S I E T E

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—Ubíca tu presa, siente como se mueve, mira su majestuosidad – BonHwa miró como SeokJin centraba todos sus sentidos en aquel animal – cierra tus ojos e imagina la flecha atravesando su cuerpo

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—Ubíca tu presa, siente como se mueve, mira su majestuosidad – BonHwa miró como SeokJin centraba todos sus sentidos en aquel animal – cierra tus ojos e imagina la flecha atravesando su cuerpo. Respira un segundo, tira de la flecha y la cuerda al mismo tiempo. Entrecierra tus ojos, suspira y suéltalo.

La suave voz de la omega resonaba en los oídos del beta. Cuando regresó su atención a el frente, el animal estaba totalmente sin vida.

—Wow, eres asombrosa – SeokJin le devolvió el arco a su dueña.

—Se lo debo a mis padres – tomó una flecha y la colocó en su arco – sin ellos no sería lo que soy ahora.

Sus sentidos se alertaron cuando pudo distinguir tres aromas desconocidos. Jengibre, menta y un sutil aroma a limón. Ella hizo una seña de silencio, dejando expectantes a los presentes. Caminó con sigilo hacia adelante y en cuanto vió las siluetas avanzar apuntó hacia ellos.

—¡Por favor, no nos haga daño!

BonHwa no bajó su arco hasta que pudo ver a un hombre completamente moribundo y terriblemente lastimado. Bajó su guardia y se acercó a ellos, haciendo que todos los guardias que estaban con ella se acercaran también.

—Dios mío, ¿Qué les ha ocurrido? – la omega rompió una parte de su ropa para tratar de lavar un poco las heridas del que parecía un alfa – SeokJin, una cantimplora, ¡Rápido!

Con algo de desconfianza, atendió al llamado de su amiga y le llevo el agua. BonHwa humedeció el trozo de tela y comenzó a limpiar los restos de sangre del rostro del alfa. Debía admitir que era realmente atractivo y de rasgos finos, aún debajo de todas esas heridas. Los guardias y SeokJin se encargaron de atender a los otros dos, eran rasguños superficiales, algo simple de tratar.

—¿De dónde provienen?

La duda aún rondaba en la cabeza del consejero, en ocasiones anteriores había sucedido lo mismo y eran infiltrados de otros reinos que querían asesinar a BonHwa.

—Somos de Timoría – habló el beta – soy Kim Namjoon, el médico de la familia real.

—¿Y qué hacen en éstas tierras? – preguntó la omega sin despegar la vista del brazo del joven alfa – no es muy común ver foráneos en estas tierras.

—Caminamos por largos senderos en el bosque, buscando a algún reino que nos diera cobijo – habló Namjoon – tuvimos que huir del nuestro.

—¿Y por qué razón? – BonHwa estaba preocupada – ¿Están en guerra? ¿Necesitan ayuda?

—No podemos dar más detalles del asunto hasta que encontremos a los reyes del lugar más cercano – Taehyung se sentía apenado con aquella buena mujer –  lo siento.

BonHwa sonrió.

—Soy Bae BonHwa, reina de las tierras en las que estáis – sonrió – Hilgrand les recibirá con los brazos abiertos.

Kingdom » PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora