Capítulo 23

1.6K 151 47
                                    

- ¿Por qué Kirishima tiene que tener a las chicas más lindas como amigas? - dramatizó el pelimorado, visualizando como su pelirrojo amigo era rodeado por grupo de personas, donde la mayoría eran mujeres.

- Deja de quejarte Mineta, das asco. - dijo una peliazulada caminando a un costado de ese chico.

- Jiro tiene razón. - afirmó Sero, alejándose de Mineta. - ¿Por qué no vas y tratas de presentarte como su amigo? - bromeó con sárcasmo.

- ¡¡Es una excelente idea!!

Antes de que Hanta pudiera argumentar algo, el pelimorado ya había desaparecido de su radar.

Mineta se dirigió hacía donde estaba Kirishima, junto con su nuevo grupo de amigos.

- Chico duro, ¿cómo es Tsuki contigo? - llegó a escuchar. Se quedó en silencio.

- Pues...

- Sabes que escuchar conversaciones ajenas esta mal ¿verdad? - preguntó un moreno con ceño fruncido, dirigiendo una mirada de pocos amigos al pelimorado.

- Lamento eso, sólo quería hablar con mi gran amigo Kirishima. - respondió, llevándose una mirada de sorpresa y burla por parte de todos.

- Si, se nota que para ti es un gran amigo. - burló la pelirroja, sacando varias risas a sus amigos.

- ¡Ay, chicos! No sean así. - reprochó Eijiro. - Les presento a mi amigo Minoru Mineta.

- Un gusto en conocerlas señoritas, caballeros. - dijo tratando de usar un tono coqueto cuando miro a las chicas. - Minoru Mineta, a su servicio.

- Minoru Mineta, 16 años, quirk pop off. - dijo Yuu mirando de arriba a abajo al pelimorado. - Souda Yuu, un gusto.

- Satoru Matsuo. - dijo el rubio.

- Nanami Takeda.

- Connie y Azula Blouse. - dijo la pelirroja señalándose a ella y a su hermana respectivamente.

Hablaron de temas triviales, más que todo por ignorar a Mineta, ya que Souda, mediante miradas, advertia a sus amigas de la perversión del chico.

(...)

Caminaba por los solitarios pasillos de los dormitorios, esperaría a que la tetera con patas, como él se refería a ella, saliera de sus clases para que lo llevé de regreso a casa. En cierta parte, agradecía el hecho que lo llevará con ellos y así poder despedirse cómodamente de su pareja; pero al parecer esa maldita extra no se dió cuenta de que él no podría regresarse.

Maldita Connie. Pensó frunciendo el ceño, mirando el teño de su habitación de los dormitorios. ¿Alguna vez usará su maldita única neurona para pensar las cosas dos veces?

Conocía la respuesta. Suspiró. En sus doce años de amistad, jamás había visto a su amiga usar su cerebro para algo.

Descansar.

Esa idea paso por su mente. Arruinaría su rutina de sueño, pero las brazos de Morfeo persiguiéndolo era lo único que lo molestaba ahora. Cerró sus ojos, tratando de dormir. Sabía que lo lograría, después de todo, se empezaba a relajar demasiado.

Corría.

Estaban jugando a las escondidas, y debía encontrar un escondite demasiado bueno si quería ganar.

- Tsuki, ¿dónde te vas a esconder? - preguntó una de las dos peliplata, la menor para ser exactos.

- En un lugar donde no me encuentré, obvio. - contestó alejándose.

Una ayuda al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora