Capítulo 25

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Antes de leer: ¿Cómo están?

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Madelaine

Mi mejor amiga, Ava, llegó el viernes por la mañana en el momento justo en el que todo estaba por explotar en la discusión que estábamos manteniendo con Connor. No sé qué hubiera sucedido si llegaba mucho después o si no llegaba. No puedo siquiera imaginarme como podría haber terminado nuestra discusión o que podríamos haber dicho o hecho solo por el momento de euforia.

Tan solo quería que Connor se fuera, para que no esté más involucrado en mi vida... pero creo que ya es demasiado tarde para eso. Si Grigoriy ha sido capaz de encontrar el lugar donde vivo y hasta aparecer en lugares donde voy, ya debe de tenerlo en su radar a él también.

Lo de las flores me lo ha confirmado todo.

Volviendo a Ava, hemos estado todo el viernes tiradas comiendo y manteniendo diferentes conversaciones sobre todos los aspectos de nuestra vida.

—¿Te gusta? —preguntó luego de meterse en la boca una gomita ácida.

—¿Las gomitas? Sí, son mis favoritas.

—No, tonta. Connor, ¿te gusta?

—Sí... está para morir.

—No me estás entendiendo —dijo al mismo tiempo que se acomodaba mejor en la cama—. ¿Cómo te sientes con él?

—Es cómodo... agradable... Me siento bien a su alrededor...

En el rostro de mi amiga se dibujó una pequeña sonrisa melancólica, y no tardé en darme cuenta del porqué.

Volví a traer el tema que me pidió hace meses que no hiciera, para no provocar daño a mi misma y para no seguir preocupándome. Pregunté por el tema que me ha estado carcomiendo desde hace tres años—. ¿No ha cambiado nada? ¿Una mejora? ¿Una señal?

—No...

—¿Qué ha dicho su médico?

—Nada las respuestas de Ava eran cortantes y eso me estaba desesperando.

—¿Nada? ¿No ha dado un nuevo pronóstico?

—Madelaine, te quiero con toda mi alma, pero no quiero hablar de ese tema. Ya te lo he dicho hace meses atrás ahí está y no quiero traer el tema una y otra vez.

—Entiendo —termine por decir porque sé que no quería hablar de que una de las personas más importante de su vida cuando está en una cama inmovil desde hace años.

Ambas nos quedamos un rato en silencio solo con el ruido que hacían las gomitas al sacarlas del paquete, hasta que una alarma sonó en el móvil avisándonos que estaba por empezar una de las películas que queríamos ver.

El sábado por la mañana fuimos al mejor salón de estética de la ciudad, en donde nos hicieron desde masajes, manicuras y por último, nos cortamos el cabello. Yo no hice nada extravagante más que un pequeño corte de puntas y oscurecer mi cabello un poco más, pero Ava sí, y ahora tiene un hermoso flequillo que acompaña su cabello corto, hasta debajo de la barbilla.

FUEGO © (Arder 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora