- ¡Eijiro!
- Baku-love, no deberías estar aquí.
- Ni una mierda. - contestó enojado, abrazando al pelirrojo. - Si no es por Abe Dai nadie me hubiera traído aquí.
- Sabes que no debes alterarte.
- Mas alterado estoy sin saber nada de ti, ¡Idiota!
- Lo siento. - dijo sonriendo. - También te extrañé.
Recibió gustoso el abrazo que le propinaba el rubio, acariciando su enorme panza, sintiendo las patas de su hija.
- Falta poco.
- Muy poco. - sonrieron.
- ¡¡¡BRO!!!
- Sabía que mi tranquilidad no iba ser duradera. - murmuró el rubio cenizo alejándose un poco del abrazo.
Eijiro rio.
- Pensé que ibas a morir. - exageró como siempre. - Todos estábamos muy preocupados.
- ¿Tú piensas? - preguntaron una peliazul en compañía del rubio cenizo.
- Para su información, si. - contestó un poco ofendido. - Pero eso no importa.
- Chicos, ¿para qué vinieron?
- Queríamos saber como estabas, quedaste mal herido. - contestó el peliverde acercándose a la camilla. - Kacchan no nos quería decir donde estabas.
- ¡¿Por qué tendría que contaros algo a ustedes, malditos extras?! - gritó el rubio levantándose de la camilla.
- Calma Tsuki. - dijo la peliplata sonriendo. - El bebé te va a patear.
- Muérete.
Risas se escucharon en la habitación 212 de aquel hospital, junto a una conversación amena entre los dos amantes. Sus palabras extrañas y gracias entre sus amigos, convertían la triste habitación en una alegre, parecida a un circo.
(...)
Caminaba vagamente por los pasillos de los dormitorios. Las luces estaban apagadas y un silencio tétrico estaba presente. ¿Dónde se había el grupo de tíos revoltosos que tenía? ¿Por qué no se escuchaban los gritos de su madre? Daba miedo.
- ¿Mamá?
Eco. Eso era lo único que lograba escuchar.
La risa de una pequeña niña se logró escuchar. Corrió en dirección de dónde provenía esa pequeña risa. Conocía esa risa, era su pequeña revoltosa y querida Aiko, solo ella lograba reír como bruja sin morir en el intento. En efecto, estaba ahí. Pero no reía por estar divirtiéndose, reía para no llorar. Su rostro lleno de lágrimas era demasiado evidente. ¿Por qué lloraba?
- Aiko.
- Hermano. - susurró la pequeña rubia. - Hermano. - volvió a susurrar, corriendo hacía el pelinegro. - Dime que no es verdad. Por favor, esto no es verdad.
- ¿De qué hablas, princesita?
- Tadashi. - una voz un poco más gruesa sonó detrás de él. - Mamá...
- ¿Qué pasa, Ryuu? - preguntó mirando el rostro gacho de su hermano mayor. - ¿Qué esta pasando? ¿Por qué están así?
- Mamá falleció.
El aire le faltaba. ¿Esto era una pesadilla verdad? Tenía que estar en un sueño. Esto no podía ser real.
Y sus ojos se abrieron.
Pero ¿Qué mierda? Pensó con la respiración agitada.
Su mirada se posó en toda la habitación.
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Una ayuda al pasado
Fanfic¿Qué harías si de la nada aparece un chico con las mismas características físicas y mentales que tú y tu posible pareja? ¿Y peor aún si él mismo revela que es tu hijo? Esas preguntas encajaban perfectamente con el cara descuadrada de Katsuki Bakugou...