Jimin había entrado nuevamente al palacio luego de desahogarse por algunas horas en el jardín, se disculpó por su comportamiento y continuaron con el aparente itinerario que habían formado sin su consentimiento hasta el anochecer. Era un nuevo día, el sol se colaba entre sus ventanas y el clima era cálido, se removió entre sus sábanas en cuanto una omega del palacio le notificó que le esperaban en el comedor para desayunar. Se colocó un conjunto de cuero sencillo, pues por lo que tenía entendido, tenía que darle un paseo a la princesa YeRim por todo el lugar, incluyendo el pueblo.
—Buenos días, hijo – Yeon notó como Jimin le reverenció en silencio con una expresión de molestia – ¿Dormiste bien?
—Si, padre.
Los reyes Kang llegaron a la mesa con una sonrisa en el rostro, satisfechos y llenos de alagos por parte de todas las mucamas del castillo. Jimin observaba todo con cautela, jugueteaba con las frutas de su plato intentando ocultar su desagrado, sintió que unas delgadas manos se posaron en sus hombros apretándolos ligeramente. Su nariz percibió ese olor tan desagradable a cacao que realmente odiaba, era demasiado empalagoso para él, solo el aroma de BonHwa lograba satisfacerle a su alfa interior.
—Buen día, Mimi – YeRim rió – espero estés listo para nuestro paseo.
—Número uno, me llamo Jimin, no Mimi, así que por favor no vuelvas a decirme así – espetó molesto, solo BonHwa podía decirle así – y número dos, no es nuestro paseo, es un recorrido por el reino como un signo de cortesía.
Los reyes le miraron con sorpresa, así que Yeon rió nervioso tratando de aligerar el ambiente.
—Tengo algo de vino para acompañar éste magnífico trozo de carne – sonrió, molestando aún más a Jimin – ¿Gustan beber un poco?
Ellos asintieron, mientras esperaban el vino, YeRim se sentó a su lado, él la ignoró hasta que ella tuvo el atrevimiento de tomar su mano y entrelazarla con la suya. Intentó soltarla pero ella reforzó su agarre.
—Estoy tratando de hacer todo ésto más ameno para ambos, así que sonríe y actuemos como una pareja feliz – susurró la Omega.
—Yo no quiero hacer ésto y no voy a hacer evidente un amor que no existe – se soltó de su agarre – si vinieron a hacer alianza porque su pueblo está en la bancarrota, sólo dime cuantos lingotes de oro necesitas que te daré los necesarios con tal de que tú y tu familia se larguen de mi reino.
YeRim rió para después chocar su lengua con el interior de su mejilla.
—Eres rudo...– sonrió – me encantan los chicos rudos, y los retos.
—¿Represento un reto para ti? – ella asintió.
—Eres el príncipe más codiciado de todos los reinos – ella sonrió y musitó un ligero gracias a la persona que le otorgó una copa de vino – sería un nuevo logro en mi vida casarme contigo, y lo mejor de todo es que lo haré.
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Kingdom » PJM
Ficción históricaPhoenix estaba siendo destruido a manos de un tirano desde hace siglos atrás, sin embargo, una luna brillante de color azul les había dado un ápice de esperanza, dándoles un nuevo aviso. La vieja profecía estaba por cumplirse. "¡Alégrate, Phoenix! C...