Capítulo 35

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Madelaine

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Madelaine

Inmediatamente a la mañana siguiente le comunique a mi familia la decisión que había tomado.

—No entiendo porque quieres irte así —pregunta mi padre luego de que haya terminado de hablar sobre lo que iba hacer en el desayuno.

Disfrazando la verdadera razón por la que me iba.

Frente a mí estaba la taza vacía, esperando ser llenada por té o café, y diferentes platos, como era común los sábados a la mañana en la que desayunábamos todos juntos. Pero yo no había probado ni un bocado porque en cuanto puse un pie en las escaleras y sentí el olor a café me dieron náuseas.

—Después de todo lo que pasó... quiero irme... —no miento.

Me iría con mis abuelos a la isla en donde vivían. Nadie sabía la ubicación, tan solo ellos y yo, debido a que ya había hablado con mi abuela haciendo todos los arreglos. Ella no tuvo problemas en aceptarme en su hogar.

Allí comienza mis estudios de actuación de manera online, y secretamente tendría a mi bebé.

El bebé del que nadie podía enterarse por lo menos hasta que yo tuviera los medios, la fuerza y el poder para protegerlo de su padre y lo que venía incluido con él.

—¿Nos abandonarás? —preguntó Kei parpadeando para eliminar las lágrimas que amenazaban con salir de sus grandes ojos marrones—. No quiero que te vayas.

Me partía el alma ver a mi hermana pequeña así, pero ya no era por mi sola seguridad, ahora también tenía que velar por la seguridad de alguien más que venía en camino.

—No te abandono, solo necesito salir de aquí...

—¿Cuándo volverás? —pregunto fríamente Eleonor, me miraba con recelo desde hacía unas semanas, como si se hubiera enterado algo que yo no y eso le molestara.

Si bien nunca habíamos sido muy unidas, hasta hacía un par de semanas atrás nos llevábamos bien, y nunca me había esquivado de la forma en que lo hacía, o mirado como si yo hubiera hecho algo mal.

—No lo sé —respondí siendo sincera.

—Está bien —dijo mamá sorprendiéndonos a todos, ya que se había mantenido en silencio todo este tiempo, y parecía estar sopesando algunas ideas y pensamientos—. Te irás si es lo que quieres.

—Quiero salir de aquí.

—Tienes que tener en cuenta que no podrás ir y venir cuando quieras.

—Lo sé.

Sabía y tenía más que en claro lo que suponía ir a vivir a esa isla. El no poder entrar y salir cuando quisieras de allí, a menos que contaras con un avión privado, porque no era un lugar turístico y el pequeño aeropuerto que había no tenía vuelos diarios o semanales.

FUEGO © (Arder 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora