Primera parte de la Bilogía Arder.
Madelaine Dumont, es una actriz con talento abriéndose paso en el mundo de la fama, que al obtener un papel importante en la industria del cine se deberá trasladar a los Estados Unidos. País, en donde, se topará un...
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Madelaine
—Connor, ¿por qué tienes el pelo mojado? —pregunta Marie, su representante, y me tenso.
—¿Está mojado? No me había dado cuenta —responde él sarcásticamente.
—¿Y bien? —insiste la mujer.
—Y según lo que he aprendido en mis veintiséis años de edad es que cuando algo está mojado es porque ha pasado por agua... entonces estoy llegando a la conclusión que debe ser por el agua.
Un impulso de risa quiere escapar por mi garganta, pero lo detengo con una tos rara, que parece que estuviera expulsando un demonio, llamando más la atención de lo que quería.
Sigo tosiendo hasta que la sensación de risa me abandona, no podía comenzar a reírme cuando estoy a pocos metros de ellos y supuestamente dentro de otra conversación, que sinceramente no sé realmente de qué va.
—¿Alguna vez te tomarás las cosas en serio? —pregunta su representante.
—Siempre —contesta el magnate y de reojo observo que ha dejado a su representante totalmente indignada.
Después de mi supuesto ataque de tos, del cual creo que el magnate se dio cuenta de que estaba escuchando y era una risa porque me guiño disimuladamente su ojo, Connor nos llama para grabar la última escena del día, y por un tiempo en el estudio. Ya que comenzaremos a grabar en otras partes de la ciudad, e incluso fuera de esta.
—Montgomery —escucho decir a Connor rato después—, al fin apareces.
Me giro hacia la puerta para observar entrar a la asistente de dirección, la mujer quien no había estado presente en el estudio desde la primera reunión de bienvenida que tuvimos hace dos semanas aproximadamente. Según lo que nos confirmaron tuvo graves problemas familiares que necesitaba solucionar por lo que se ausentó.
—Ya estoy de vuelta para ayudarte —le sonríe sarcásticamente a nuestro director, quien solo pone los ojos en blanco.
Las horas que siguen pasan tranquilas, no hay ninguna intervención del productor en modo dictador porque sorpresivamente esta de buen humor, lo único que tengo que aguantar es a la estúpida de Samalgo diciendo cosas como que él está de buen humor porque lo invito a salir con nosotros, y tengo que tragarme el impulso de ir a decirle que está así porque me follo el coño desde atrás bajo el agua de la ducha hace media hora atrás, pero me contengo.
El viernes, grabamos fuera del estudio en una zona de la playa, y pasa igual de tranquilo que el día anterior sorprendiendo a todos, pero no cruzo ninguna palabra con el magnate que no sea por el trabajo.
—Maddy —me dice Marcus cuando el coche se detiene—. Ya estamos llegando a lo de Maxinne.
—Bien, ya le aviso —tomo el móvil y marco su número, después de tres tonos responde —Maxinne estoy abajo —aviso a mi compañera justo cuando estacionamos frente a su piso a unas cuadras de donde vivo.
