Phoenix estaba siendo destruido a manos de un tirano desde hace siglos atrás, sin embargo, una luna brillante de color azul les había dado un ápice de esperanza, dándoles un nuevo aviso.
La vieja profecía estaba por cumplirse.
"¡Alégrate, Phoenix! C...
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Padre e hijo corrieron hasta la alfa, quitando a todos los que se atravesaban en su camino de una manera salvaje y radical. SoRa sonrió nuevamente con malicia al ver el gran caos que había causado. Jimin recordaba con precisión las palabras de Hoseok, quizás era el más grande de sus retos pero sabía que valdría la pena.
“Toma su corazón y destrúyelo. Una vez que lo hagas, encontrarás el corazón de BonHwa”
Yeon, por su parte necesitaba vengar todas las injusticias que la alfa había cometido contra su persona, contra su hijo y contra el reino de Timoría, sería el que cuidaría de la espalda de Jimin mientras la destruía.
—Cumpliste tu promesa, Yeon – ella chasqueó su boca – siempre antepusiste a tu hijo por encima de mi y hoy más que nunca lo compruebo. Felicitaciones, lograste ser el padre que tanto anhelabas.
—Eres deplorable, SoRa – Yeon negó – arremetieron tú y tus hombres contra muchas personas, incluído tu esposo, tu hijo, el mejor amigo de tu hijo y su omega, ¿No te avergüenza llevar esa corona en la cabeza?
—En realidad no, mi corona está hecha a base del sufrimiento de todos ustedes – escaneó a su omega de pies a cabeza – y valió absolutamente la pena todo.
—Me devolverás a mi Omega...– susurró Jimin cargando sus manos con poder – a cualquier costo.
—¿Ah sí? ¿Tu y quién más?
—Yo sólo me basto para destruirte – Jimin hizo hacia atrás el cuerpo de su padre y lanzó un poco de su magia hacia SoRa, quien ésta vez no pudo retenerla y salió dispara lejos de ahí.
Yeon aprovechó el momento y transformándose en lobo, corrió hasta la alfa para colocarse sobre ella. Jimin corrió hasta donde se encontraba y miró cómo antes de que él llegara, SoRa había soltado un conjuro sobre su padre, mandando su cuerpo a volar. Ahora su padre no iba más por ella, sino por Jimin. Atacaba y atacaba pero Jimin se protegía, su corazón latía al mil y no sabría que tanto más podría resistir así sólo, no quería hacerle daño a su propio padre. Miró hacia arriba y pudo observar que Taehyung no estaba bien, supuso que Hoseok le había curado con magia la herida, pero no al cien por ciento. Notó que RyuJin y ChungHa estaban llorando en el cuerpo de BonHwa, mientras que SeokJin soltaba maldiciones por todas partes y con lágrimas en los ojos.
Ahí es donde entendió realmente, que ésta lucha la había comenzado él cuando se escapó de Timoría, que todos ellos sólo eran víctimas de la maldad de su madre y que no tenían la necesidad de ayudarlo. Retuvo sus sentimientos y pensamientos negativos y comenzó a pensar en un plan rápido. Pudo observar que los ojos de su padre eran rojos, sus actitudes eran agresivas e incluso su aroma dulce ahora olía agrio, así que pensó en que quizás revirtiendo el hechizo, todo cambiaría.
—Carmine cantatum e converso...– susurró quitando su campo de protección dejando salir gran parte de su poder sobre su padre.
Yeon chillaba de dolor aún en su forma lobuna, mientras que una gran masa color rojo salía de él. Jimin sonrió al ver que el hechizo se había revertido, envolvió el cuerpo ahora humano de su padre en un campo de protección perpetuo, no sin antes depositar un beso en su frente. Regresó su vista a sus amigos y notó lo veían con esperanza, así que con ese arranque caminó hasta su madre con seguridad.
