- ¿Y bien?
- Pues verá.. - empezó a decir el mayor de los Kirishima's - Él es mi hijo.
- Uhm.
- Y el de Bakugou - termino de decir, sintiendo la mirada asesina de Katsuki, y una pequeña sonrisa por parte del pelinegro menor.
- Soy Tadashi Kirishima - dijo el pequeño después de mirar a su 'madre'. - Vengo del futuro.
- Vaya, no hay alguien con esa particularidad en la UA ¿verdad? - pregunto el profesor, respondiéndose asimismo. - No, porque si lo habría nos lo hubieran dicho. - meditó un rato y después habló. - ¿Sabes cuando tiempo dura el efecto del quirk?
- No - contestó cabizbajo - él que controla el quirk tiene recién 2 años desde que lo descubrió, todavía se le hace difícil manejarlo.
- Entonces van a tener que esperar hasta que la particularidad deshista o los del futuro traten de regresarlo. - sentenció cerrando sus ojos - Por mientras, tendrán que cuidarlo.
- ¿Qué?
- Es su hijo después de todo. Cuidenlo.
- ¿Qué pasará con las clases? - pregunto el pelirrojo.
- Se turnaran o yo que se, el caso es que no dejen solo al pequeño.
Dicho esto salió del salón. Tenían que ponerse de acuerdo, pero no sabían como.
- ¿Y si me quedo con mamá? - pregunto Tadashi tomando asiento en un silla - es el más responsable de los tres.
- Cállate mocoso.
- Pero tiene razón - replicó el de hebras rojas - Eres el más responsable y el mejor, pero si no quieres esta bien.
- Le podríamos decir a Deku para que me cuide - sugirio el menor, pareciendo un suicidio aunque no lo fuera, él trataba que su madre cediera con eso.
- ¡¿Al brócoli andante?! ¡Ni loco! - gritó, cayendo en la trampa hecha por un pequeño. - Andando. - Dijo tomando de la mano a Tadashi, miro a Eijiro y dijo: - Más te vale que estés atento a clases, pelos de mierda.
El pelirrojo empezó a caminar junto a su pareja e hijo, en un silencio medianamente cómodo. Los susurros a su alrededor no faltaban, después de todo no habían hecho pública su relación, tampoco es como si les importará, pero a Tadashi sí, oía claramente como discriminaban o se burlaban a sus padres, y, aunque a ellos no les importe, a él sí, y mucho. Se soltó del agarre que su madre le propinaba y dió vuelta.
- Si quieren decir algo, digando en mi cara - exclamó en una orden, dando una auro temerosa a todos. - ¿Y bien? ¿Tienen miedo o qué?
- Cálmate pequeño enclenque - dijo un rubio caminando entre la multitud. - No es como si don explosivo sea el centro del universo - dijo parándose frente a él - Y qué importa si hablen de ellos o de ti, no importa, no son importantes.
- Cierra el puto osico - ordenó Bakugou enojado a más no poder - Si ignoro el bullicio que hacen es por no querer hablar contigo, ¿Qué importa si eres una fotocopiadora? No vales nada.
- ¡Uy! Lo siento majestad.
- Lamentalo más, copia barata.
- Lamento no tener las ganas suficientes como para disculparme con usted - dijo riendo - no es como si pudierás obligarme a callar.
- Ya cállate Monoma - ordenó otra voz más apagada e irritada - Deje en paz a la rubia.
- Tsk. - Fue lo único que salió de los labios de Katsuki antes de empezar a avanzar, claro, no sin antes, jalar a a su hijo del brazo.
Su instinto maternal se había activado una vez había estado frente a ese manipulador.
Volvieron a retomar su camino, esta vez un poco tensos pero nada más. Se detuvieron frente al gran portón que tenía escrito 1A, iban a dejar a Eijiro para después irse a los dormitorios, Bakugou no dejaría a su hijo solo por estos gigantes corredores.
- Bueno, nos vemos más tarde - dijo Eijiro sonriente, revolviendo un poco el cabello del pelinegro y besando la frente del rubio - Cuídense.
