capitulo 12

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Elisa

El sonido del teclado, el trazar del lápiz en papel y una armoniosa música instrumental era los sonidos que invadían mi habitación, llevaba tiempo haciendo los diseños, estaban dos habitaciones listas, ni cuenta me había dado de la hora señalada en mi reloj, diseñar me era tan relajante, el poner atención en cada detalle del que sería el hogar de cada persona, cada una tan diferente con gustos y estilos distintos, debían sentir que su casa era justo eso, un hogar, parte de ellos mismos, un reflejo, simplemente podían pasar horas mientras probaba diferentes estilos, un cuadro por aquí una planta por allá, paletas y más paletas de colores por doquier.

- Hija - los toques de mi madre en la puerta me sacaron de mi ensoñación - ¿sigues trabajando? ¿acaso no sabes la hora que es? - dijo cuando entro y me vio con mi computador sentada a la cama, como reflejó vi la hora en el pequeño reloj que estaba en una de las repisas del librero, este iba a marcar las dos de la tarde, por el sonido de la voz de mi madre cualquiera hubiese pensado que era ya muy muy noche

- ¿qué pasa mamá? no es tan tarde-

- ¡Que no es tarde! Acaso estás loca- levanté una ceja ¿Ahora que le ocurrirá? - hoy es tu graduación y estoy segura a qué ni has comprado un vestido o echo una cita con un maquillista – sonreí

- Bueno yo... Tengo muchos vestidos madre, de todo tipo que nunca he usado, así que no necesito uno nuevo, en cuanto a el maquillaje y eso solo me tomara un par de horas - No es que no importante arreglarme para la graduación o el baile, de hecho, todo lo contrario, pues ¡voy a ir con Carlos! Pero no era como que no tuviera nada que usar o no supiera algo de maquillaje, en mi opinión mi madre exageraba

- ¡No! Nada de eso levántate iremos a comprar un hermoso vestido, zapatos, joyas y ya hice una cita en un salón así que vamos que ya es tarde, no creas que no sé qué irás con Carlos, tu padre me dijo, tienes que estar bellísima - me dijo mientras me tomaba de la mano y arrastraba con ella apenas pude tomar mi bolsa y zapatos.

Tomamos camino rumbo a Jiménez, mi madre manejaba como loca, la verdad dudaba que allí encontrará algún vestido con las graduaciones tan próximas y me sorprendía que mamá hubiese conseguido una cita en el salón, sabrá Dios desde cuándo la agendaría, me conocía muy bien para saber que yo no lo haría.

Me quedé boquiabierta cuando llegamos al lugar, era el lugar más caro de toda la región solo vendían cosas de marcas prestigiosas que valían una fortuna, solía salir a comprar ropa, pero jamás algo tan caro como esto.

- Pero madre aquí todo cuesta una fortuna- le dije alarmada mi padre ya había hecho muchos gatos con las remodelaciones y el dinero no es eterno

-pff Hija - se detuvo antes de entrar- tu padre te regalo la habitación sé que dice que es de parte de ambos, pero yo quiero darte algo especial, no creas que solo él tiene dinero - me guiño, y ese simple gesto me provocó muchas reacciones, nostalgia, ternura, risa, y también me recordó a Carlos que solía hacer mucho aquello. -quiero que te sientas la chica más bella, por qué lo eres - sin poder evitarlo le di un abrazo, no necesitaba un vestido, pero siempre necesitaría a mi madre, no sé qué haría sin ella, así que no le quitaría aquel gusto de elegir un vestido para mí, - quizás algún día estaríamos aquí comprando uno de novia- sonreí con anhelo y entramos a ese lujoso lugar.

Había muchos vestidos hermosos, si había bastante gente por allí, como lo había pensado en su mayoría adolescentes o jóvenes buscando vestidos.

- Buen día señoritas en qué podemos ayudar- una asistente muy elegante y uniformada nos embistió en la entrada

- Hola, soy la señora Meller

- Señora Meller la esperábamos- interrumpió- por aquí por favor, hemos elegido los vestidos más bellos y los llevamos a la habitación 2 ahí podrá probárselos y también la atenderá la estilista profesional- ¿una habitación solo para mí? Mi madre no se andaba con poquiteras.

Mi Destino... Una elecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora