Capitulo 18

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La fresca mañana nos daba los buenos días, el sol se asomaba por entre en medio del bosque, como intentando quitar toda la oscuridad que había en él. El cielo se teñía de amarillo, naranja y rosa brindando una vista magnífica, como la más perfecta obra de arte.

Viajábamos en el auto con papá, manejaba en silencio, ayer después de que nos encontró en la sala nos dio una tremenda reprimenda, llevo a Carlos a su despacho donde solo estuvieron unos cinco minutos, después de eso salió, tomo comida y se fue a su habitación, aunque a veces nos daba una visita para asegurarse que no estábamos haciendo algo... No sé qué le diría Carlos o como logro controlarlo, pero lo hizo; su impecable traje azul resaltaba ese serio rostro.

Yo por mi parte me sentía muy relajada, sabía que papá no estaba enojado solo me protegía y eso me hacía sentir realmente bien.

Melisa dormía plácidamente en el asiento de atrás, una cobija pequeña cubría su vestido guindo en un pronunciado escote en v, a mitad de pierna, se amoldaba a su figura; por mi parte llevaba un pantalón ajustado a cuadros en negro y blanco, una blusa negra, cinto y unos tacos bajos blancos y una mochila pequeña de bolso blanca con flores blancas bordadas en la bolsa pequeña de enfrente, sabía que no saldría tanto del taller este día, solo los clientes que nos habían faltado el día de ayer, después de eso teníamos mucho trabajó quizás hasta después del horario normal.

- Regresaré a casa a las 5 ¿Paso por ti? Carlos me dijo algo de que tenían mucho trabajo - hablo papá

- Si, tenemos muchos diseños y presupuestos que hacer, además de una conferencia para mañana, creo que regresaré hasta ya noche- jugué con mis manos nerviosa

- ¿Quién se quedará con ustedes?-

- Me dijo Carlos que Erick llegaría hoy después de medio día - regresaría solo, arreglaría unos contratos, se quedaría a la reunión y después se regresaría a Roma con Nadia, sería bueno porque él sería quién diera la presentación cosa que me quitaba un peso de encima- quizás Melissa si se regrese a esa hora, nosotras te llamamos

-Está bien, confió en ti.... ayer recogí un paquete, dice que es para ti, olvidé decirte, está en la guantera -

Hace unos días mientras navegaba en línea, me había encontrado con una página de relojes.

Empecé a sacar la caja de la envoltura y saqué dos pequeños estuches de madera oscura.

La primera que abrí tenía un reloj de mano que regalaría a Carlos, era negro mate, en el centro un círculo igual negro mate donde se podía observar la cara de un lobo negro y sus ojos de manera muy sutil, las manecillas plateadas a lo igual que las pequeñas líneas que marcaban las horas, cuando lo vi en la pagina solo pude pensar en Carlos.

- es un reloj exquisito- dijo papá echando un vistazo - supongo que no es para tu padre, que te ha dado la vida y que es para ese muchacho que te tiene embobada - rodé los ojos, mi padre y sus celos.

Saqué la segunda caja la abrí y se la extendí con una sonrisa triunfal. Ahí posaba un hermoso reloj de mano en plata con el centro circular resaltando en tornasol, números romanos y manecillas en plata, me atrevía a decir que aún era mucho más hermoso que el negro, pero cada uno iba con la personalidad de cada quién; cuando vi este de inmediato pensé en mi padre. Ambos eran sorprendentemente carísimos, pero eran bellísimos, en realidad esto era lo único que había comprado con mi sueldo en todo el tiempo que llevaba trabajando y si, había sido más de una semana de trabajo, pero ver el rostro de mi padre valía cada centavo.

Mi padre se orilló al frente del taller y sin apagar el motor, tomó la caja en sus manos.

- esto no me salió en tus movimientos bancarios- dijo y solté una risa, aunque papá me había dado una tarjeta hace ya algunos años y me dejaba usarla en cualquier cosa que no sobre pasará los límites, bueno le llegaba cada movimiento que hacía, aunque solo se fijaba en aquellos más altos.

Mi Destino... Una elecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora