Capítulo 40.

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Mierda, mierda, mierda. Pensaba Eijiro mientras corría.

Trataba de seguirle el paso a Katsuki, pero en un intento de recuperar aire, lo perdió de vista. No estaban cerca de la casa de los Bakugou's, ni mucho menos en los dormitorios. ¿Dónde rayos se había metido Katsuki?

Su mente hizo clic al darse cuenta en que zona se encontraba. Había varios hoteles cerca junto a las típicas zonas turísticas de Tokyo. 

¿Será posible que...?

Entró a uno y a otro hotel, preguntando por algún integrante de la familia Bakugou. Bingo. Consiguió la información: una habitación de cama matrimonial en el séptimo piso del hotel Aman Tokyo, bajo el nombre de Hanna Bakugou.

- ¿Puede darme la llave de la habitación? - Pidió con desespero.

- Lamento decir esto. - comentó la chica de la recepción. - No puedo entregarle las llaves de la habitación, está contra las normas del hotel.

- Debe estar reservado para mí.

- Disculpe, pero...

- Soy Eijiro Kirishima. - dijo el pelirrojo. - ¿Puede revisar?

- Un momento. - obedeció rendida la chica. Sus dedos se movían rápidamente por el teclado, sorprendiéndose en segundos al ver el nombre de aquel chico. - Puede pasar.

- ¡Gracias!

Eijiro subió las escaleras por no querer esperar el ascensor. Llegó jadeante al séptimo piso, caminó por el pasillo deteniéndose frente a la puerta de la habitación 501. Suspiro. Tenía miedo.

Escuchó un grito dentro, por instinto su mano viajo hasta la perilla, más no la abrió. ¿Si quiera tenía derecho? ¿No lo había perdido ya? Los pasos dentro de la habitación se escucharon, luego se detuvieron. ¿Le había pasado algo? Respiro profundamente. Era el momento, tenía que decir lo arrepentido que se sentía. Claro que no se arrepentía de haber tenido a Maiko, solamente no pensaba que su tiempo, el cual de pre si era limitado, ahora lo era más. Abrió la puerta lentamente, entrando de la misma manera.

- ¿Quién mierda es? - dijo Katsuki aún con los ojos cerrados, ignorando por completo el que su voz sonará rota. - Dije que no quería que me estén jodiendo.

Silencio.

- No porque trabajen aquí tienen que estar chingando. - dijo levantándose. Sorprendiéndose internamente al ver al sujeto que tenía frente suyo. - ¿Qué mierda haces aquí? Si querías decirme que no tenías ninguna intención de hacerte cargo de Maiko, no tenías porque hacerte presente. - dijo ignorando a la pequeña fierecilla triste en su interior. - Puedes largarte. 

- Baku-love, yo no..

- ¿Qué? ¿Vienes a decir que no te arrepientes? - Bingo. Le dio en el clavo al darse cuenta de la mirada desviada de Eijiro. - Déjame entenderlo. - Suspiró. - ¿Dices que no te arrepientes cuando claramente te escuche decir a los estúpidos extras que te arrepentías? ¿Quieres que me crea esa pendejada? ¿En serio?

- Se que suena mal, pero no es lo que quise decir. - Empezó a hablar el pelirrojo, mirando al suelo. - No yo me arrepiento de tener a Maiko, jamás me arrepentiría por eso. - Se acercó a Katsuki, sujetando sus manos a pesar de la resistencia del rubio. - Solo quería un tiempo para nosotros.

- ¿Un tiempo? - Sus ojos empezaban a escocer. La idea de un tiempo le recordaba las veces que el hiperactivo rubio que tenía como amigo, se quejaba de su antigua relación. 

- Si, un tiempo a solas. - dijo ignorando el hecho de ser el culpable de la tristeza del rubio. - Tú y yo, juntos.

Abrazó al rubio, siendo consciente de ser un posible suicida. Esperaba una exposición, más nunca llegó. El agarre del rubio se hizo fuerte, mientras el sonido de sus lágrimas invadían la habitación. 

(...)

Katsuki estaba en el regazo de Eijiro, sus largas pestañas estaban acompañadas del resto de lágrimas. Después de haberse desahogado, se había quedado dormido.

Eijiro seguía con ese sentimiento de culpabilidad, él no quería ser causante de las lágrimas del rubio, pero, desgraciadamente, lo fue. Rompió la gran promesa que se había echo, una promesa que estaba encima de ser un gran hombre varonil. ¿Por qué lo había echo? No tenía idea. No. Claro que sabía porque lo había echo, pero no esperaba que su amado Baku-love lo escuchará.

- Deja de atormentarte. - comentó el rubio, piñizcando la mejilla del pelirrojo. - Deja de pensar en eso. Es molesto.

- Lo siento, pero, realmente me siento culpable. - confesó mirando el suelo, ignorando el ardor en su hombro. Las chispas de su pareja le estaban causando quemaduras. 

- ¿Vas a seguir con lo mismo? ¿Quieres que te explote?

- Lo siento.

- Mierda. Deja de disculparte.

- Lo siento.

- ¡Vete a la mierda!

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¡Hey! ¡Hola a todos!

¿Cómo estáis?

Después de miles de años, sigo vivo. *Bailecito feliz*

Es increíble como esta historia esta creciendo, a tal punto de estar casi lista para los Wattys 2021 ¡¡Qué emoción!!

Solo tendría que acabarlo y listo.

Lamento que el capítulo sea corto, pero me quede sin ideas, pero no os preocupéis, mi cerebro sigue funcionando.

Ya estoy escribiendo los siguientes capítulos, no es por mala ni nada, pero ya estamos cerca del final.

Eso es todo.

Hasta la próxima.

Bye, bye.

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