capitulo 48

21 3 0
                                    

                                                                                       Elisa

Me acorruque en la esquina que formaban el pequeño cuarto de baño y la pared de cemento buscando algo de paz, eso era imposible en este escalofriante lugar.

-Deberías comer algo- escuche a Niko desde la otra reja hablarme- cada día te pones más pálida, no querrás terminar como nosotros- soltó una risa ronca y débil, a ellos les daban una vez al día de comer, a mí por otra parte me daban tres veces, un par de veces intente repartir mi comida con ellos... cuando los guardias descubrieron esto nos golpearon... ellos dejaron de aceptar mi comida, yo deje de ofrecerles e incluso me costaba comer a mi debido a estos golpes y todo el trauma que pasaba aquí; cierto que mis golpes no eran tan graves como los de melisa aun así cada respiración dolía, A Niko lo trataban moderadamente bien, tenía ropa limpia, sabanas y nadie le molestaba de gravedad, a excepción de los golpes que tenía provocados por mi culpa, en cuanto a Melissa... la pasaba peor que nadie, de vez en cuando alguien entraba a su celda la ataba y daban un par de golpes, de modo que jamás su cuerpo se recuperaba, su comida parecían ser sobras de algún tipo, las devoraba sin pensarlo en cuanto llegaban... a mi... yo también tenía mi tortura... escuche los pasos acercarse como cada día, el sonido de la llave al girar y el terrible rechinido indicando su entrada como los últimos días, mi cuerpo se hizo más pequeño en el rincón invadido por el miedo.

-levántate- cerré los ojos con fuerza anhelando desaparecer, sus manos me levantaron toscamente hiriendo mis brazos aun así me negué a abrir los ojos – mírame- me quede quieta – ordenare una golpiza extra para Melissa en estos momentos- sabia perfecto como amenazarme- ¡Guardias! – algunos pasos se escucharon entrar por el pasillo

- ¡no! ¡no, no! ¡Por favor no! – Gritaba Melissa aterrada, abrí los ojos mirando sus ojos de hielo ¿Cómo algún día pude compararlos con el cielo? Una lagrima resbalo por mi mejilla.

- Largo- ordeno y sonrió malicioso, empezando su tortura - ¿Sigues esperando que el vuelva? Jamás vendrá, no le importas en lo más mínimo, de ser así ya estaría aquí, en cambio esta con Jaqueline revolcándose de lo lindo- una lagrima más corrió por mi rostro al imaginar la escena, cerré los ojos, no, él estaba buscándome, lo conocía como para saber que sin importar nada él daría conmigo, él me amaba tanto como yo a él - mírame- su voz malévola me estremeció, obedecí – No te ama, el único te ama soy yo, tu no lo amas, él te hizo daño, la muerte de tus padres fue su culpa todo fue su culpa- su voz entraba a lo más profundo de mi mente, al contrario de otras veces como cuando me propuso ser su novia o matrimonio ahora sabía lo que hacía, jugaba con migo, su voz hipnotizante confundía mis pensamientos, mis recuerdos y me repetía una y otra vez que eso era mentira, que yo amo a Carlos y el a mí – él no te ama, jamás lo hizo – seguía repitiendo- eres una basura, no le importas a nadie, eres inútil por eso no te ama, solo te uso, un momento de diversión- las palabras luchaban contra mi entrando cada vez más y haciendo sentir justo como eso hasta que un ruido y una voz repentina apareció sorprendiéndome de quien provenía.

- Una maldita miserable es justo lo que eres – Jaqueline entro en la celda con esa rapidez que los caracterizaba y su elegancia

- ¿Tu? ¿Estás de su parte? ¿Tú lo traicionaste? - su prometida, como podía si se supone lo ama

- ¿Qué haces aquí? ¡Te dije que no te quería aquí! - ella solo puso los ojos en blanco

- Me importa un comino lo que quieras, esta mugrosa me quito a mi hombre, merezco desquitarme – se acercó despacio sin quitarme la vista – Ahora que te fuiste el volvió a mi rogando y pidiendo perdón, lo hemos pasado de lo lindo, tengo sus besos por todo mi cuerpo, no sabes cómo nos reímos – negué, si el estuviera con ella Niko no lo estaría esperando- puedes creer lo que quieras no me importa ahora él es solo mío- sentí un fuerte golpe que me dejo sin aire y en el suelo – te lo mereces –

Mi Destino... Una elecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora