte, si le temía; al mismo tiempo, estando así tan cerca de él, mirando esos ojos tan claros...eran como un cielo nublado, transmitían paz, un cielo que a pesar de que sabes que se avecina una tormenta, también sabes que más allá está el sol brillante. Su cercanía me brindaba protección ¿Cómo era esto posible? - ¿Me temes o confías en mí? - volvió a decir

- ambas- contesté en voz baja

- imposible- me miró confuso

- te temo, lo que vi... Lo que pasó, claro que temo, no entiendo nada Carlos- bajo la mirada y se separó un poco de mi- pero también confío en ti en qué no me harás daño, que a pesar de que vi un monstruo está noche, no eres uno en realidad. – me miro lleno de dudas, pero ya no se apartó más y yo tampoco lo hice.

- lo soy... ¿Te quedarás conmigo a pesar de que soy un monstruo? - su voz sonaba un tanto angustiada quebrando mi corazón.

- Quisiera que me explicaras- debía estar loca, debía estar corriendo por mi vida, pero mi corazón no pensaba igual.

- lo haré, pero así ahora, con lo que has visto, con lo que me conoces, con lo que sientes ¿Te quedarías conmigo? - Era difícil contestar a esa pregunta, lo mire unos segundos más. Estaba confundida con todo, pero lo que sentía seguía ahí, me tenía, y no podía dejar mis sentimientos de un momento para otro, a pesar de todo yo... Lo amo.

-...si- me presionó contra él y me besó, un beso que liberaba toda la tensión del momento, como si fuera el primero y el último a la vez, deje de temblar y por ese momento hasta olvide la tormenta que se encontraba. Debía huir, correr, alejarme de él, gritaba mi mente, pero no podía, no podía hacerlo, su presencia me embriagaba, me acerqué cuánto pude a él, si se podía acaso más, profundizando el beso, hasta que me faltó el aire y nos separamos.

Mi Destino... Una elecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora