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Narrado por Felix


Dejé solo a Changbin, me había dejado muy en claro que no me necesitaba, salí de la escuela y me fuí a casa, al llegar entre a mi habitación y busque ropa, la guarde en una mochila, agarré plata que tenía ahorrada, me cambié el uniforme y salí de vuelta, caminé hacia fuera de la ciudad.

Después de varios minutos llegué a un puente, me acerqué a la orilla y observé la vista, era hermosa, se podía ver el bosque y el río, seguí caminando, al pasar el puente encontré unas cabañas, "me quedaré aquí", busqué al dueño del lugar, lo encontré cortando madera en la entrada.

- ¡Hola! - Saludé.

- Oh, hola - Saludó este dejando el hacha, tenía una gran sonrisa.

- Me gustaría quedarme en una de sus cabañas, ¿Tiene lugar? - Pregunté cerca de a él.

- Si, tienes suerte, no hay nadie así que puedes elegir cualquiera - Contestó.

Caminamos recorriendo todo el lugar, al final me quedé con una que estaba bastante metía en el bosque, era bonita y tranquila, podía quedarme solo.

- Si necesitas algo hay un almacén en la entrada, y si quieres algo de la ciudad avísame, voy casi todos los días - Dijo el hombre mientras se iba.

- Muchas gracias, yo le aviso - Contesté.

Entré a la cabaña, era muy hermosa por dentro, tenía una sala con grandes sillones, un televisor, una gran cocina con una barra. Dejé mis cosas y subí, arriba había un baño, dos habitaciones y un pequeño balcón, salí a este, una brisa me chocó, tenía vista a los grandes árboles del bosque, transmitía mucha paz, además no había ruido, ya no me sentía aturdido, podía pensar bien.

Comí un poco, y por la tarde ordené mis cosas, la cama y la sala, hoy no saldría ya que estaba algo cansado, miré un poco de tele y subí a descansar, me acosté temprano, al otro día me levantaría apenas saliera el solo para recorrer un poco y ver cómo era el bosque, me acomodé en la cama, puse mi alarma en el teléfono, por suerte este no tenía señal, no recibiría llamadas de nadie, me acomodé y me dormí.





Me desperté muy relajado, mi cuerpo tardó un poco en responder, nunca había dormido con tanto silencio, bajé y desayuné, todavía no salía el sol, mientras tomaba mi café con leche miraba el amanecer en el balcón, había puesto una silla en el, a esta hora de la mañana hacía mucho frío entonces tuve que sacar una manta del ropero y ponerla sobre mi. Cuando noté que ya se veía me cambié y salí, tomé un pequeño camino marcado, el hombre de ayer me había dicho que lo podía seguir, este daba una gran vuelta al bosque y me traía al camping de regreso.

Escuchar los pájaros cantar era algo simplemente relajante, solamente se oían ellos y las hojas del suelo que yo pisaba, los árboles eran gigantes, tenían un olor delicioso, el olor a tierra se hacía presente.

Mientras caminaba noté que se veía algo violeta, salí del camino y me acerqué a la orilla de la montaña, a lo lejos se veía un gran bulto colorido entre medio del bosque, me gustaría ir allí pero supongo que debo bajar mucho, regrese al camino y seguí, la vista era realmente linda.

Llegué a la cabaña, me había dado hambre, busqué algo de dinero y me dirigí al almacén del lugar, al entrar vi a una omega.

- ¡Hola! - Saludó ella.

- Buenos días - Dije.

- Dime cariño, ¿Que necesitas? - Habló.

- Hmn solo algo para comer, ¿Que tienes? - Pregunté.

𝐔𝐧 𝐀𝐥𝐟𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐨𝐥𝐚𝐝𝐨 ᶜʰᵃⁿᵍˡⁱˣDonde viven las historias. Descúbrelo ahora