Capítulo 34

1.3K 213 7
                                    

Madelaine

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Madelaine

Febrero 2014

—¡Feliz cumpleaños! —gritó Keira a la vez que saltaba sobre mí, provocando que abriera los ojos exaltados por su acción.

Mi hermana pequeña podía, y aún puede causarle un infarto a cualquiera, por más joven o vieja sea la persona.

—Gracias Kei —digo dejándome abrazar fuertemente por ella.

Mi hermana de trece años amaba los cumpleaños, y deseaba que llegaran los de todos en la familia para hacer alguna manualidad como regalo sorpresa.

Ese año no fue la excepción. La pequeña Dumont me regaló una caja enorme a la que ella llamó caja de los cinco sentidos. La cual tenía diferentes compartimientos con perfumes, comida, fotos y otras cientos de cosas más.

—¿Qué haremos hoy? —le pregunté cuando se sentó sobre mi cuerpo mirándome desde arriba con una gran sonrisa.

—No sé... —dijo con una sonrisa peligrosa, tan igual como la de nuestra madre.

—Kei...

—¿Qué? Yo solo vine a despertarte —se defendió bajándose de la cama—. Te deje ropa en la silla, báñate que te espero fuera.

Arrugué mi ceño ante sus confusas palabras, pero la pequeña pelinegra no me dejó preguntar nada debido a que salió corriendo mientras cerraba la puerta.

Bostezando me senté en la cama y tomé mi móvil, encontré algunos mensajes de gente que me conocía, de mis abuelos, de Ava, pero me decepcioné al no encontrar ninguno de Gregory, hasta encontré de su mejor amigo, Dmitriy, quien se estaba haciendo muy cercano a mi.

En ese momento no podía imaginar que podría haberle sucedido, o que estaba pasando con mi novio. La noche anterior lo había invitado a pasar la noche aquí pero se negó. Refutando que debía hacer una cosa y que terminaría muy tarde, le dije que no había problema con que viniera a cualquier hora pero se negó de igual manera.

Hacía semanas que ya no era el mismo chico que conocí, si bien a mi me seguía tratando igual de atento y divertido, era en menor medida que antes, y lo notaba más cansado. Había días que no hablábamos por completo o que llegaba con unas ojeras de no dormir días, me preocupaba pero solo me decía que eran problemas familiares.

Problemas familiares... Grigoriy es un año mayor que yo, y después de unos dos o tres meses de su graduación el año pasado, esos problemas familiares aparecieron. No tenía ni la menor idea de que trataban o que tan graves eran porque cada vez que preguntaba se enojaba para después cambiar de tema.

Tal vez se había dormido tarde y aún no despertaba. Seguro era eso, me dije a mi misma antes de dejar el móvil en la cama y adentrarme en el cuarto de baño.

FUEGO © (Arder 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora