In Solitary // Kageyama Tobio [HIATUS]

D i e c i s i e t e

Muchas veces las personas te sorprenden cuando deciden mostrar un lado oculto de su ser. Un lado que pretenden ocultar muy bien y mostrarlo cuando la situación lo requiera. Yo, por mi parte, sabía que para Tsukishima no se trataba solamente de un club de voleibol y como dijo Tadashi durante una de nuestras conversaciones: Kei no odia el voleibol y estoy seguro de eso. Era muy evidente, pero, se enfrascaba tanto en no demostrarlo y a veces creías que seguía ahí por obligación, como si fuera más una demanda que por mérito propio.

Bokuto también le dijo durante una rara petición de consejos por parte de Tsukishima, que cuando llegara su momento quedaría totalmente prendado del voleibol y quiero informarles que en estos momentos, todos los espectadores presenciamos el momento donde el rubio se enamoró un poco más de aquel deporte, donde por fin todas las dudas de su mente se aclararon y dejaron de ser un pantano escabroso.

El marcador indicó que Karasuno se llevó la victoria de ese set. Todos esperamos en silencio que Kei decidiera celebrar aquel bloqueo perfecto del remate de Ushijima, y cuando vi que apretó su puño mientras un grito de felicidad salió de su boca, Akiteru y yo nos abrazamos emocionados mientras chillabamos el nombre del muchacho.

— ¡MUY BIEN TSUKISHIMA!—.

...

Mitad del cuarto set. Y por primera vez en mi vida vi a un Kageyama Tobio totalmente cansado, derrotado. Me mordi el labio superior nerviosa cuando vi que lo harían descansar para el último set, mientras que Sugawara tomaba su posición de setter.

— ¡Vamos Sugawara!— chille mientras agitaba mis brazos nerviosa.

El chico mayor volteo a mirarme mientras me regalaba una hermosa sonrisa, con sus dos dedos pulgares levantados en signo de positivismo. Suspire exhausta mientras el pitido dio comienzo nuevamente al set.

Me agotaba verlos, sentía su cansancio en mis hombros y ya no podía más con nada. Los tambores sonaban, dando un poco más de animo a los chicos, ya que, en estos momentos todo servía para dar un poco de aliento a los jugadores de nuestro equipo.

Seguía a la pelota con la mirada, no podía dejarla de verla y adivinar las próximas cientos de miles de jugadas que se podrían hacer con ella. Los chicos atacaban sin descanso, pero Shiratorizawa no se dejaba vencer. Había que romperlos, como dijo el entrenador Ukai, romperlos mientras se tiraban miles de navajas filosas sin parar al contrincante, pero irremediablemente, ellos tenían la fuerza bruta y diamantes individualmente pulidos de por si, haciendo entender de que de igual manera había una brecha gigante entre ambos equipos.

Pero todo cambio, cuando en un intento de bloqueo nuevamente de Tsukishima, la sangre entre sus dedos comenzó a brotar mientras una expresión de dolor se apoderaba de sus facciones. Me di una palmada en la frente antes de salir corriendo rápidamente hacia abajo, sabiendo perfectamente que había que curar aquello. Akiteru me seguía por la espalda.

...

Kiyoko se fue con el rubio mientras que yo tuve que irme a la cancha por si pasaba algo más. Increíblemente, la presión se sentía aún mucho más y mis nervios comenzaban a apoderarse de mi ser con más intensidad. Suspire resignada mientras me acomodaba a un lado del profesor Takeda y comenzaba a ver aquella batalla desde la primera fila.

Con la salida de Tsukishima y el descanso prolongando de Kageyama, digamos que los chicos comenzaron a flaquear un poco. No obstante, me impresionó bastante que Narita siguiera jugando con siempre, aún que ya sabíamos todos que se estaba muriendo de nervios por dentro.

— Haré entrar a Kageyama— murmuró el entrenador— ¿Puedes decirle que empiece a calentar Nezuko?— asenti mientras me levantaba nuevamente.