Capítulo 5

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Madelaine

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Madelaine

Mi atención es desviada hacia mi móvil que se ilumina con una llamada.

—Diga.

Madelaine, ya está el auto para partir, te espero aquí abajo.

—En unos minutos bajo —le respondo a mi guardaespaldas.

Estiro mi mano para tomar mi perfume favorito, uno que costó bastantes euros. Me aplico un poco en la cueva de mi cuello, en mi pecho y mis muñecas.

Me levanto para darme una última mirada en el gran espejo de mi vestidor.

Me he decantado por un vestido negro brilloso, es largo con escote en V que llega hasta arriba de mi ombligo y con un corte desde mi muslo hasta donde termina en mis tobillos.

Un collar de diamantes con un brazalete y aros en combinación decoran mi cuerpo. Todo regalo de mi madre por mi cumpleaños número veintiuno.

Mi larga melena oscura con mis ondas naturales va suelta, haciendo resaltar mis ojos azules.

Mi móvil vuelve a sonar con un mensaje de Marcus, avisándome que si no bajo ahora llegaremos tarde y corro con el riesgo de que no me dejen entrar.

Camino hasta la mesa del comedor para tomar mi bolso y lo especial de esta noche.

La máscara.

Estas fiestas exclusivas se rigen por ciertas reglas.

Regla número uno: uso de máscara para resguardar la identidad, solo se pueden retirar en privado.

—¿Tienen la dirección verdad?

—Por supuesto —contesta Marcus mientras me abre la puerta del auto negro—. Se encuentra en la invitación.

—La cual tienes tú, guapo —le guiño el ojo, él se limita a negar con la cabeza mientras ríe.

Como aún la prensa sigue sin descubrir que ya estoy en la gran ciudad, no he necesitado de más guardaespaldas que Marcus, pero la situación cambiaría el lunes con el comienzo de las grabaciones.

En Londres, hace un tiempo comencé a asistir a estas fiestas privadas. Me costó al principio dar con una y fue más difícil aún lograr que me invitaran.

Esa noche que pase con Alex, le hablé de mi gusto por esta clase fiestas, a lo cual él me correspondió, me prometió que cuando se enterara de que se llevaría a cabo una cuando me mudara a los Estados Unidos, él me haría invitar.

Fui sorprendida el jueves por la noche en la pequeña fiesta que hicieron los chicos del elenco, cuando Alex al despedirse me entregó un sobre bordo. No me esperaba recibir la invitación tan rápido, días después de llegar a la ciudad americana.

Cuarenta minutos después el auto aminora la velocidad a medida que se estaciona detrás de un Ferrari azul de último modelo.

Hermoso.

FUEGO © (Arder 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora