In Solitary // Kageyama Tobio [HIATUS]

U n o

Primer día de escuela y ya estaba llorando en el baño. Había olvidado tomar mis medicamentos antes de venir a la escuela y me estaba dando un ataque de pánico porque no pude controlar mi estrés. Trate de levantarme pero siempre terminaba de rodillas en el suelo, sentía mi piel ardiente y palpitaciones en mi cráneo que me dejaban completamente aturdida. Una vez más traté de ver si mis pastillas estaban en mi bolso, pero no había absolutamente nada. Mire al frente donde estaba la blanca puerta del cubículo y mi vista comenzaba a ponerse borrosa, trataba de mantenerme despierta, pero mis pulmones comenzaban a acelerarse y mi tráquea se apretaba con cada respiración. Lentamente comencé a caer, lo último que captaron mis odios fue a mi frente chocar fuertemente contra la puerta y una voz femenina.

...

No sé cuánto tiempo pasó, pero me encontraba en la enfermería de la escuela. Me refregue los ojos para luego levantarme lentamente. Mire a ambos lados y mi vista solo captó a una chica extremadamente hermosa mirandome con mucha preocupación en sus lindos ojos. Mi trance por su belleza fue interrumpido cuando la bella chica habló:

—¿Estás bien?— la chica me miró expectante por mi respuesta, solo me sonroje de la vergüenza, sentí hasta mis orejas palpitar por el sonrojo.

— Esto...– comencé a murmurar medianamente incomoda— Lamento haberte echo pasar por esta situación....— la mire porque no sabía su nombre y porque sentía culpa que tuviera que cuidar de mi. Mañana vendré lo más dopada posible para que no vuelva a pasar nuevamente. Vivan las drogas médicas, nada más que agregar sobre este asunto.

— Mi nombre es Kiyoko Shimizu— dijo la linda chica, asenti levemente ante su respuesta— No te avergüences, solamente yo te encontré en el baño— suspire aliviada, menos mal me encontró solamente ella, si hubieran sido más personas de seguro me hubiera desmayado por la humillación.

— El mío es Nezuko Saeko— susurre mientras me rascaba la cien, ¿por qué tenía que ser tan linda esta mujer?— Nuevamente perdón por haberte echo perder clases, yo-o soy de primer año y me dio pánico entrar a una escuela a casi mitad del año...— suspire frustrada mientras miraba sobre mi hombro para ocultar mi rostro con humillación impregnado en él.

— Con razón no te encontraba cara de conocida— ella murmuró, se levantó de la silla donde se encontraba sentada y estiró su mano hacia mi— Te ayudaré a encontrar tu salón, así que levántate si te sientes mejor ahora — asenti ferozmente mientras me quitaba las sábanas de cuerpo y tomaba su delicada mano.

Mientras caminamos a mi salón, Shimizu me contó que estaba en tercer año de preparatoria y que era mánager del equipo de voleibol masculino. También me contó que me encontró botada en el baño, pálida como una hoja de papel y con un chichón en mi frente. Estaba muy avergonzada, pero era la consecuencia de no haberme empastillado antes de venir a la escuela. También me comentó que estuve 2 horas inconsciente en la enfermería, bueno era poco tiempo comparado a una vez que estuve 1 semana sin dar señales de querer despertar.

Además, me dijo algunas cosas básicas de la escuela, y que como era nueva debía inscribirme en algún club, y ahí fue justamente cuando soltó la bomba de que estaba buscando una mánager para que la reemplazará cuando ella ya no estuviera. Algunas lágrimas salieron de mis ojos cuando supe que se tenía que ir en algún momento, porque desde este instante Kiyoko-senpai era mi Ángel Salvador. Me sentí muy mal por haberla echo perder más de 2 horas de su tiempo mientras me cuidaba, pensé en alguna manera de demostrarle mi gratificación por haber cuidado de mí y no dejarme a mi suerte, y como aún estaba media estúpida las palabras salieron de mi boca inconscientemente.

— Como muestra de mi agradecimiento y por haber cuidado de mí...— la detuve en mitad del pasillo, tomé una bocanada de aire y las palabras salieron de mi ser sin pedirme permiso— Me inscribire para ser mánager del equipo— ella emocionada agarró mis dos manos y sonrió de una adorable manera. ¡DIOS MIO! ¡SU BELLEZA ME DEJARÁ CIEGA Y SIN AUTOESTIMA!.