Capítulo 4

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Madelaine

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Madelaine

El miércoles duermo hasta tarde, aprovechando los últimos días de "vacaciones", y que estaba pudiendo dormir, porque a pesar de que no estoy en ningún proyecto a largo plazo, tengo un par de sesiones de fotos y una entrevista esta semana.

—Has despertado bella durmiente —dice en modo de saludo Marcus—. Tienes algo de desayuno ahí.

Me dirijo hasta el microondas donde me indica que ha guardado el desayuno. Tortillas.

—Muy saludable lo tuyo —comento tomando el plato y una taza para servirme café.

—No hay diferencia entre si comes eso o cereales, tú no engordas —se encoge de hombros.

Lo que dice es verdad, mi cuerpo se mantiene de manera ideal, no me sobra ni me falta nada, puedo comer lo que sea y seguir igual. Pero tampoco que si vivo comiendo chatarra me voy a mantener, sino que tengo mis momentos donde como lo que realmente quiero y no afecta negativamente en mi cuerpo.

Asimismo, trabajo mi cuerpo en el gimnasio cuando tengo tiempo, además gastó energías con otras prácticas un tanto más peculiar.

Pensar en el gimnasio me lleva a recordar que le debo preguntar a Cherry donde me ha inscripto en esta ciudad y que profesor de artes marciales ha conseguido.

Mi móvil suena, hablando de roma.

—Cherry.

Cariño, ¿te ha gustado el departamento?

—Sí, lo has hecho espectacular.

Perfecto. Hoy tienes una sesión de fotos, ¿necesitas hacerte algo?

—De hecho, sí, manicura.

—Te llamo en un rato, para avisarte dónde y hora. Chausito —dice finalizando la llamada.

Son las doce y no tengo nada para hacer. Me muerdo el labio mirando alrededor antes de suspirar. Miro a Marcus que sigue sentado en la isla de la cocina tecleando rápidamente en la pantalla de su laptop.

—No tengo ningún libro —hago un puchero.

—Las cosas llegan entre mañana y el viernes —me informa Marcus—. Puedes usar mi e-book.

—¿Desde cuándo usas uno? —pregunto sorprendida.

Marcus tiene la costumbre de leer los mismos libros que leo yo, ya que las editoriales siempre me están enviando nuevos libros para que les haga publicidad, él aprovecha y los lee antes o después de que yo lo haga.

—Lo compré hace unos días —se gira para mirarme—. Deberías comprarte uno, es más fácil llevarlo al set o a cualquier lado que vayas.

—Probare el tuyo, después lo pensaré —le sonrío y él revolea sus ojos—. Entonces... ¿Dónde está?

FUEGO © (Arder 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora