FUEGO © (Arder 1)

Extra: Matrimonio

Antes de leer: Holis! Tanto tiempo... Quería comentarles que el mes de Octubre fue bastante largo y pesado en mi vida por lo que no pude escribir ni actualizar, pero ahora ya seguiremos con las actualizaciones como veníamos. Como dije hace tiempo a estamos en la recta final de FUEGO y explota todo.

Con respecto de este extra, es lo que sigue luego del capitulo 22... Pronto tendremos una nuevo capítulo... 

Proceda a leer

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Connor

Soy testigo de cómo el rostro de Madelaine se endurece, levanta su mentón y sus ojos se vuelven fríos al escuchar las palabras de Amelie, haciéndome notar que ha levantado nuevamente los pocos muros que había bajado conmigo en todo este tiempo en el que era más espontánea, menos rígida y más suelta y fresca.

Quiero tomarla del brazo y unir nuestros labios para que su capa de seguridad vuelva a desarmarse y poder explicarle lo que realmente sucede con Amelie y el matrimonio.

Veo como hace el intento de irse sin decir más nada pero su orgullo y educación no se lo permiten.

—Un gusto —hace una mueca haciéndole saber a la rubia que es todo lo contrario a eso—. Yo ya termine aquí —se dirige a la puerta queriendo irse pero hablo haciendo que se detenga.

Una leve esperanza aparece en mi pecho de que puedo arreglar rápidamente la situación, y que sus muros se han caído.

—Mad, por favor espera —pido.

—Mad nada —me corta y la leve esperanza que se había formado desaparece como .

—Déjala, una puta menos que te joda la vida y nos traiga problemas con la prensa —dice la rubia a nuestras espaldas.

Amelie ha cometido el peor error del mundo al llamarla puta.

—¿Disculpa? Yo no soy ninguna puta. Yo que siendo tú cuidaría mejor a mi esposo. Me preguntaría qué hago mal para que mi esposo se acueste con quien se le cruce, o aún peor, que ande detrás de alguien como yo —dice y sin esperar respuesta se va del camerino.

Una pequeña sonrisa de orgullo por sus palabras brota en mi rostro. Me encanta como es, y como no se guarda ni una mierda dentro de sí. Pero la sonrisa no tarda mucho en desaparecer cuando veo la enorme sonrisa de Amelie viniendo hacia mí para besarme.

Corro mi rostro hacia atrás y terminó trastabillando para atrás, haciendo que caiga sentado en el sofá que se encuentra detrás de mí, que hemos usado una que otra vez con Madelaine, y Amelie aprovecha la oportunidad y se sienta a horcajadas de mi.

—Levántate —le pido suavemente y con paciencia.

—¿Por qué? Hace largos meses que no nos vemos, amor —que ese tipo de apodo salga de su boca me enfurece de tal manera que ni yo mismo sabía que era posible.

—No me digas amor, Amelie —le digo entre dientes.

—¡Oh, vamos! Si la última vez que nos vimos te encantaba que te dijera así.

—La última vez que me dijiste así fue cuando me engañaste, y querías sonar arrepentida —alzo mis cejas confrontándola y veo como en su rostro pasa una mueca de dolor pero rápidamente se va, como todo lo que tiene que ver con ella.

—Bien —termina diciendo, pero sin salir de arriba mío—, pero no me has saludado...

—Hola Amelia —digo cortante.

—Como corresponde... como deberías saludar a tu esposa luego de no verla por mucho tiempo —habla con voz suave y susurrante, que alguna vez me gusto pero que ahora me repugna, mientras con una de manos con sus largas uñas postizas se va a mi nuca y ella se acerca cada vez a mi rostro.