In Solitary // Kageyama Tobio [HIATUS]

T i m e s k i p...✈️

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Mire mi última medalla de oro entre mis dedos mientras caminaba por los pasillos hacia mi camerino.

Sonreía ante las felicitaciones que se me daba en mi paso y me detenía de vez en cuando a hablar con alguna de mis compañeras para abrazarlas por última vez.

Mi era de gloria había llegado a su fin, y no porque estuviera vieja, sino que... algo había empezado a detenerme hacia algunos meses.

Llegue finalmente a mi camerino y lo primero que me recibió fue una explosión en mi oído y luego miles de serpentinas cayendo frente a mis ojos.

El llanto de mi padre me hizo suspirar mientras dejaba el ramo de rosas sobre la banqueta y me dirigía hacia el pobre hombre para abrazarlo fuertemente.

— Lo hiciste tan bien mi bebé— mascullo mientras me acariciaba el cabello — Papá esta muy orgulloso de ti— murmuró mientras besaba mi coronilla.

Sonreí enormemente mientras restregaba mi rostro sobre su pecho, intentando que mis lágrimas no se deslizaran por mi rostro, pero... fallé olímpicamente y en menos de un segundo mis ojos eran cascadas recargadas de agua que se empeñaron en humedecer mis mejillas y rostro por completo acompañado del sonar de mis mocos.

De seguro debía verme bastante atractiva. O eso quería creer hasta que mi padre me dijo que parecía un perro mojado.

— Ya no llores — susurró suavemente mientras me secaba los mocos con su pañuelo — Aun no entiendo porque te retiras a tan temprana edad pero...— dijo algo apenado— Te entiendo y no te forzare a seguir sino quieres mi niña— mascullo mientras ahora procedía a secarme las lágrimas.

Tome una gran bocanada de aire antes de responderle.

— Ya lo sabrás pero aun no es el momento — murmure algo avergonzada— ¿Kageyama no ha...— y guarde silencio al ver la expresión sería de mi padre sobre su rostro.

— ¿Porqué sigues pensando en él luego de que rompió contigo hace tres semanas?— preguntó casi tan amenazante como un león.

Sonreí de manera nerviosa mientras me deshacía de su agarre y me dirigía a la banqueta que estaba llena de regalos de mis fanáticos, compañeros y gente de mi equipo de preparación.

— ¡Oh mira!— dije mientras tomaba un enorme peluche de Mickey Mouse entre mis brazos— ¡Es un lindo regalo!— chille emocionada.

Mi papá alzó una ceja incrédulo.

— No te hagas— mascullo entre dientes— Kageyama no esta para ti y tu no estarás para él así que no creo que pretendas ir al partido de...— y guardo silencio cuando vio mi enorme puchero sobre mi rostro.

— ¡No iré por él papi!— grite avergonzada mientras apretaba el peluche entre mis brazos con aún más fuerza — También jugará Hinata y recuerda que soy una de sus auspiciadores— remarque.

El casi viejo no se tragó mi mentira.

— Haz lo que quieras— dijo chasqueando la lengua — Total ya eres adulta e independiente pero ...— me miró de forma filosa— No perdonaré a ese niño cuando él sabía perfectamente que lo necesitabas en ese momento pero decidió seguir adelante sin importar el porqué de tu derrumbe— murmuró molesto— Nunca entenderé su motivo de dejarte pero cuando te vi llorar tan...— susurró — De esa forma tan dolida me recordó a ese día en el que...— apretó los labios fuertemente para no decir lo que venía.