Madelaine
Pasaron dos días completos de la fiesta, desde que recibí aquel llamado que culminó con esa sensación que me había invadido todo el día de mi cumpleaños, ya que no fue en vano sentirme así todo el día porque al fin y al cabo la amenaza vino por mi.
—No sé qué hacer —le confieso a Marcus mientras cambio de una punta a la otra por el diminuto living de la suite del caro hotel.
Estamos solo nosotros dos aquí, ya que Connor se ha ido a una reunión de la empresa en la sede de Londres, y ha llevado a Eric con Keira para que pasen una tarde de tía y sobrino.
—No podemos dejarlo ganar —dice mi amigo.
—¡Pero que no tengo otra alternativa!
—Tener la tienes —dice mirándome con una mueca—. No es la mejor, pero la tienes.
—Eso significa mandarlo al muere —digo con ironía—. No voy a dejar que lo lastimen, no puedo hacer eso —determino.
—Bien —dicen entendiendo lo que quiero decir—. Entonces ya sabes que tienes que hacer.
Mi guardaespaldas más leal y confiable se pone de pie y comienza a caminar hacia la puerta.
—No hay marcha atrás de esto, Maddy —dice antes de cruzar el marco de la puerta.
Tengo muy en claro que no hay marcha atrás, y que arruinaré todo.
Tan solo espero que en un futuro pueda arreglar las cosas.
Voy hacia a la habitación a hacer lo que debo hacer para seguir manteniendo la calma en la vida de todos, aún incluso cuando eso significa que el sufrimiento lo padezca tan solo yo.
Dos horas después me encuentro sentada en el sofá escuchando como la puerta de la suite se abre dandole paso al magnate.
—Hola amor —saluda de buen humor.
Trago grueso cuando lo escucho, y quiero salir corriendo cuando veo que en sus manos trae un gran ramo de rosas rojas.
Cuyo ramo cae al piso en cuanto ve mi rostro de disgusto—. ¿Qué sucede? —pregunta acercando, intenta tocarme el rostro pero me alejo, provocando que frunza el ceño.
—Me voy —digo poniéndome de pie.
—¿Dónde? ¿Quieres que te acompañe?
No. Tan solo quiero que me eches y así no tener que romperte el corazón.
—Me voy por siempre —pronuncio cada palabra con dolor pero lo cubro con indiferencia.
—Madelaine, no te estoy entendiendo.
—Lo nuestro —nos señalo a los dos con mi dedo índice—, se terminó. Acá termina todo.
—Espera, espera —pide elevando su mano—. Te dejo durmiendo esta mañana en paz, me saludas con un beso, y cuando vuelvo quieres terminar conmigo, ¿de que me perdí?
—No te perdiste de nada —contesto secamente.
—¿Y la razón por la que quieres terminar? —pregunta en tono tranquilo, pero sé que no está para nada tranquilo en ningún sentido, su mano tiembla tratando de contenerse.
No te contengas.
¡Venga! Gritame, dime de todo, así podemos hacer esto más fácil para los dos.
Pero no lo hace, espera en silencio hasta que vuelva a hablar.
—¿Es que no te has dado cuenta?
—¿Darme cuenta de que?
—Yo no te quiero, Connor —digo sabiendo que eso lo lastimara, no quería usar esto para alejarlo pero si es necesario.
ESTÁS LEYENDO
FUEGO © (Arder 1)
RomancePrimera parte de la Bilogía Arder. Madelaine Dumont, es una actriz con talento abriéndose paso en el mundo de la fama, que al obtener un papel importante en la industria del cine se deberá trasladar a los Estados Unidos. País, en donde, se topará un...