- Lo que sea.
- Hasta más tarde, papá. - Dijo Tadashi sonriente, aunque con una meláncolica presente, meláncolia que no fue pasada por alto por Katsuki.
Volvieron a caminar, después de haber visto a Kirishima, mayor, entrar al salón, esta vez acompañados por un pequeño tarareo por parte del menor.
- ¿Qué paso? - pregunto Katsuki un tanto preocupado.
- Sólo recordé todas las veces que decía eso - Dijo suspirando. - Haya casi nunca están en casa - dijo refiriéndose al futuro - Ambos son héroes profesionales, y no tienen tiempo para nosotros.
Katsuki calló.
Sabía perfectamente a que se refería, ese era uno de los principales motivos por los cuales no quería tener hijos, pero no podía hacer nada, podía cambiar su presente actual y así su futuro, aunque eso significaría la desaparición de los tres mocosos que había concebido con Eijiro.
Suspiro.
No quería ponerse sentimental, en un lugar donde todos esos extras, según él, nuevamente, podrían verlo. No dañaría su imagen.
- Mamá - llamó el pelinegro mirando al rubio, que tenía toda su atención. - ¿Qué vamos hacer?
- Vas a estudiar.
- ¿Qué? ¿Por qué?
- Porque necesitas aprender más.
- Pero..
- Si estudias algunos temas, vamos a entrenar.
- ¡¿En serio?! - pregunto con un gran brillo en sus ojos.
Igual a Kirishima. - Pensó soltando una pequeña sonrisa. - Si, solo si estudias lo necesario.
- Entonces, vamos, vamos, vamos.
Tadashi empezó a jalar del brazo a Katsuki, queriendo llegar lo más pronto a su habitación, en cierta forma le recordaba las veces que Kirishima quería hacer algo. Otra sonrisa apareció en su rostro, dejándose guiar por su pequeño, quien empezaba a desubicarse.
- Igual de cabezota que tu padre - soltó el rubio golpeando la cabeza del menor. - Es por aquí.
Nuevamente fue jalado por el pelinegro que empezó a subir por las escaleras, no quería perder tiempo esperando el ascensor. Llegaron al tercer piso, uno con una gran sonrisa como si no hubiera subido tres pisos corriendo, mientras que el otro parecía, o, mejor dicho, quería matar al otro por haberlo arrastrarlo por los tres pisos.
- Idiota.
- Lo siento - se disculpo el pelinegro sonriendo - Me emocioné un poco.
- ¿Un poco?
- Bueno, mucho.
Bakugou sonrió levemente y comenzó a caminar hasta su habitación. Aunque no quisiera aceptarlo, sabía que iba a terminar encariñándose con ese mocoso.
Colocó su llave en la perilla y abrió la puerta, encontrando su cuarto levemente desordenado debido a su demora de la mañana no había tenido tiempo de arreglar. Chasqueó su lengua y empezó a acomodar sus cosas, empezando a tender su cama y recoger la ropa sucia y colocarla en la cesta de ropa en un ricón de su habitación. Acomodo también los libros que estaban regados por el pequeño escritorio que tenía, dejando todo en la repisa, perfectamente acomodados. Todo bajo la espectante mirada del pelinegro, quien había estado sentado en la única silla de la habitación.
- Bien, ¿Con qué empezamos?
- Con matemáticas. - sentenció sonriendo maliciosamente al ver la cara de horror de Tadashi. - Veamos si no eres tan cabeza hueca como tu padre.
Tadashi tragó saliva. ¿Cómo explicarle que era completamente igual a su padre, con respecto a las clases? Temía por su vida, más al escuchar el pequeño clic de la puerta al ser cerrada.
Quizás este sea mi fin. Pensó suspirando.
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Una ayuda al pasado
Fiksi Penggemar¿Qué harías si de la nada aparece un chico con las mismas características físicas y mentales que tú y tu posible pareja? ¿Y peor aún si él mismo revela que es tu hijo? Esas preguntas encajaban perfectamente con el cara descuadrada de Katsuki Bakugou...